CAPÍTULO|26

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KIN

Desde aquel día no había tenido noticias de Donovan, era como si hubiera tomado al pie de la letra mi petición.

Los días seguían pasando y solamente supe de él hasta que Margot me contó lo cansada que estaba por haberse quedado toda la noche haciendo todas las correcciones de su nueva novela, una joya que según ella hasta la fecha nadie más había leído.

En la oficina no quería que nadie se diera cuenta de como me había sentido el último mes.

Era un poco difícil todavía levantarme de ánimos cada mañana y ponerle una sonrisa a todo el mundo, sin embargo, intentaba dar lo mejor de mí en el trabajo y dejarme absorber por el.

Era la primera en llegar y la última en irme, devoraba historias y más historias que nos llegaban cada día a la editorial, largas novelas épicas con castillos y caballeros, historias de terror fabulosas, vampiros, hombres lobos y eternos romances que en ocasiones me hacían suspirar, un día incluso me quedé dormida en la oficina y de no ser por Noah que me llamó preocupado en medio de la madrugada tal vez hubiera amanecido ahí.

Siempre intentaba mantenerme ocupada para no pensar de más y si eso incluía ayudar a mis compañeros en otras áreas, la verdad es que no me importaba porque cuando llegaban los ratos de tranquilidad, lo almuerzos que se me hacían eternos o el silencio en el transporte antes de llegar a casa, la tristeza volvía.

Un corazón roto por culpa de la única persona a la que has amado con cada célula de tu ser es muy difícil de curar y no podía evitar sentir que el mundo de pronto se me iba abajo en esos momentos a tal grado que quería tomar todos mis ahorros y huir pero no era como si pudiera dejarlo todo de nuevo y escapara a otra ciudad a cada rato.

Para mi infortunio la experiencia no era nada parecida a la del año pasado..., pues conforme pasaron las semanas pude darme cuenta que estaba siendo mucho peor pues ahora sabía que Donovan estaba mucho más cerca de mí, y que en cualquier momento podría aparecerse en la oficina.

Las puertas del ascensor se abrirían y pasaría a lado de mí. Existía esa sensación de odio-amor y no sabía si probablemente podría contenerme y lo detendría para darle un abrazo, embriagarme de su perfume y luego decirle que era un idiota y no lo quería volver a ver.

Insistí en que no me buscara y hasta entonces él había cumplido y por más que yo quisiera buscarlo, mi orgullo no me lo permitió. Donovan había elegido a Scarlett y no se lo podría perdonar aunque había algo que no me terminaba de convencer en sus acciones y una voz que provenía desde el fondo de mi corazón me decía que era necesario explorar más haya.

Por otra parte, y como si no fuera suficiente para mi vida, todavía estaba sobre mí el incesante miedo de que algún día Anthony supiera dónde me encontraba, porque si había conseguido mi nuevo número de teléfono, entonces seguramente sería capaz de todo, incluso de ir a buscarme para cumplir su amenaza incluso aunque el juicio fuera pronto.

Mis niveles de estrés estaban por todo lo alto.

Seguía sin contarle a Noah sobre aquella llamada, no quería preocuparlo más de lo que ya estaba con su escuela y el trabajo, además iba muy bien desde que había dejado el alcohol y echarle otro peso más a los hombros podría llevarlo a una recaída.

Fue por eso que sin querer Morfeo se convirtió en mi único aliado en contra de mis tristezas y preocupaciones.

Después de la llamada que tuvimos aquella madrugada, todo para nosotros cambió.

Entre sollozos le conté todo lo que paso; no tenía a nadie más y solamente los dioses sabían cuánto necesitaba desahogarme de todo ese dolor, desde la noche en que Anthony intento abusar de mí y todo lo que desencadeno hasta esa noche.

DETRÁS DE ESA SONRISA -Libro 2-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora