CAPÍTULO|45

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KIN

Amaba sus perfectos ojos verdes y la intensidad que se reflejaba en ellos, aquella chispa hermosa que siempre solía esconder de todo el mundo menos de mí.

No dejábamos de mirarnos e incluso tal vez hasta habíamos dejado de respirar y todo pareció tan eterno pero solamente fue ese pequeño momento en el que yo le pedí que me hiciera el amor y él atrajo mi rostro para que nuestras bocas chocarán en un cálido y delicioso beso.

Los dedos de Donovan estaban un poco fríos y acariciaban mi nuca con delicadeza creando un pequeño camino hasta que se enredaron en mi cabello que estaba hecho un desastre.

-Oh Hades... -lo escuché susurrar en un pequeño respiro que nos dimos.

Abrí los ojos para no perderme ningún segundo de su existencia.

Se quitó el abrigo y comenzó a desabotonar su camisa, no pude evitar morderme el labio mientras esta se deslizaba y caía al suelo.

Deseaba tocarlo y deleitarme acariciando su cuerpo, pero Donovan inmediatamente me miro con sus intensos ojos y me dejó paralizada al ver asomado en ellos todo el deseo que desbordaba.

Como si supiera lo que yo deseaba me tomó de ambas manos y las puso sobre su pecho desnudo haciéndome recorrerlo lentamente tan deseablemente hasta llegar a la orilla del pantalón.

-Adelante -¡Por Eros! Su voz..., era esa erótica voz que me hacía palpitar.

Deje de respirar en ese instante y mis manos se aferraron tan fuerte a la tela de su pantalón porque juraba que estaba en un sueño y en cualquier momento saldría flotando por culpa de todas esos colibríes que volaban dentro de todo mi cuerpo haciéndome temblar como si aquella fuera mi primera vez en todo.

Al notar que me había quedado inmóvil Donovan sacó una sonrisa traviesa y continuó hablando:

-Kiny..., mi diosa personal.

Dioses, todavía ni si quiera me tocaba pero su voz ya me tenía mojada.

Sin perder el tiempo mordió mi labio a su vez que su mano bajaba lentamente hasta colarse bajo mi falda, sus dedos deseos no pararon en su camino por mi piel hasta sostener mi ropa interior.

-Encaje -mencionó con seguridad-, mi favorito -se lamió los labios lentamente o al menos así me pareció a mí-. Es tan suave, tan sexy ¿Te parece cómodo..., Kiny?

-N-No demasiado pero...

-A mí sí, es tan fácil de quitar, tan fácil de -¡Crash! Se escuchó la tela rasgándose-, romper.

Abrí la boca pero no tenía nada que decir, me había quedado sin palabras y mi mente estaba en blanco.

Solamente bastó un pequeño tirón para que mis pobres bragas cayeran al suelo y no tuve tiempo de recapacitar sobre eso porque los dedos de Donovan ni tarde ni perezosos alcanzaron la línea de mi entrada hasta deslizarse con perfecto conocimiento hacía dentro con suavidad.

Un pequeño gemido salió de mi boca y apreté mis ojos como un intento vano de contener la deliciosa sensación.

Todo mi cuerpo se activó de inmediato, mi piel se enchino, mis pezones se alzaron, el frío despareció y sentí el calor recorrer todo mi rostro y mis orejas.

-Estas tan lista para mí.

Saco y metió su dedo al menos un par de veces más antes de que yo pudiera realmente recobrar la cordura y mover mis manos para desabrochar su cinturón y el pantalón.

No reparé en mis movimientos, en ese momento era presa de mi instinto, de mi deseo y no tuve que batallar para encontrar su perfecta, dura y caliente erección de la que mi mano se apoderó de inmediato y sin hablar el subió mi pierna y ambos nos empujamos uno contra el otro hasta quedar unidos.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora