La Élite Imperial

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Después de un día lleno de emociones y revelaciones, el resto de la semana transcurre con relativa serenidad en la Casa Búho. Luz dedica su tiempo a revisar el desempeño de la armadura con Eda, a jugar videojuegos con King, y a seguir su estricta rutina de entrenamiento; cuando quiso darse cuenta, el fin de semana había llegado, junto con su merecida cita de ocio con Willow y Gus.

—¿A dónde vas? —interroga King, intentando disimular su desconsuelo.

Luz sonríe al escuchar su pregunta. Aunque jamás lo admitiría, sabe que el pequeño vacuo la extraña cada vez que sale de casa.

—Al Carnaval de Epistemburgo —responde, mientras se prueba un suéter nuevo frente al espejo; este es de un violeta vibrante, con franjas blancas que recuerdan a las de un tigre, y dos orejas vistosas en la capucha.

—¿A qué hora regresas?

—No lo sé...

—¿Puedo ir contigo?

—Ow, King...

La joven se agacha para acariciarle el mentón, conmovida. Eda aprecia la escena desde el sofá, acomodando algunas "partes" de vacuo dentro de una hielera portátil.

—Si pones un pie en la ciudad, será cuestión de minutos para que algún radar te detecte y un agente imperial te corte la cabeza —afirma, cerciorándose de que todo está en su sitio antes de cerrar la hielera.

—Tonterías, acabaría con esos insolentes y devoraría sus corazones bajo la luz de la luna.

«Nota mental: Recordar a Eda activar el Control Parental para restringir lo que ve King por la Hexonet», piensa Luz, riendo nerviosamente mientras se dirige al ascensor.

—¡Nos vemos! —exclama, agitando la mano en son de despedida.

—Diviértete —responde su mentora.

Cuando Luz desaparece por el elevador, King baja la mirada hacia el suelo, con un gruñido agobiante.

—Luz se va de fiesta, tú te vas a vender los órganos de mis primos... ¿Qué hay de mí? —reclama el pequeño —. ¡Yo también quiero vivir aventuras!

Eda se mofa de su pequeño berrinche; sin embargo, sí que ha pensado en encontrar alguna manera de sacar a King al exterior sin llamar la atención. El problema consiste en que, con una variedad de vacuos cada vez mayor, la tecnología para detectarlos se actualiza de forma constante; pero, ningún sensor es infalible, por lo que en algún momento encontrará una solución.

—¿Salir? —responde finalmente, poniéndose de pie y sujetando la agarradera de la hielera —. ¿Y perderte la maratón de cinco horas de crímenes sin resolver que pasarán en el canal 17?

—¿¡Es hoy!?

Entusiasmado, King salta y roba su lugar en el sofá, tomando ansiosamente el control remoto y encendiendo la pantalla que cuelga de la pared. Con una sonrisa gentil, la Dama Búho toma su bastón frente al elevador, y abandona también el nido.

La mujer disfruta de un hermoso atardecer mientras su bastón le lleva volando bajo la sombra de los árboles. «¿Qué otro vecindario me daría estos paisajes?», pregunta para sus adentros, respirando hondo y dejando que la suave brisa acaricie su rostro.

Un bosque frondoso y, salvo por la construcción de su guarida, virgen como este, ciertamente evoca una magnificencia casi mística; pero, puede ser también hogar de algunos peligros. Su expresión se endurece al sentir una vibración de alerta en el cuerpo de su bastón.

—¿Owlbert?

—Código de alerta: Serc-29 —responde la IA, con una voz mecánica y monótona.

Como una de muchas precauciones ante una posible incursión de la Élite Imperial, preparó cincuenta sensores de movimiento en puntos estratégicos del bosque, y el número veintinueve ha detectado algo sospechoso... El sensor se encuentra apenas a veinte metros de distancia.

—No puede ser una coincidencia —murmura, con un suspiro pesaroso.

Aunque esperaba permanecer fuera de los radares imperiales, sabía que era solo cuestión de tiempo para que alguien la encontrara; y en este caso, parece que han venido preparados. De forma repentina, una pared de energía se levanta justo en frente; al intentar voltearse, otra aparece a sus espaldas, a su izquierda, a su derecha, y sobre su cabeza...

—Edalyn Clawthorne. Alias: Dama Búho —anuncia una voz masculina —. Queda usted bajo arresto por...

El hombre, quien se encontraba detrás de un árbol, abandona su cobertura mientras revisa una tableta electrónica. Este lleva puesto el uniforme de la Élite Imperial, un traje entero de color negro, con bordado y botones dorados; una capucha blanca, ajustada al pecho con un broche de oro que muestra la insignia de su selecto grupo: un libro abierto rodeado con siete puntas de estrella, con un ojo mirando hacia el frente ubicado en el centro. Además, su rostro se encuentra parcialmente cubierto por una máscara blanca, cuyo pico y adornos con forma de plumas recuerdan a un ave.

—Desacato a la autoridad, negocios ilícitos, fraude, hurto, extorsión...

—Sí, sí. Conozco mi currículum —le interrumpe Eda, arqueando la ceja.

El agente gruñe y guarda la tableta en uno de los compartimientos de su capucha. A su espalda, un robusto autómata de combate aparece pisando algunos arbustos, de color naranja y con pinzas en lugar de manos.

Al momento de su aparición, otros cinco agentes se le unen y rodean la prisión de energía, todos portando el mismo uniforme, y todos muy bien equipados. «Estoy muy vieja para estas cosas...», piensa Eda, bajando de su bastón con una mueca de disgusto, e intentando calcular posibles rutas de escape.

—Responderás ante un juez por tus crímenes en contra del emperador —afirma el agente que lidera al grupo, acercándose a la barrera.

—No me digas... —responde la aludida, cruzándose de brazos con desinterés.

El agente arruga los labios, irritado por su actitud insolente. Este respira hondo antes de contestar, intentando mantenerse profesional.

—La Dama Búho se cree muy lista —expresa finalmente, volteando a ver a sus compañeros —. Pero mírenla ahora, atrapada en una jaula.

El hombre siente un pequeño escalofrío al escuchar la respuesta de su prisionera... Una risa maliciosa e impertinente.

—Creo que te has confundido —asegura esta, llevándose ambas manos a la cintura, y esbozando una sonrisa escalofriante —. Yo no estoy aquí atrapada con ustedes, son ustedes los que están atrapados conmigo. 

La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora