CAPÍTULO|18

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KIN

El mesero llegó a interrumpir antes que yo pudiera responder cualquier cosa y dejó frente a nosotros un par de postres. Nos ofreció volver a llenar nuestras copas y a mí me pareció muy bien pero Morfeo muy responsablemente declinó la oferta y se pidió otro vaso con agua.

Cuando nos quedamos solos otra vez él volteo a mirarme con una sonrisa y tomó un pequeño bocado para luego acercarlo a mi boca. No pude negarme y esa tarta de chocolate fue todo un deleite que terminó de distraernos por completo.

Cuando me di cuenta ya estábamos dando un paseo mientras nos reíamos intentando adivinar lo que la gente a lo lejos decía. Pasamos por una librería cuando vi el libro de Donovan exhibido en el aparador y de pronto la sonrisa se me desapareció.

De sólo recordar cómo me miró cuando se fue con Margot me morí de las ganas por llamar a mi jefa y pedirle su número para poderlo encontrar pero eso no sonaba a buena idea de ninguna forma si quería seguir conservando mi empleo.

Morfeo se dio cuenta inmediatamente de mi seriedad y me preguntó si me encontraba bien, yo le mentí diciendo que solamente estaba un poco cansada pues no quería ser grosera pero el chico inmediatamente sugirió llevarme a casa, lo que internamente agradecí.

Ya no hablamos mucho en el trayecto pero cuando llegamos él no dudó en tomarme de la mano y regalarme una sonrisa.

-Espero no haberte asustado con mi confesión -sus orejas coloradas delataron lo avergonzado que estaba.

-Fue un poco sorpresivo nada más. Yo fui sincera contigo y espero que lo puedas entender.

-Lo entiendo perfectamente. Tienes que arreglar tus ideas.

¿Por qué era tan gentil y lindo? Tal vez Eros me quería hacer una broma.

-E-Exactamente...

-Bueno, quiero que sepas que soy un gran chico y yo nunca te voy a lastimar.

Fruncí un poco el ceño, ese comentario fue tan...

-Donovan no me lastimó...

-Un pequeño malentendido que te hiere tanto hasta hacerte tener un accidente de auto no es cualquier cosa, supongo...

Tal vez mi mirada se entristeció al volver a recordar todo, no era cosa fácil y de alguna forma Morfeo tenía razón y cuando se dio cuenta inmediatamente se acercó a abrazarme.

-No, no, pero no te pongas así Kin ¡Que tonto soy! Perdóname por ponerte triste con mis palabras.

Sin poder evitarlo yo también lo abracé y se sintió demasiado bien, además olía precioso y se estaba muy a gusto entre sus brazos.

-No es tú culpa. Es que yo, todavía no confrontó toda la situación y...

-Está bien. No tienes que explicarlo -me tomó del rostro y me miró con una sonrisa-. Estoy seguro de que lo peor ya pasó y ahora simplemente debes elegir ser feliz.

Le devolví la sonrisa.

-Gracias por lo de hoy.

-No me agradezcas todavía. Cuando estemos frente al altar entonces si puedes agregarlo a tus votos.

«Espera ¿Qué?» Mi cara de incredulidad a de ver sido todo porque Morfeo se echó a reír por lo alto.

-Solamente estoy bromeando Kin. En realidad primero quiero viajar y..., uno de estos.

Estaba tan desprevenida que nunca esperé a que me diera un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de mis labios y luego sin más se puso el casco de nuevo y subió a su moto.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora