Una Verdad Perfecta [𝘾𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖]

Algo a cambio

Lissa

-¿Lissa? 

Mónica chasquea los dedos en mi cara.

Parpadeo del susto.

-¿Dónde estabas? ¿Otra vez por ahí por marte?

Trago saliva, pero no digo nada.

-O no, mejor, por la luna.

-¿Qué?

-Adivino, tienes la luna en Piscis.

No entiendo lo que está diciendo.

-¿De qué hablas? 

-La luna. Tu signo lunar.

Frunzo el ceño confundida.

-¿¡No sabes acerca de los signos lunares!?

Niego con la cabeza.

-Son los más importantes. Muestran en qué lado están tus emociones. Al menos sabrás cuál es el solar, ¿no?-pregunta.

-Solo sé que soy libra... Y ni siquiera sé qué significa eso.

-Tendré que espabilarte en ese tema-agarra una patata y se echa hacia atrás en el sillón. 

Yo sigo con la noche anterior en mi mente. No le he hablado a Mónica acerca del asunto, y espero que Patrick tampoco lo haga.

-Ah, por cierto. Después hemos quedado con Patt y Eiden. Otra vez.

Suspiro. No me gustaría volver a encontrarme con ellos, después de lo que pasó anoche.

-Pero antes tú y yo tenemos que hacer algo más emocionante-levanta las cejas, intrigándome-.

-¿Más emocionante?

-Vamos a entrar en la antigua casa de Sam. Pero primero tendremos que pasar por la puerta-suena obvia-. Y sé perfectamente cómo encontrar la llave.

Me quedo en silencio, esperando a que diga algo.

-¿Y bien?

-¿Lo puedes intentar adivinar?

-Mónica, no estoy para juegos ahora.

-Hoy te has levantado arisca. ¿Acaso te ha pasado algo que no me hayas contado?-arquea una ceja.

Esta chica es demasiado lista...

Y yo demasiado descarada.

-No.

-Entonces forma parte de tu trastorno de la personalidad-se despreocupa, como si fuese lo más normal del mundo-.

-Ey, no tengo ningún trastorno.

-Oh, sí que lo tienes.

Le doy un codazo, y ella responde robándome una patata del plato.

-¿Y cómo se supone que vas a encontrar la forma de entrar a esa casa?

-Ya la he encontrado.

-Ah...

Señala a una de las mesas del comedor, disimuladamente.

Yo le sigo el dedo con la mirada, y acabo fijando los ojos en Olivia.

-No lo dirás en serio.

-Ohh, sí, nena.

Me quedo mirando hacia la mesa.

Olivia, la insufrible y repugnante Olivia. Ya tuvimos algunos que otros problemas con ella hará un tiempo atrás. Y quedamos en que nunca volveríamos a acercarnos a ella para nada.