Por segunda vez

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Eiden

-Esto es increíble...-Patrick está enojado-.

Hemos llegado a su casa, después de salir del incómodo encuentro en el hospital.

Ninguno de los dos puede encontrar una explicación a lo que viene a ser ''nada'' de esto.

Agarramos unos refrescos y nos los llevamos a su habitación.

-Ese hombre sabe más de lo que creemos.

Patrick me mira.

-¿Y? Aún así es como si no supiéramos nada. Nos han vacilado, tanto él como Sam.

Se deja caer sobre la silla de su escritorio. 

-Pero no tiene por qué haber sido una farsa, quiero decir...-intento explicarme-. Ya sabemos que ese hombre está mal. Pero, ¿misiones? ¿Qué misiones? ¿Y por qué lo llama así?

-¿Crees que tengo respuesta para alguna de esas preguntas?-refunfuña,pasándose las manos por la nuca.

Me quedo en silencio, y comienzo a dar vueltas en círculos en la habitación. Patt solo se toca la frente.

-No nos ha mentido. Nos lo ha dicho con todas las letras.

-¿El qué?

-Sam puede que esté siendo obligado a hacer algo que no quiere. ¿No le escuchaste? ''Por el bien de sus cercanos'', ''servir a la familia'', etc etc.

Patrick frunce el ceño confundido, mientras me escucha.

-Estás suponiendo cosas.

-No tiene por qué, mira...-agarro del escritorio las fotos que encontramos en la caja-. ¿Por qué estas personas no aparecen en ninguna parte? No tienen perfil, como si hubiesen desaparecido. Porque han desaparecido. Están muertas.

Patt me escucha con atención.

-¿Vas a empezar otra vez con lo del asesino?

-No es algo que tenga que resultar poco indiferente-explico-, puede ser una de las opciones. Nunca puedes esperarte nada de nadie, Patrick.

-De ti siempre me espero las cosas-sonríe-.

-Bueno, eso es diferente...

Suelto una risa.

Patrick se queda en silencio mirándome, y de repente agarra una almohada llena de plumas para golpearme con ella.

-Estas loquísimo.

Le esquivo para caer sobre la cama, y me vuelve a dar con el cojín, haciendo que vuelen cientos de plumas por todas partes.

Le empujo, evitando llenar mi pelo de miles de plumas pequeñas.

-¿Y si vuelves a videnciarme algo?-bromea.

-¿Videnciar?

-Ya sabes-empuja con la almohada-. Esas cosas que hacen las pitonisas.

Rompo en una carcajada.

Le doy una patada, que no esquiva a tiempo, y cae sobre la cama de espaldas. Ahora yo tengo la posesión del cojín.

¿Por qué lucimos tan infantiles?

-Basta. Si alguien nos viera,-comienzo a decir-...

Patrick se deja caer sobre la cama.

-Pensarían que estamos locos.

Me río ante sus muecas.

¿Por qué es tan jodidamente expresivo?

Una Verdad Perfecta [𝘾𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora