—Decodificación —dice la intrusa en voz alta.
Y colocando su mano sobre la cerradura electrónica, la armadura comienza a piratear el sistema de seguridad, utilizando un programa que Eda instaló especialmente para la ocasión. Con un pitido de confirmación, una luz verde se enciende en la cerradura, y la puerta finalmente se abre.
La primera reacción de Luz es de ponerse a la defensiva, en caso de que haya alguien custodiando la habitación. Afortunadamente, la información que Eda consiguió ha sido fidedigna, y no hay ningún guardia a la vista; sin embargo, el bloque de celdas es bastante diferente de lo que tenía en mente.
—Este lugar es... Deprimente —murmura, con una pequeña mueca de desagrado.
Se trata de una habitación amplia y circular, con una fila de diez celdas a la izquierda, y ocho celdas a la derecha; y en medio de estas últimas, yace un panel de control, cuyo teclado se encuentra resguardado bajo un protector de cristal reforzado.
Luz se pasea frente a las celdas, observando con recelo a los condenados. Cada prisionero se encuentra detrás de una ventana de cristal, y aunque esta puede verlos, la nula reacción a su presencia le hace comprender que ellos no, por lo que probablemente solo puedan mirar su propio reflejo. Encontrándose estos en celdas compactas con poco más que una cama rígida y un retrete sucio, no puede evitar sentir pena por ellos.
—¿Qué hiciste para merecer esto? —pregunta en voz baja, acercándose a una de las celdas.
—Nombre: Tina Nossa —recita una voz artificial, haciendo a Luz retroceder con sorpresa. Esta parece provenir del seguro electrónico que mantiene el cristal sellado —. Edad: 26 años. Delito: Injuria política. Condena: Acondicionamiento cognitivo.
—¿Acondicionamiento cognitivo? —interroga, frunciendo el ceño.
—Acondicionamiento cognitivo: Tratamiento con electrochoques en el encéfalo para alterar patrones de pensamiento y comportamiento no deseados.
«No sé mucho sobre ciencia y medicina, pero eso no se escucha bien», piensa, volteando la mirada hacia la mujer cautiva, quien se encuentra acostada en posición fetal, sujetándose la cabeza con las manos temblorosas.
—¿Qué clase de injuria política cometió? —insiste, mordiéndose el labio inferior.
—Se comprobó su autoría en una página web clandestina en la que se divulgaba información difamatoria sobre el imperio, así como del emperador Belos.
«Eso... Suena como algo que podría ser un delito, ¿pero realmente amerita que electrocuten su cerebro?». Siempre ha sabido que las leyes del emperador rayan en lo radical; no obstante, ahora parecen rayar en lo ridículo.
Luz hace un esfuerzo por apartar la mirada y dirigirse al fondo de la habitación, intentando concentrarse en la misión. Después de todo, su mentora fue muy insistente en que no actuara por su cuenta.
De ese modo, se haya finalmente frente a la bodega de objetos decomisados, cuya entrada carece de mecanismo de seguridad alguno, meramente una perilla esperando a ser girada. Así pues, abre la puerta y esboza una sonrisa campante.
—¡Bingo!
Adornando la cima de una pintoresca pila de objetos de dudosa procedencia, se encuentra la valiosa corona que fue enviada a buscar. Debido a las prisas con las que salió de la Casa Búho, realmente no tuvo tiempo para preguntar qué hace o cómo funciona; pero, si Eda está dispuesta a irrumpir en un centro penitenciario con tal de recuperarla, debe tratarse de una invención muy valiosa.
Sin tiempo que perder, se pone de puntillas para alcanzar la corona y la abrocha a su cintura con un arnés. Entonces, enciende nuevamente su comunicador mientras sale de la bodega.
—Objetivo asegurado.
—Buen trabajo, empiezo a creer que fue una buena idea acogerte como alumna —reconoce la Dama Búho —. Sal de ahí, pediré una pizza para celebrar tu primera misión.
—¡Muy bien!
Al cortar la llamada, Luz se pregunta si alguna pizzería hará entregas a un escondite en medio del bosque, una duda banal que se desvanece mientras se pasea nuevamente en frente de las celdas. Incapaz de contener su insaciable curiosidad, decide indagar en el historial de cada uno de los prisioneros.
«Esto no es justicia», es todo lo que puede pensar al terminar. En las dieciocho celdas de la Sección B hay personas de diferente sexo, edad, etnia, clase social y, desde luego, distintos delitos; sin embargo, independientemente de la gravedad de sus actos, todos poseen la misma sentencia: acondicionamiento cognitivo.
—Ahora entiendo por qué Eda no tiene ningún respeto por la autoridad —resuelve, presionando sus puños con fuerza —. Espero que pueda perdonarme por desobedecer sus instrucciones, pero no puedo presenciar semejante tiranía y quedarme de brazos cruzados.
Y así, Luz se aleja de la ventana que hubiese sido su salida del Conformatorio, dirigiéndose en cambio al panel de control. Observando el reflejo de su armadura sobre el cristal que cubre el teclado, recuerda una de las míticas frases de Azura, utilizada en el capítulo trece de la cuarta temporada, cuando su eterna rival; Hécate, le cuestiona sobre el motivo de sus actos heroicos.
"En la vida tomamos muchas decisiones basadas en la lógica, en la comodidad o en la aceptación de los demás. Sin embargo, llega un momento en que debemos tomar una decisión irracional, incómoda e impopular; y debemos tomarla... Porque es la decisión correcta".
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La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADA
FanfictionLuz Noceda es una chica joven y entusiasta que ha entrenado toda su vida para convertirse en una agente imperial, esperando poder utilizar los grandes avances tecnológicos de su época para combatir a las aberraciones del Vacío. Sin embargo, al ser r...