CAPÍTULO|14

5.5K 543 268
                                    

KIN

Joder, joder, joder. Creí que Noah no iba a llegar esa noche y yo estaba atada de manos con las piernas temblándome y con mi ropa interior botadas en algún lugar de la cocina.

-A mi recamara ¡Rápido, rápido! -demande con esa especie de susurros que se gritan. Donovan no se veía nada asustado, más bien estaba divertido y me cargó sobre su hombro cual costal de papas.

-¡Mis bragas! -las vi tiradas a un lado de la mesa pero ya era demasiado tarde para recogerlas.

-Te encanta abandonarlas por todas partes -escuché a Donovan decir con una risita mientras corría conmigo en brazos.

Ni medio segundo pasó cuando mi hermano entró, escuchamos el tambaleó de sus llaves y enseguida sus pasos dirigiéndose al pasillo.

Donovan se apresuró y me acostó sobre la cama

-Ayúdame a taparme ¡Rápido! ¡Dioses, dioses!

Casi sentía que se me iba el alma y ni bien lo hizo fue a esconderse bajo la cama. Unos segundos después Noah toco a mi puerta y al no recibir contestación se asomó y me deseo las buenas noches pensando que estaba bien dormida.

No me moví hasta escucharlo encerrarse en su recamara y hasta entonces al fin respiré y Donovan al subir junto a mi tuvo que tomar una almohada para ahogar su risa.

-No es gracioso -le reproche, pero yo también me puse a reír.

Una vez que nos calmamos volteó a mirarme y su rostro cambió. Se acercó a besarme así sin más, con una caricia suave y demasiado disfrutable.

-¿En que nos quedamos? -preguntó.

Estaba con la guardia tan baja por su dulce beso que no pensé correctamente en mis palabras y se me salió decir lo primero que pensé:

-Que tal vez esto no debería de terminar..., que diga, esto debería de terminar ya. Noah nos pudo haber descubierto y hasta donde él sabe, yo sigo muy enojada contigo.

Donovan simplemente negó con la cabeza y sacó una de esas sonrisitas disimuladas que casi nadie detectaba.

Se puso de cuclillas y se apresuró a quitarse el abrigo y la camiseta que se le veía muy bien.

Yo me mantenía amarrada de manos con las piernas apretadas debajo de mis sabanas, observando el espectáculo; mi piel se erizo y comencé a respirar un poco agitada al verlo desnudarse.

¡Dioses! Se veía tan bien, un poquito más maduro, un poquito más salvaje y algo que no había notado por la tarde..., tenía el tatuaje de un sol a un costado sobre su pecho limpio.

No dije nada. Me hice la disimulada pero sabía que era por mi, bajé la mirada a la par que Donovan se quitaba los pantalones y una vez que se quedo sin ellos se acercó y me beso.

Completamente silencioso y con mucho cuidado me quitó las sabanas y se acomodó entre mis piernas; comenzó a besar mi cuello y mis clavículas pues él más que nadie sabía lo mucho que me encendían sus caricias en esa zona.

Yo me limité a disfrutar y acariciar su cuerpo con las yemas de mis dedos, jugaba traviesa por todo su torso hasta que de pronto llegué más abajo.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora