México 2 - Eiden y Patrick

20 5 31
                                    

Mónica

-Que quién era ese-sigue insistiendo, porque ve que no le contesto nada-.

-Lissa.

-Qué.

-No te preocupes, por favor.

-Si me dices eso me preocupo más.

Doy un largo suspiro. No sé cómo decirle lo que ha visto sin sonar como una puta loca.

Me quedo callada otros segundos más.

-QUE ME LO DIGAS DE UNA VEZ.

-Vale, vale-le hago un gesto para que se tranquilice-. Joder. Poco de Libra tienes tú.

-¿Te refieres a mi signo?

-Eres la única Libra del grupo.

-Vale. Pero no me cambies de tema-hace una pausa, para volver a lo que estábamos hablando-. Te ha dado algo, lo he visto.

-No es nada. No te preocupes.

-Mónica... Que no me mientas-relaja la voz, y ahora suena más seria-.

-Pues tampoco me mientas tú a mí entonces.

-¿Y en qué te miento yo?

-Llevas toda la semana emcondiéndote lo que te pasó con Sam aquella noche-se lo suelto de repente-. Aún no sé si follasteis, si te lo tiraste, si te dio la información, o si simplemente no conseguiste nada.

Se queda callada.

-Lo que tú me estás escondiendo es más fuerte.

-¿Ah, sí? De hecho, no. Yo no he estado una noche en el bosque liándome con un asesino.

Esto último lo digo demasiado alto, y toda la gente que nos rodeaba se gira hacia nosotras.

Olvidábamos que nos encontramos en medio del terminal de un aeropuerto.

-Vámonos de aquí-le agarro suavemente del brazo, y salimos del edificio-.

Cuando nos encontramos en un lugar con menos gente, Lissa vuelve a hablar.

-Ya te dije que en el bosque solo hablamos.

-Claro, y ahora voy yo y me lo creo.

Se hace un silencio.

-¿Te parece normal que tú me estés escondiendo eso? Después de todas las cosas peores que nos hemos confesado.

-Es que esto es distinto, Mónica.

-¿Cuánto de distinto? Necesito saberlo todo. Así no podré ayudarte. Porque sé que no estás bien.

-Yo también necesito saber lo que te traes con ese hombre.

-Eso no tiene importancia, Lizzy.

-Sí, sí que la tiene. Parece un concejal de la familia real con sus tres guardaespaldas, o peor, un jefe de la mafia, como en las películas.

Me quedo en silencio un momento.

A veces es tan lista que me asusta.

-Mira...-me decido-. Tú me estás escondiendo algo, y yo te estoy escondiendo algo. Así que, o nos sinceramos las dos, o no se sincera ninguna.

Somos amigas, desde hace mucho. Y es horrible que finjamos que tenemos confianza cuando no podemos contarnos aquello que más nos atormenta.

Nadie en este mundo sabe más cosas de mí que ella. Y si no continúa siendo así, iremos cuesta abajo y sin freno.

Una Verdad Perfecta [𝘾𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora