|| Luego de formar parte de unos de los robos más importantes de Argentina, Candelaria Araujo no se veía en la necesidad de robar nunca más.
O eso creía, hasta que Sergio Marquina le propone formar parte de un prometedor atraco.
Fecha de inicio: Ju...
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Sábado 17:30 horas. 31 horas de atraco.
Atormentado por sus propios pensamientos, Moscú se despierta de la siesta. Su pecho sube y baja rápidamente debido a lo acelerado que palpitaba su corazón. Pequeños gotas de sudor se acumulaban en su frente y dentro de su mono rojo. Poco a poco se incorporó del sillón, a su lado derecho Ezeiza dormía en una posición algo incómoda, completamente indefensa. Y vulnerable.
Moscú sacó su pistola, la observó por unos instantes. Sólo bastaba de un solo tiro para acaba con la culpable de su recaída. Sin embargo, se retractó luego de imaginarse toda la escena. Ezeiza rodeada de un charco de sangre y sesos, su cuerpo poniéndose duro y frío. Era tentador de cierta manera, pero debía conservar la cordura. Y él no era de ese tipo de persona.
El hombre se levantó y fué en dirección a la puertas principales, estaba decidido a salir y tomar aire fresco. En el camino se topó con parte de sus compañeros, que le imploraron que se quedara quieto y no cometiera una locura. Las puertas fueron abiertas pero, para la suerte de la resistencia, Denver retuvo a su padre evitando que saliera al exterior.
La noticia no tardó en llegar a los oídos de Ezeiza, la cual propuso hacer una pequeña salida por el techo del lugar. De esa manera Moscú y parte de los rehenes tomarían aire. Nadie se opuso a la idea.
── Quiero que sepáis que esto no es una amenaza sino un favor que os pido a nivel personal, no como atracador. ── Comenzó a hablar Denver. ── Quiero que os pongais las caretas, las capuchas y que salgáis a la azotea sin hacer señales ni tonterías. Tan sólo 10 minutos, ¿vale? Salir, tomar el aire y entrar. ──
── ¿Que es lo que pretendeis, entretener a la policía? ── Arturo Román cuestionó, no muy seguro debía petición del oji claro.
── La policía está ya entretenida. Así que déjala en paz y no me alborotes el gallinero. ── Denver se alejó mientras seguía repartiendo las caretas.
── La del cebo. Nos quieren hacer la del cebo. ──
── ¿Que es eso? ── Preguntó el joven a su lado.
── Nos mandan ahí a los leones mientras aprovechan para salir por otro lado. ── Explicó Arturo alterado, llamando la atención de los demás rehenes.
── Vamos a salir ahí afuera por humanidad. ── Habló finalmente Ezeiza. ── Por que un compañero nuestro necesita respirar aire fresco. ── La intenciones de la joven era tranquilizar a los rehenes. A pesar de eso, muchos comenzaron a hablar por lo bajo.
── ¿En que puto mundo vivimos? ── Las miradas volvieron hacia la joven. ── ¿Ya nadie está dispuesto a hacer nada por nadie? A un compañero le da un ataque de ansiedad y ustedes no hacen otra que pensar en la del cebo. ── Puso sus manos en su cadera, tomando una posición dominante. ── No les va a pasar nada. ¿Quieren saber porqué? Porque nosotros también vamos a salir. ── Señaló a Moscú y a Denver, estos asistieron con la cabeza.
