Guerrera caída

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Wrath está a punto de aplastar a su contrincante para dar caza a los dos restantes, cuando una repentina explosión de humo le toma por sorpresa y le obliga a retroceder algunos pasos.

—¡Insensata! —exclama, intentando sentir su presencia a través de la humareda —. ¿Realmente crees que el Vacío puede ser derrotado? Yo solía creerlo, por eso solicité la autorización del emperador para estudiar la energía que mana de sus portales.

Apostando todo a un golpe fuerte y contundente, la Guerrera Búho repite su anterior estrategia, enviando un holograma suyo por encima del monstruo y, casi de inmediato, deslizándose por debajo con escudo incandescente en mano... Un grave error.

Ignorando por completo la distracción, Wrath intercepta el escudo en el aire, levantándolo con su contrincante aún sujetada de la agarradera. Entonces, la agita en el aire como una sonaja y, sin mucho esfuerzo, la lanza hacia adelante, con la fuerza suficiente como para despejar el humo y enviarla hasta el final del pasillo.

Luz suelta un lamentable alarido al estrellarse de espaldas contra la pared, cayendo sentada y perdiendo el escudo. Al subir la mirada con una mueca de aflicción, puede ver a la criatura acercarse lentamente.

—¿Quieres saber lo que descubrí? Un poder que escapa a nuestra comprensión... Fuimos ingenuos al creer que podríamos hacerle frente, pero el Dios Rey no es ajeno a la compasión, él quiere que aceptemos su amor.

—Lo siento... —responde la chica, poniéndose de pie mientras intenta ignorar el dolor —. Pero él no es mi tipo.

Observa el entorno para estudiar sus opciones... No son muchas. Wrath sujetó el escudo de energía como si fuera un juguete; algunas quemaduras pueden verse en su mano derecha, pero estas no parecen molestarle en lo absoluto. Por otro lado, los guardias inconscientes se encuentran justo en frente.

—Te resistes... Igual que mis incompetentes subordinados —expresa el monstruo, sacándole de sus pensamientos —. No tiene importancia, te convertirás en tributo para el Dios Rey, lo quieras o no.

Habiéndose quedado sin opciones, la Guerrera Búho se ve obligada a improvisar. Esta se lanza rápidamente hacia adelante para recuperar el escudo y, ganando impulso con un giro, se lo arroja a su contrincante como si se tratase de un frisbee.

Tal y como esperaba, su oponente intercepta el escudo sin problema; pero, al menos consigue una apertura para sortear a los guardias y atraer su atención hacia uno de los pasillos despejados.

Wrath deja caer el aparato al suelo y aplasta el disco en su centro con el puño, apagando así el escudo de energía; acto seguido, emite un rugido estruendoso y se abalanza para embestir a su presa. Luz responde con la única estrategia que le queda, correr por su vida.

«No puedo más, siento que podría desfallecer en cualquier momento», piensa, sintiéndose aún más desesperada que en su batalla en la playa. Y para añadir más angustia a su atribulado corazón, un mensaje de alerta aparece en la pantalla de su casco: Batería - 5%. Las tres horas de energía de las que disponía parecen haberse consumido en su corta pero agitada incursión.

Un pequeño atisbo de esperanza llega a sus ojos cuando, tras doblar hacia la izquierda en uno de los pasillos, atisba finalmente la entrada principal del Conformatorio; dos enormes puertas de cristal, ubicadas detrás de un escáner que cuelga del techo y dos asientos vacíos, sobre los que usualmente reposarían guardias de seguridad.

Desgraciadamente, tan fugaz como vino, la esperanza le es arrebatada cuando Wrath nuevamente consigue ponerle las manos encima. Cogiéndole violentamente del brazo derecho, este la levanta en el aire como un trofeo.

—Cuando te vi pensé que serías diferente, una oponente digna para poner a prueba el poder que me ha sido otorgado —declara, acercándole el pico de su máscara al rostro; gesto ante el que Luz solo puede intentar apartar la mirada —. Pero eres débil... No importa qué tan diferente sea una hormiga del resto, seguirá siendo tan solo una hormiga.

Mostrando nula clemencia, este estruja su brazo con perversa brutalidad. Luz se debate en un grito desgarrador, pateando el abdomen de su captor e intentando liberarse con su brazo libre.

—¿En dónde están mis modales? —añade la bestia, dejando escapar una carcajada —. ¿Querías salir de aquí? Adelante. No puedo esperar para que todos en Epistemburgo sean testigos de la grandeza del Vacío.

Y acto seguido, arroja violentamente a la mujer contra las puertas de cristal, destrozándolas por completo. Luz cae forzosamente de espalda sobre el asfalto, llamando la atención de varios civiles que se encontraban transitando la calle; mismos que huyen en el instante que Wrath aparece, pisando algunos cristales rotos y retirándose la máscara.

—Increíble... ¡Incluso el aire se siente distinto ahora! —exclama. Su rostro ha sido completamente deformado; una enorme boca con afilados dientes ocupa casi la totalidad de su cara, con dos pequeños ojos blancos ubicados en cada costado.

Abatida, Luz carece de la fuerza suficiente para siquiera comprobar el estado de su brazo derecho, no es que le haga falta... Sabe que está roto, junto con la armadura que lo recubre. El porcentaje de batería ha llegado a cero, sus músculos ya no le responden, y todos a su alrededor han decidido marcharse; difícilmente puede culparlos.

«Yo misma me metí en este problema, actuando por mi cuenta en lugar de seguir el plan», piensa, apreciando el cielo nocturno con una sonrisa deprimente. Claro que, de haber escapado por aquella ventana, tanto los prisioneros como los guardias podrían haberse convertido en tributo para el Dios Rey. ¿No es eso lo que hacen los héroes?, ¿enfrentar el peligro para que nadie más tenga que hacerlo?

—Pero... No puedo enfrentarlo yo sola... —murmura, temiendo que dicha reflexión haya llegado demasiado tarde.

Tirada en el suelo, solo puede observar con impotencia a Wrath acercarse.

—Vaya pena, me hubiera gustado poder aplastarte con un público. Cobardes...

Entrecerrando los ojos, Luz nota algo inusual en el rostro de la criatura; se trata de un pequeño punto rojo, fijado en su mejilla izquierda.

—Supongo que ya he jugado bastante contigo —afirma, levantando sus enormes brazos para dar el golpe final —. Es hora de poner fin a tu miseria. Regocíjate, pues en tu muerte encontrarás la paz que solo el Dios Rey puede...

Y en el lapso de una fracción de segundo, un intenso destello de luz aparece en forma de proyectil, haciendo estallar la cabeza de Wrath sin siquiera darle tiempo de voltear la mirada. Perpleja, la Guerrera Búho se encuentra ahora cubierta de sangre, con algunos trozos de cerebro deslizándose por su casco; de no estar al borde del desmayo, probablemente le vencerían las náuseas.

Cegada por la inmundicia, puede escuchar el voluminoso cuerpo del monstruo derrumbándose sobre el suelo. Algunos instantes después, reconoce el sonido de grandes pisadas; el contraste del metal contra el concreto sugiere que se trata de un autómata.

—Objetivo eliminado —anuncia una voz femenina, joven y confiada —. Avisen al director, no serán necesarios los refuerzos.

Luz fuerza su brazo izquierdo para limpiar un poco su casco. Al hacerlo, obtiene una imagen borrosa del autómata de combate, y su mirada se posa en las letras que tiene impresas en el pecho: Industrias Blight.  

La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora