CAPÍTULO|13

5.3K 532 285
                                    

KIN

-Dilo.

-¿Qué?

Nuestras respiraciones estaban entrecortadas después de aquel beso y no sabía por que hablábamos en voz baja si estábamos solos.

-Que me amas.

Estaba debatiéndome internamente entre seguir, parar, decírselo o callar.

-Lo que te dije esta tarde es verdad, esto tiene que terminar Donovan por mucho que te ame.

-No te creo -sus besos se esparcieron por mi cuello y mis clavículas mientras sus manos se encargaban de tirar de mi bata para obtener más disponibilidad de mi cuerpo-. Tan sólo mírate Kiny ¿Por qué no me detienes? Tu cuerpo contesta a todas mis caricias.

-Eso no significa nada.

Volteó a verme con fiereza a los ojos.

-Si te quieres engañar a ti está bien.

Sin avisó se invitó a pasar solo y me pegó a su cuerpo, cerró la puerta a prisa y me cargó. Me llevó en sus brazos hasta la misma mesa que solía tener en mi antiguo hogar.

Con una sonrisa la observó y luego la acarició.

-Te extrañé mi vieja amiga.

Donovan la reconoció y me puse tan roja por sus palabras que me podía mezclar muy bien entre un huerto de fresas, aunque era innegable que esa mesa nos dio el mejor sexo del mundo alguna vez y estaba acordándome de aquello cuando su voz me interrumpió:

-A de ser una tortura desayunar aquí todos los días con esos recuerdos tan calientes ¿verdad?

Atrapada de nuevo.

Sus manos frías acariciaron mi piel que de inmediato se erizó. Levantó mi mirada y su sonrisa socarrona lo adornaba muy bien.

-Todavía me amas y se que no quieres terminar con esto ni en un millón de años y no me lo tienes que decir pero quiero escucharlo saliendo de tu boca. Puedo esperar toda la noche o torturarte si es necesario.

-No eres Christian Grey ni algún badboy de cuento.

-Porsupesto que no. Soy Donovan maldito buen cogedor Chalamet Pearlman y tengo mis propios métodos para hacerte gemir mi nombre.

¡Por los dioses de lo caliente y lo excitante! Me dejaba con la boca abierta pero tenía que disimular ya no era la Kin de antes. ¡Ya no! Así que me acerqué más a él intentando imitar su mirada.

-Pruébalo -lo rete.

Donovan miró al techo por unos segundos y cuando su vista volvió a mi lo reconocí, ahí estaba mi dios griego personal del sexo y estaba listo para utilizar su mejor poder.

Pegó su cuerpo más al mío y lentamente sacó el listón de mi bata.

-¿Puedo? -preguntó a la vez que levantaba sus hermosas cejas.

No sabía que, pero estaba segura de que no me haría daño y sólo moví la cabeza para darle mi aprobación, entonces sujeto mis manos y las ató con suficiente fuerza para que no pudiera zafarme.

Sin quitarme los ojos de encima sus manos se posaron sobre mis piernas y sus dedos fueron deslizándose suavemente por mis muslos hasta alzar mi poco sexy camisón de conejitos.

Su aliento estaba sobre el mío y nuestras miradas chocaban llenas de deseó.

-¿Que me vas a hacer? -le pregunté.

-Te voy a recordar porque esto todavía no puede terminar.

Lentamente levanto mis brazos amarrados y me recostó sobre la fría mesa.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora