|| Luego de formar parte de unos de los robos más importantes de Argentina, Candelaria Araujo no se veía en la necesidad de robar nunca más.
O eso creía, hasta que Sergio Marquina le propone formar parte de un prometedor atraco.
Fecha de inicio: Ju...
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── Y... Ezeiza, Cuéntanos cómo fue el robo ese tuyo. ── Tokio se acomodó en su asiento. ── Qué a mi me da mucha curiosidad. ──
── ¿Les puedo contar? ──
── Por supuesto, les vendrá bien la información debido a que ambos atracos se asemejan. ── Respondió el profesor dando una mirada rápida a todos los presentes.
Los atracadores se encontraban reunidos, como de costumbre, hablando luego de almorzar.
── Lo recuerdo como si fuera ayer... ── Habló con un tono de melancolía que hizo soltar algunas risitas. ── Un día se me pasó una idea por la cabeza. ¿Es posible robar un banco sin que nadie salga herido? ¿O causando el menor daño posible? ── Ezeiza hizo un ademán con sus manos.
── No me digas que el atraco lo ideaste tú, tía. ── Preguntó Nairobi igual de intrigada que los demás.
── Obvio que la idea principal surgió de mi cabecita pero no hubiese sido posible sin la ayuda de terceros. ── Martín, pensaron Ezeiza, Berlín y el Profesor. ── Está idea era entrar al banco cuando este cerrado por un boquete hecho desde una casa cercana. ── Algunos asistieron con la cabeza al notar la similitud que poseía con el atraco que iban a realizar. ── Peero... había un problema. ── Alargó las palabras generando más incertidumbre.
── ¿Cuál problema? ── Preguntó Helsinki.
── Cuando el Banco está cerrado hay que enfrentarse a enormes e impenetrable puertas para ingresar, y ni hablar de todas las alarmas. ── Soltó un suspiro para luego darle un trago a su cerveza. ── Había protocolos de seguridad para actuar ante un asalto boquetero al banco y otro protocolo para actuar ante una toma de rehenes. Pero no había ninguna plan a seguir si sucedían las dos cosas al mismo tiempo. ──
── Hostia...── Se escuchó.
── Nadie jamás lo había hecho. ── Ezeiza sonrió ante las miradas asombradas de sus compañeros. ── Debajo del Banco había un gran desagüe pluvial, tardamos 1 año entero en hacer un pozo de 15 metros que conectó el desagüe con una de las habitaciones del Banco. Esa fue la salida. La entrada la hicimos por la puerta principal, estábamos armados con armas de juguete, los atracadores éramos 5. Hicimos una simulación de toma de rehenes y hasta tratamos huir con ellos. ──
── ¿Qué edad tenías? ── Habló Moscú.
── 20 añitos. ── Respondió. ── Dentro del Banco, si notabamos a algún rehén nervioso, lo dejábamos libre. ── Continuó explicando.
