¿Una pequeña mentira?

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...

Una semana más tarde

Lissa

-No me convences -Mackenzie se cruza de brazos-.

-Pues me da igual, la verdad -dice Brenda, y continúa batiendo la peculiar mezcla-.

-Pero, ¿qué se supone que lleva eso? -me da por preguntar, ya que nunca me fío de los extraños experimentos de mi amiga.

-Frutisha -dice Brenda-.

Mónica no puede evitar echarse a reír después de escuchar eso, a pesar de estar lejos de nosotras.

-¿Qué cojones es frutisha?

-Mi zumo estrella con toque tropical del sur de las Bahamas y paraguayos.

Obviamente se ha inventado toda la frase. Yo me limito a suspirar y me acerco a Mónica, que está sentada en el sofá, y la sobresalto abrazándola por detrás.

-Ay -ella da un brinco, pero me sonríe como tonta-.

-Hola mi vida.

-Vaya, cuánto tiempo. ¿Qué tal de tu vida, Lissa?

Me río.

-Pues genial. Ya sabes que a mí no me gusta vivir muy a lo loco -hago un gesto para acompañar mi frase ridícula-.

-A lo locooo -me imita, y se echa hacia atrás para agarrarme de imprevisto y tirarme al sofá-.

Después de acomodarme sobre él y revisar que los caros cojines comprados por mi madre no se hayan dañado ni aplastado de nuestras tonterías (Jannet me mataría si fuese así), me giro y le pregunto.

-¿Qué tal tu sesión de esta mañana?

Mónica lleva una semana asistiendo a sesiones con el psicólogo especializado que le recomendaron aquel día de la forzosa declaración. Todos los días debe ir a comisaría para tener una larga charla y recibir un tratamiento sencillo. A pesar de que no le agrade pisar ese edificio cada día, intenta llevarlo con la mayor madurez posible.

Sé que intenta dar lo mejor de sí para avanzar cada día un poquito más.

-Muy bien. Me ha pintado unas marcas en los brazos -me las enseña-, que según él servirán para controlar mis impulsos de arañarme constantemente sin ningún sentido.

Le miro los brazos, y luce muy graciosa con unos dibujitos hechos a rotulador sobre la zona cercana a sus muñecas.

-¿Mañana irás otra vez?

Niega con la cabeza.

-No creo. Además, mañana tenemos lo de la obra del instituto.

A pesar de que la presentación es dentro de un mes, aún nos queda muchísimo por hacer, con el grupo.

-Y en un rato viene Denn.

Ella arruga las cejas.

-¿Denn?

-Ajá -asiento-.

-Qué monos -no dice nada más-.

Yo pongo los ojos en blanco, y decido cambiar de tema. Ya que mi amiga no parará hasta sonsacarle más cosas. Y como ya las sabe todas, tengo miedo de por dónde sacará el próximo tema.

-Oye, ¿lo llevas bien? -le pregunto. Quiero asegurarme de que no le estamos forzando a usar tiempo que necesita para ella, para su salud mental y física, y para pasar tiempo con ella misma, con su nuevo cambio.

Una Verdad Perfecta [𝘾𝙤𝙢𝙥𝙡𝙚𝙩𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora