CAPÍTULO|9

5.6K 632 166
                                    

KIN

La charla con Morfeo se tornó tan agradable en medio de un café y una rebanada de pastel para cada uno que no supe en qué momento pasó el tiempo tan rápido.

-Al principio cuando te vi no estaba muy seguro de que fueras tú pero, tenía que comprobarlo ¿Verdad?

-Verdad. Es mejor intentar que quedarse con la duda.

-Eso mismo pensé. Me hizo mucha ilusión verte a los lejos y saber que todo te salió bien.

-Todo en parte gracias a ti, tú me ayudaste a seguir con mi vida.

-No es algo que deberías de agradecerme, amo ser paramédico y simplemente estaba haciendo mi trabajo aunque... -sus mejillas se tornaron rojizas y evadió mi mirada-, contigo fue diferente.

-¿A qué te refieres?

-Cuando dijiste mi nombre y me miraste a los ojos yo, me hiciste sentir una conexión que... -sonrió un poco tímido y su mirada volvió a la mía-, olvídalo. Luego me di cuenta de que hablabas del Dios Morfeo y en tu mirada se notaba como si quisieras salir de una pesadilla mayor que el accidente.

Me quedé anonadada escuchándolo, me dio mucha confianza y sin querer lo solté:

-Fue por Don... -me quedé pasmada al darme cuenta que casi hablaba de más.

-¿Don..., nadie? -continuó él intentando relajar la situación.

Negué con la cabeza y le regalé una pequeña sonrisa por intentar aligerar la situación.

-Fue por un mal entendido -miré a la mesa avergonzada y con el corazón un poco roto por volver a tener esos recuerdos-. Iba tan inmersa en mi dolor que perdí el control de mi auto y lo demás ya lo sabes...

Sin preguntarlo Morfeo me tomó de la mano para llamar mi atención y me recibió con una sonrisa que me hizo sentir abrazada.

-Lo bueno es que quedó en el pasado.

-Supongo -respondí con ironía.

-En fin..., ayer solamente quería invitarte la bebida para festejar que estás bien pero fue uno de mis amigos quien me convenció de ir a charlar.

-Y fue muy divertido -conteste divertida-. Pero, ¿Cómo es que te acordaste de mí? Seguro atiendes a mucha gente y no creo ser demasiado especial.

-Lo eres, créelo -se apresuró a contestar el chico-, hay algo lindo en tus ojos que nunca podré olvidar..., y parecía que solamente necesitabas un abrazo aunque si te lo hubiera dado seguro me hubiera saltado muchas reglas y definitivamente me hubieran corrido del trabajo.

No sabía si sentía calor por mi cappuccino caliente o por lo que dijo y sin saber que contestar tan sólo cambié el tema con rapidez.

-¿Y tienes tiempo viviendo aquí?

-Medio año. No estaba muy convencido pero ahora es fabuloso, me lo paso muy bien la mayor parte del tiempo, estoy haciendo amigos y los dioses deben quererme si te pusieron de nuevo en mi camino.

Baje la mirada avergonzada por su cumplido y sin querer miré la hora en su reloj. ¡Ya habían pasado dos horas! Donovan debía estar furioso esperándome.

-Ya tengo que irme, lo siento mucho.

Casi tiró la mesa al levantarme y busque mi cartera para sacar efectivo pero Morfeo no me lo permitió.

-Yo te invité -insistió.

-Es que me sentiría muy avergonzada. De por si te debo la vida.

-De eso nada pero, si quieres saldar tú deuda prométeme que podemos tener otra cita la semana próxima.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora