De regreso al nido

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Mientras las autoridades revisan el edificio, Gus y Willow asisten a Luz para desarmar parte de la armadura y revisar su brazo derecho. Esta última aprovecha la oportunidad para aprender un poco sobre Hexside, de la boca de sus propios estudiantes.

Aunque puede leerse mucho sobre Hexside y otras academias en la red, lo cierto es que casi toda la información es clasificada, reservada para aquellos cuyo coeficiente intelectual les permite ser admitidos. En el extenso archipiélago de las Islas Ceo, no son el dinero o las armas los que definen el poder, sino el conocimiento; y para asegurar el dominio del Imperio Enosi, el emperador Belos ha limitado el acceso al conocimiento para un reducido grupo de su propia elección.

Dadas las circunstancias, Willow se muestra reticente a revelar demasiado, pues técnicamente no les es permitido divulgar detalles sobre su formación académica; Gus, por su parte, parece haber olvidado esa regla... El aura de altruismo heroico que emana la Guerrera Búho ha podido con su buen juicio.

—Los guardias que escaparon del Conformatorio dijeron que combatiste al vacuo con... —retrocediendo un poco, el joven da dos golpes torpes al aire —. ¡Artes marciales! ¿Tienes idea de lo increíble que es eso? Nadie en la Agencia Imperial lo ha hecho jamás.

—Quizá haya una razón para eso... —argumenta Willow, levantando la ceja con escepticismo.

Entonces, esta abre su maletín y saca un puñado de bayas blancas. Luz consigue ver una curiosa variedad de plantas dentro, justo antes de que se cierre nuevamente.

—Come esto.

Obedientemente, Luz recibe las bayas y se las lleva a la boca, abriendo los ojos de par en par ante la sorpresa de un sabor sencillamente inverosímil. Aunque lo que acaba de comer se asemejaba físicamente a arándanos silvestres; quizá con una extraña coloración albar, su sabor es indiscutiblemente el de la canela.

—¡Esto es alucinante! —exclama entonces, dirigiéndose a la contraria con admiración —. Es como... ¡Es como comer una quimera vegetal!

Su sorpresa aumenta cuando, tan solo instantes después, el dolor que invade su magullado cuerpo comienza a disiparse.

—¡La Colegiatura de Botánica Aplicada es lo máximo!

Willow se sonroja al escuchar sus palabras, juntando sus manos con timidez.

—No es la gran cosa... —responde, con una risa nerviosa —. Solo un pequeño experimento que hice el semestre anterior, combinando las propiedades únicas de la canela, el romero, la ortiga, los arándanos...

Súbitamente, la estudiante se sorprende a sí misma también revelando más información de la cuenta... Hay algo en la actitud enérgica y despreocupada de la guerrera que vuelve muy sencillo empatizar con ella.

—En todo caso... —agrega, aclarando su voz —. El efecto de las bayas es meramente anestésico, deberíamos llamarte una ambulancia.

—Eso no será necesario —expresa una voz misteriosa.

Los tres levantan la mirada con desconcierto, y Luz traga saliva al notar una figura femenina descendiendo del firmamento, sentada sobre un bastón con propulsores.

Eda se acerca cruzada de brazos, frunciendo el ceño al reconocer los uniformes de Hexside. Entonces, desvía la mirada hacia su protegida, contemplando el pobre estado en que se encuentra la armadura.

—¿Quién es ella? —pregunta Gus, retrocediendo con desconfianza.

—Es mi mentora... —revela la morena, más avergonzada por la armadura que por sus propias heridas.

—Tienes mucho valor para llamarme así, después de ignorar mis órdenes y casi conseguir que te maten —replica la Dama Búho.

Sin dejarle responder, Eda presiona un botón oculto en la base del bastón, provocando un potente efecto magnético. Luz suelta un gemido de sorpresa al verse arrastrada, hasta quedar suspendida en el aire con su espalda adherida al bastón.

—Paquete asegurado Owlbert, vámonos de aquí.

«Paquete... Después de este embrollo supongo que no puedo quejarme», piensa la joven, observando al suelo distanciarse con un suspiro de cansancio. Antes de alejarse demasiado; sin embargo, sube la mirada al escuchar a Gus.

—¡Guerrera Búho, espera! —exclama, agitando la mano para llamar su atención —. ¡No nos dijiste tu nombre!

—¡Me llamo Luz, fue un placer cono...!

La chica se ve abruptamente silenciada cuando su maestra le da un golpe en la cabeza.

—¿Tu idea de discreción es ponerte a hablar con estudiantes de Hexside y gritar tu nombre a los cuatro vientos? —reclama esta.

—L-Lo siento...

Resignada, Luz da un último vistazo a los chicos, antes de que sus figuras se pierdan entre los edificios. Pese a cargar con el peso de dos personas, el bastón consigue elevarse cinco kilómetros sobre el suelo, sobrevolando Epistemburgo con dirección al bosque.

En cualquier otro momento Luz hubiese sucumbido ante el vértigo, o habría temido que la armadura se desprendiera por accidente... Ahora; no obstante, se halla tan exhausta que, al verse finalmente encontrada por una cara conocida, no puede evitar ceder ante el sueño que su cuerpo desesperadamente necesita. 

La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora