CAPÍTULO|41

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KIN

No voy a mentir, estaba un poco emocionada, mis piernas temblaban, estaba sudando y por todo mi cuerpo se extendía un agradable calor.

Hacía mucho tiempo que no había tenido un sueño tan agradable de Donovan, puedo decir con seguridad que tal vez el último fue cuando seguíamos en la universidad y recién comenzaba a llamar mi atención.

De nuevo, escuche los fuertes golpes a mi puerta, los que me habían despertado en primer lugar y apenas iba a hablar cuando Noah abrió.

-¡Por Apolo y Artemisa! Kin.

Me levanté de un salto ¿Ahora qué? ¿Qué estaba pasando?

-¿Ya viste la hora? Deberías de estar en el trabajo.

¡Por los dioses! Había olvidado poner a cargar mi teléfono de nuevo y la alarma no había sonado.

-¿Por qué no me despertaste antes? -le reproche.

-Yo también me desvele Kin y hubiera dormido por más tiempo si no hubieras intentado escapar con Donovan.

Entonces, todo lo que sucedió, no fue un sueño, abracé a Donovan..., nos besamos, miré mi almohada y junto a ella descansaba su bufanda.

-¡Será mejor que te apresures!

Noah interrumpió mis pensamientos y lo empujé fuera de mi recámara; me apresuré a cambiarme e intentar acomodar mi cabello de la manera más decente posible.

Tomé el primer bolso que vi, metí mis cosas y salí corriendo de casa.

Cuando llegué a la oficina me deshice en disculpas, era la primera vez que llegaba tan tarde, pero a mi jefa no pareció molestarle.

Estaba concentrada en una llamada telefónica y apenas me guiño el ojo cuando me vio. Le serví café antes de sentarme al escritorio y la verdad es que se notaba mucho más sería de lo normal.

Quería seguir apurándome en mis labores diarias cuando una compañera del departamento de diseño se acercó a preguntarme si podía hablar con Margot para mostrarle el diseño final en el stand de firmas para D.C. Pearlman.

A duras penas le pude contestar que volviera más tarde porque en cuanto menciono al señor Pearlman, ya no pude pensar en nada más.

Parecía que miraba mi computadora, pero en realidad estaba perdida en mis pensamientos, en la noche anterior.

De solamente recordar se me doblaban las piernas, se me erizaba la piel y me faltaba la respiración y de no ser por Margot, posiblemente me hubiera quedado sin respirar.

-¿Todo bien? -pregunté, su seño estaba un poco fruncido tal vez preocupado.

Estaba sentada frente a mí y ni si quiera me di cuenta a que hora llego.

Me entregó un par de cuadernillos y otras cosas.

-Creo que debería de preguntarte eso a ti. ¿Por qué llegaste media hora tarde?

Me sonrojé al instante.

-Lo siento mucho. Es que se terminó la batería de mi teléfono y no sonó la alarma.

-Ahora entiendo por que no contestabas tampoco. Esta mañana te necesitaba Kin.

-¿A pasado algo?

-Si. Es Pearlman.

Sentí una horrible sacudida.

-¿Está todo bien? -me apresure a preguntarle.

-Se supone que vendría mañana para firmar un par de cosas, pero acaba de cancelar. Su hermana falleció.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora