CAPÍTULO|16

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DONOVAN

Ni si quiera me quería ir, deseaba quedarme con Kin hasta el amanecer pero todavía había cosas que arreglar antes de poder despertar tranquilamente con ella sin la amenaza de que su hermano y yo termináramos golpeándonos. No había necesidad de hacer más problemas.

Fue a despedirme hasta la puerta donde la sujete por la cintura y nos abrazamos como si el mundo se fuera a acabar, ella me sonrió y enseguida cerró silenciosamente.

Los días pasaron y no la podía dejar de pensar. No me la podía sacar de la cabeza ni para dormir porqué, lo que habíamos vivido los últimos días simplemente fue la confirmación de lo jodidamente enculado que ella me tenía.

Ya era fin de semana, había terminado mi nueva novela una semana antes y el cansancio me estaba pegando al fin con todo. Ahora que había cumplido, que seguramente podría conciliar el sueño e irme a dormir soñando que vería a Kin de nuevo en unos cuantos días más no pude resistirlo y me apresure a empacar una maleta y subir a mi camioneta antes de lo prometido.

Necesitaba recuperar todo el tiempo que habíamos perdido y demostrarle que si me daba otra oportunidad lo nuestro iba a valer la pena para toda la vida.

Los ojos casi se me cerraban estando en la carretera pero no quise parar por un café y entre bostezos y música al fin llegue a la ciudad y fui directamente hasta el edificio de la editorial.

Estacioné mi camioneta un par de cuadras atrás para que Margot no la viera y lo reconociera de nuestras reuniones en el pasado para hablar sobre negocios y me escondí tras un arbusto a lo lejos para sorprenderla aunque ella fue quien me sorprendió a mí, como siempre se veía preciosa y mi corazón pálpito como un loco al verla pero, ni bien salió del edificio un fulano se le acercó y la recibió con un ramo de flores.

Y no eran cualquier fulano, si no el tipo de la otra noche en el bar, el mismo que se la había llevado a comer el día de la firma de libros y joder..., fue como si hubieran soltado a la enorme bestia atrapada adentro de mi.

¡Por Hades! Quería arrancarle los ojos por la forma en la que la miraba.

Con la furia de los dioses acumulada dentro de mi pero con la paciencia de Hestia para no llegar y hacerlo comerse el puto ramo de flores rápidamente fui tras ellos.

-Kiny ¿No me presentas a tu amigo?

Habría amado poder abrazarla y plantarle un beso fuerte y acalorado para que ese tipo supiera que Kin ya tenía alguien que la adoraba como la diosa que era pero era imposible si estábamos frente a la editorial y no sabía que consecuencias nos podía dar vernos tan enredados cuando ni siquiera teníamos una relación seria..., todavía.

Incluso hasta el sueño me desapareció y vi con triunfo que él fulano ese no parecía nada contento de tenerme ahí y nos quedamos mirando firmemente a los ojos con una gélida sensación que avisaba que venía una tormenta.

-Entonces... -insistí.

-Si Kin-kin -¡Ese imbécil! ¿Qué mierda significa eso? El único que podía llamarla de una manera linda era yo-, preséntanos a tu amigo por favor.

El tipo me sonrió pero era obvio que lo hacía de forma burlona.

-Bueno...

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora