Bestia emplumada

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—Finalmente...

Apoyándose en un árbol cercano para recuperar el aliento, Luz contempla la entrada oculta de la Casa Búho con ilusión. El trayecto hasta la granja y de regreso al escondite ha drenado más su energía que el combate mismo, ahora considera seriamente pedirle a Eda un par de alas en el futuro; sería fantástico poder volar de un sitio a otro, como hace ella con su bastón.

«Considéralo parte del entrenamiento», piensa, intentando convencerse a sí misma. Deseando tomarse un baño y disfrutar de un merecido descanso, la joven avanza hasta alcanzar el elevador.

Luz estira un poco sus piernas mientras desciende, y justo cuando la puerta se abre de nuevo, se percata de que el ascensor está inusualmente silencioso.

—¡Hooty, lo siento! —exclama, avergonzándose un poco —. Desactivar comando: Mudo.

—Y esa es la historia sobre cómo debatí con cuarenta personas en internet sobre la existencia de las brujas, ¡de forma simultánea!

—Una historia fascinante, Hooty... —responde, recordando haberle silenciado mientras regresaba a casa.

La IA de la Casa Búho puede resultar un poco fastidiosa, pero debe admitir que cumple con sus tareas a la perfección; sin su ayuda, quién sabe lo que habría pasado en esa granja. Con eso en mente, se dirige al taller y se pone de pie sobre la base de recarga de la armadura, una plataforma de metal ubicada justo en el centro de la habitación. Entonces, la parte frontal de la Cazadora Nocturna se abre y le permite salir.

—Ni un solo rasguño, hoy sí que te luciste —expresa, esbozando una sonrisa orgullosa.

—¡Volviste!

Volteando la mirada hacia la puerta, Luz se alegra de ver nuevamente a King, quien parece emocionado por su regreso.

—Quiero ver el combate, ¡enséñame, enséñame! —exclama el pequeño, dando pequeños saltos de alegría.

—Podemos verlo con Eda —responde, tomándole en brazos —. ¿En dónde está?

El vacuo entrecierra los ojos por un momento, pensativo.

—Me pareció escucharla llegar hace un rato, debe estar en su habitación.

—Uuuh... Nunca he estado en su habitación, ¿vamos a buscarla?

—Sigue mis órdenes, lacaya, y te guiaré hasta la guarida de la Dama Búho —declara King, sobreactuando una voz intimidante.

—Sí, mi señor... —acepta Luz, siguiéndole el juego.

Acatando sus indicaciones, la joven aprendiz sale del taller y gira hacia la derecha, caminando por un extenso pasillo de paredes fortificadas; está claro que Eda domina muy bien los conocimientos de la Colegiatura de Arquitectura Militar, pues por desordenada que pueda parecer, su casa es una fortaleza subterránea impresionante.

Tras pasar frente a algunas puertas misteriosas, la pareja yace finalmente al final del pasillo, frente a la última puerta. Esta tiene un letrero colgado con un mensaje bastante contundente.

"NO MOLESTAR

Sí King, el mensaje es para ti".

—Quizá... Sería mejor esperarla en la sala —murmura Luz, dando un paso involuntario hacia atrás.

Con un bufido infantil, el vacuo salta de sus brazos y se planta frente a la puerta.

—¡Ja!, este letrero no podrá detenerme, porque yo no sé leer —expresa.

Y acto seguido, da un salto para alcanzar la perilla... La reacción inmediata de Luz es la de voltearse hacia atrás y cubrirse la cabeza, como si hubiese una trampa mortífera preparada para fisgones entrometidos. Es un extraño gruñido el que le obliga a voltearse de nuevo.

—¿Eda? —pregunta, intentando dilucidar lo que yace oculto entre las sombras.

La habitación se encuentra en completa penumbra, pero puede reconocer el brillo de dos ojos regresándole la mirada. Su inquietud se transforma en pánico cuando la enigmática figura avanza hasta posar una de sus garras en el marco de la puerta, permitiendo que la iluminación del pasillo revele su verdadera naturaleza... Se trata de un vacuo.

—¡King!

Reaccionando al instante, Luz toma a su compañero en brazos y echa a correr tan rápido como puede. Su corazón late aceleradamente mientras regresa al taller, bloqueando la puerta a sus espaldas con el cerrojo.

Entonces, abrazando a King con ansiedad, esta cae sentada frente a la puerta. Sus pensamientos están nublados, sabe que tendría que ponerse su armadura e intentar lidiar con la amenaza; pero, ¿qué ha pasado con Eda? Si se encontraba allí dentro y un vacuo ha conseguido entrar... No, es la mujer más habilidosa que conoce, debería estar bien... Y en todo caso, ¿cómo entraría un vacuo a la casa sin que Hooty lo detecte?, ¿acaso el haberle llevado consigo tuvo algo que ver? Quizá le distrajo de sus funciones, quizá todo es su culpa... Imágenes del vacuo vienen a su cabeza, solo pudo verlo por un instante, pero la impresión ha quedado grabada en su memoria.

Una bestia cuadrúpeda de unos dos metros y medio, completamente cubierta de plumas, con garras afiladas y un par de alas en su lomo. Su rostro era completamente pálido, sus orejas largas, su nariz aguzada, su boca repleta de amarillentos dientes puntiagudos, y sus ojos... Grandes y oscuros, como dos ventanas al más profundo de los abismos.

King sube la mirada para contemplar su expresión de tormento, y sin poder aguantar más, comienza a carcajearse.

—¡Debiste ver tu cara! —exclama, saltando de sus brazos para mirarle de frente —. ¡Caíste redondita!

—¿Qué? —pregunta Luz, todavía conmocionada.

Esta se sobresalta nuevamente al escuchar pasos aproximándose por el pasillo, poniéndose de pie e intentando alcanzar la armadura; sin embargo, solamente consigue encenderla cuando el cerrojo se abre a sus espaldas, seguido de la puerta, y al voltearse...

—¡Eda!

Luz se abalanza sobre su mentora y le abraza con fuerza, recobrando la esperanza ante su presencia. La mayor, por su parte, suspira con pesadez, dándole palmaditas en la espalda con una expresión de cansancio.

—¿Viste la cara que puso? Fue muy divertido —expresa King, bastante satisfecho por su travesura.

Este se encoje en silencio ante la mirada aplastante de Eda, retrocediendo nerviosamente.

—Sabía que estarías bien... ¿Qué sucedió con el vacuo? —pregunta Luz, soltándole para darle un poco de espacio.

La Dama Búho se sujeta la sien mientras alcanza una silla cercana, y al tomar asiento, se cruza de brazos para mirar a su discípula.

—Tenemos que hablar... —responde finalmente. 

La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora