CAPÍTULO|36

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KIN

Hubiera sido bueno que lo más loco que me hubiera sucedido ese día fuera hablar con Margot pero no, eso apenas era el comienzo de todo.

Fui hasta mi escritorio con la sonrisa más fingida de toda la vida y la saludé.

-Rico café.

-¿Si verdad? -Yo ni siquiera había alcanzado a probarlo.

-Y ¿Todo está bien? -preguntó con ambas cejas levantadas.

-¿Qué? Oh, claro que sí.

-Es que saliste hecha una bala.

-Todo está bien, te lo prometo.

Margot ya no insistió y continuó tomándose mi café, momento que aproveché para sacarle toda la verdad.

-Entonces ¿Qué tal les fue?

-Fue fabuloso. Es que Donovan -hablaba de él como si fuera un dios del olimpo-, tiene un encanto que..., no sé ni porque intento describírtelo, creo que lo sabes.

Al escucharla si hubiera estado comiendo algo me hubiera atragantado o seguramente se lo hubiera escupido en la cara.

-¡¿Qué?! No... no sé a qué te refieres.

-Hay por supuesto que lo sabes. A menos que desde su primera experiencia en la firma de libros a estas que tuvimos haya cambiado su forma de ser.

-A..., eso bueno, no lo sé, conmigo fue súper profesional -mentí.

-En fin, es tan lindo y amable. Tiene un exquisito no sé qué, que hace a todos quedarse embobados mientras habla en las conferencias, incluyéndome a mí -Margot hizo un gesto soñador-. Que envidia tengo de la chica que tiene su corazón.

Aunque quería disimular con todo aquello me resultaba dificilísimo ocultar mi interés.

-¿Una chica?

-Si -mi jefa se acercó más y hablo lo más bajo que pudo para que nadie pudiera escucharnos-. Una noche mientras cenamos se lo pregunté, ya sabes, si tenía novia. No podía sacarme la duda desde la charla que tuvimos la última vez.

-Y... ¿Qué dijo?

-Dijo que había una mujer muy importante en su corazón y que la amaba ¿Puedes creerlo? ¡Amor! -el aire se me fue por unos segundos ¿Podría estar refiriéndose a mi o...?-. Y yo que decía que no había pista alguna de alguien en su vida -interrumpió mis pensamientos.

-Entonces ¿No pasó nada entre ustedes?

-Nada -me miro con emoción-. ¿Por qué? Te llamo la atención después de lo que te comenté la otra vez ¿Verdad?

Levanté las cejas y me hice la loca.

-Nada de eso, es que vi tus historias en el bar y parecían tan unidos.

-Si bueno, creo que estábamos bastante tomados y por lo que alcance a apreciar él parecía necesitarlo demasiado. Incluso lloró

-¡¿Qué?! -no pude evitar demostrar mi sorpresa y casi todos en la oficina voltearon a vernos en cuanto me escucharon-. Eso es..., ya sabes, no es muy profesional.

-Por favor Kin, no seas tan dura. Lo hubieras visto, el pobrecillo se disculpó y salió a tomar el aire para disimular ¿Y sabes qué? Incluso así es todo un caballero.

No conteste, estaba sin palabras pero a Margot no parecía importarle, ella siguió hablando.

-Cuando fui a buscarlo me tropecé por culpa de un par de borrachos y me lastimé el tobillo, pero él me ayudó a llegar a mi cuarto en el hotel.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora