CAPÍTULO|20

5K 535 301
                                    

KIN

Por supuesto después de haberme separado de Donovan nada fue sencillo y quien crea que llorar y sufrir por un corazón roto es algo estúpido, tal vez es porque nunca ha amado realmente.

Aun así, tampoco me iba a dejar vencer y después de todo, no me podía permitir caer. Se lo debía a mis abuelos que me ayudaron a ser la mujer que era ahora pero sobre todo me lo debía a mí.

Fue por eso que decidí transferirme y terminar la universidad en la ciudad y quedarme con Noah que también aprendió a sanar todas las heridas y derrotas mentales que tenía desde niño. Lo apoyé para que siguiera estudiando, para que dejara de beber y él me apoyó también.

Fue por él que me arme de valor y coraje para denunciar a mi abusador, al maldito que estuvo a nada de violarme y que ahora..., estaba libre, amenazándome a viva voz.

-...maldita perra sucia, te voy a encontrar y lo vas a pagar ¿Puedes escuchar? Estoy libre, nadie creyó lo que salió de tu putita boca y ahora no vas a...

Donovan apareció atrás de mí y recogió el teléfono para contestar; mientras escuchaba las amenazas de Anthony note la forma en la que poco a poco su mirada quedaba ensombrecida y cuando colgó lo primero que hizo fue ir corriendo por mí y abrazarme con fuerza.

Ahora él lo sabía.

Que había denunciado a Anthony pero que el muy maldito había logrado llevar el proceso afuera de la cárcel seguramente bajo fianza.

No, eso no estaba bien ¿Ahora tendría que vivir con el miedo de que cumplieran su amenaza? ¿De qué me encontrara y me hiciera daño?

Mi cuerpo no paraba de temblar, era como estar a la intemperie expuesta, desnuda en algún lugar del mundo donde ningún rayo de sol tocaba la tierra.

-Tengo miedo -susurré con dificultad y volteé a mirarlo en busca de ayuda, suplicando con los ojos lo que no le podía pedir con palabras y él lo entendió perfectamente pues inmediatamente me apretó más a su cuerpo.

-Tranquila mi bello sol -Donovan me tomó del rostro y me obligó a mirarlo-. Ese idiota no va a hacerte daño.

Habló con seguridad, en cambio mi voz era trémula y casi sin poder. Lo peor de todo es que no podía parar de llorar, mi mente estaba tan nublada que no encontraba confianza ni razón.

-Pero..., si te encontré a ti, si me volví a encontrar con Morfeo ¿Cuántas son las posibilidades de que ese animal no se cruce en mi vida y quiera venir a destruirla?

-Juro que ninguna -contesto Donovan rápidamente y con firmeza.

-¿Por qué lo dices con tanta certeza?

-Porque sin importar cómo voy a estar a tu lado Kiny -sus ojos transmitían tanta paz y amor-. Ahora que te encontré no voy a permitir que nada malo te pase.

Me besó, sus labios estaban calientes, su respiración era cálida y sus manos sobre mi rostro frío se sentían muy bien.

-Y solamente los dioses saben tanto como tú que yo estaría dispuesto hasta de recibir una bala por ti si es necesario.

El llanto quedó ahogado y algo dentro de mí se sintió destruido al escucharlo decir esas palabras así que le pedí a Zeus por favor que nunca llegáramos a pasar por esa situación.

-Estoy muy orgulloso de ti mi sol -continuó-. Ya hiciste lo más difícil que era denunciarlo y si ese idiota sabe lo que le conviene no va a cometer ninguna idiotez. Contratare para ti a los mejores abogados si es necesario...

Aunque sus palabras intentaban ser alentadoras, la verdad es que no me hicieron sentir mejor y yo sabía perfectamente por qué.

-Salió bajo fianza por mi culpa -solté de pronto, interrumpiéndolo.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora