Un juego ahogado

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Lissa

-Aún no entiendo cómo Olivia te pudo dejar la  llave así como así.

Me encuentro con Mónica, en su casa. Después de volver del extraño saqueo del cuarteto, decidí ir a su casa.
Para pasar un rato juntas, y sincerarnos un poco.

Últimamente no lo estábamos haciendo mucho. 

-Ya te dije que no pasó nada-está más seria de lo normal-.

-No me creo nada, pero haré como que me fío de ti-bromeo-.

Ella sonríe y me tira un puñado de palomitas a la cara.

-¿Cómo no pudiste decirme que fuiste con Sam al bosque?

-¡Eh!-me como las palomitas que ha dejado.

-Serás cerda mentirosa...-aparta el bol a un lado y se echa sobre mí-.

Comienza a hacerme cosquillas y yo no paro de reír.

-¡Eh! ¡Eh! ¡Para!

-Te lo mereces por no contármelo-sigue hincándome las uñas, hasta que para-. Pero tengo la manicura y no quiero que se me lastimen.

Suelto una carcajada.

Mónica y sus cosas.

-En realidad...-me coloco los mechones de pelo detrás de las orejas-No fue tan malo como yo pensaba.

Me mira.

-Es decir, no me hizo nada.

-Ya sabes que no puedes fiarte de él, ni de sus palabras-agarra de nuevo el bol de palomitas-.

-Lo sé.

Divago por unos segundos.

-Patrick y Eiden no saben toda la verdad.

-¿La verdad de qué?

-De lo que hice con él en el bosque.

Mónica deja de masticar y para la mandíbula, analizando lo que acabo de decir.

-¿Y qué hicisteis?

Mónica es muy curiosa. Siempre lo ha sido.

Pero tengo suerte de que siempre puedo contar con su palabra.

-Me tumbó al suelo y me besó por el cuerpo.

Mi amiga vuelve a dejar de masticar. Me hacen gracia sus gestos.

Pero quiere que siga hablando.

-E intentó convencerme de que aquella noche perdí la virginidad en su casa.

Ahora sí que deja de masticar por completo, y aparta el bol de palomitas.

Cruza las piernas y se coloca delante de mí.

-Para empezar, no tiene pruebas de ello. Y para continuar, la única prueba fiable es comprobar si realmente la has perdido.

Frunzo el ceño en confusión.

-¿A qué te refieres?

-Podrías ir al ginecólogo.

Lo pienso por un segundo.

-Sería extraño, y vergonzoso al mismo tiempo.

-No tiene por qué.

-Imagina llegar allí pidiendo que te examinen la vagina para comprobar si realmente has perdido la virginidad porque no te acuerdas de lo que hiciste una noche en la fiesta de un gilipollas.

Una Verdad Perfecta [𝘾𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora