CAPÍTULO|42

2.9K 358 119
                                    

KIN

Cuando llegamos a la sala de urgencias me sorprendió escuchar a mi hermano decir que él era el contacto de emergencia de Donovan.

A pesar de que iba con el corazón en la mano no pude dejar pasarlo desapercibido, aunque no lo cuestione en ese instante y me limite a esperar junto a él mientras alguien llegaba a darnos informes.

La enfermera insistió en que solamente uno de nosotros podría quedarse esa noche y voltee a ver a Noah. Él supo inmediatamente quién de los dos lo iba a hacer y ni siquiera intentó persuadirme de lo contrario.

Cuando entré a la habitación encontré a Donovan dormido y ahogué un suspiro para no despertarlo. Se veía tan tranquilo y solamente sumido en esa paz obligada tuve el tiempo para contemplar su rostro con detenimiento y darme cuenta de lo difícil que había estado pasándolo.

Estaba tan pálido y sus labios carecían de ese intenso color durazno que tanto me gustaba, bajo sus ojos podían apreciarse las ojeras rojizas y un poco moradas de todas las noches que había pasado en vela y con seguridad puedo decir que hasta sus pómulos estaban un poco más marcados.

Unas cuantas lágrimas se asomaron y rodaron por mis mejillas, me acerqué hasta la cama y lo tomé de la mano con todo el cuidado, pero en ese instante abrió los ojos con mucha debilidad y con ayuda de la poca luz alcanzó a distinguirme.

-¿Kiny?

Me limpié los ojos y le sonreí lo mejor posible.

-Esa soy yo -aunque fallé un poco al ocultar mi voz entrecortada.

-¿Qué ha sucedido?

-Te desmayaste en el aeropuerto. Estas en el hospital.

-Mierda...

-Pero ahora estas mejor. Dijeron que es fatiga extrema.

-Solamente fui a dejar a papá, lo vi entrar a la sala de abordaje y luego..., no puedo lograr acordarme.

De pronto se tocó la cabeza y se quedó mirándome en silencio, la forma en la que frunció el ceño me lo dijo todo. Estaba preocupado.

-Odio los putos hospitales.

-Está bien, no pasa nada.

Me acerqué a abrazarlo y escondí mi rostro en su cuello y su cabello un poco más largo y disparado.

-Te extrañé -mencioné sin reparos.

-Joder Kiny -lo sentí moverse un pelín y besarme la cabeza-. Gracias por estar a mi lado.

En un principio pensé que se refería a ese momento en específico.

-No hay de que. Casi obligue a Noah para que me dejara quedar a mí.

Volteé a mirarlo y él sonrió, fue un poco débil, pero sonrisa, a fin de cuentas.

-Yo me refería a... -negó con la cabeza-, olvídalo. Ven aquí.

Intento sacar su brazo de mi peso para poder tomarme el rostro, pero en ese inocente movimiento alcanzo a rozar mi vientre y me sobresalte.

Di un respingo e incluso me alejé.

-¿Todo está bien? -preguntó preocupado.

-S-Sí... es que yo, de pronto sentí un poco de... mareo. Es que no cené.

¡Por todas las diosas! Había olvidado lo de mi problemita... ¡No, no, no! Aquello no era un problemita y en cualquier caso, no solamente era mío, era de ambos, de Donovan y mío.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora