El Club Búho

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—Seré perfectamente honesta contigo, me encuentro... En conflicto —admite Eda, sacando una tableta de su bolsillo y deslizándola por la mesa.

Al alcanzarla, Luz puede ver el reporte matutino del noticiero BBN-HXN, y se sorprende al notar el nombre del reportero: Perry Porter. «¿El padre de Gus? Que pequeño es el mundo», piensa, reconociendo el parecido en las facciones de ambos.

De pie en frente del Conformatorio, el hombre menciona el trágico incidente que tuvo lugar la noche anterior, cuando un peligroso vacuo de clase A irrumpió para saciar su hambre con trabajadores y prisioneros por igual. La joven no puede evitar fruncir el ceño al descubrir que han tergiversado descaradamente los hechos.

En primer lugar, han ocultado los experimentos y la transformación de Wrath, explicando que un portal hacia el Vacío se abrió repentinamente cerca de las instalaciones, y que el propio guardián murió intentando proteger a sus subordinados; los guardias sobrevivientes que se encuentran en cámara confirman esta versión de la historia, pero se les nota incómodos cada vez que hacen mención de Wrath. Por otro lado, han adjudicado el escape de los prisioneros a una infame intrusa, que "aprovechó" el caos para escabullirse dentro del Conformatorio, no solo abriendo las celdas y exponiendo a los prisioneros al peligro, sino también robando objetos decomisados que se encontraban bajo custodia; una peligrosa criminal que responde ante el alias de: la Guerrera Búho.

—Tu primera orden de captura, estoy tan orgullosa —menciona la mayor, llevándose el último trozo de pizza a la boca.

Esta ríe brevemente al notar la preocupación en el rostro de Luz.

—Relájate, tus amigos ñoños de Hexside parecen haber guardado tu pequeño secreto. El DPE solamente tiene la descripción de la armadura, armadura que destruiste, así que...

—Lo siento mucho, debió de ser muy costosa... —se lamenta en respuesta, con un suspiro lamentable.

—Deja de verte tan patética, escucha el resto del reporte.

Asintiendo a regañadientes, la joven regresa su atención a la pantalla, y grande es su sorpresa cuando uno de los guardias se acerca a Perry, arrebatándole el micrófono con gran resolución en su mirada. Luz le reconoce al instante, se trata de Octavio.

—Si no lo digo yo, nadie lo dirá... —expresa, tragando saliva antes de proseguir —. Criminal o no, la Guerrera Búho se quedó para protegernos, arriesgó su vida combatiendo al vacuo para que mi compañero y yo pudiésemos escapar, en lo que a nosotros concierne... ¡La Guerrera Búho es una heroína!

Tras semejante declaración, la transmisión se ve repentinamente interrumpida por un mensaje de la BBN-HXN, anunciando "problemas técnicos". Luz yace boquiabierta, incrédula ante lo que acaba de escuchar; Octavio sin duda sabía que recibiría algún tipo de reprimenda por dar a conocer su opinión, y lo hizo de todas formas.

—Guerrera Búho... —murmura Eda, avergonzando a la joven con una expresión burlona —. Me pregunto de dónde te habrás inspirado para dar con ese alias.

Luz no puede hacer más que sonreír con las mejillas sonrojadas.

—No cabe duda de que de ahora en adelante relacionarán ese personaje tuyo conmigo, así que haría bien en enseñarte; ya sabes, para proteger mi reputación —añade.

—No hay mucho para proteger —comenta King, soltando una carcajada bribona.

Fastidiada, Eda toma el casco de la armadura y se lo arroja con desdén, haciéndole perder el equilibrio. El pequeño vacuo suelta un cómico chillido antes de caer de la mesa.

—Pero... —prosigue la mayor, aclarando su voz —. No pienso volverte mi protegida solo para ver cómo vas corriendo en búsqueda de una muerte heroica. Si haremos esto, habrá algunas reglas con las que deberás comprometerte.

«Que me parta un rayo, yo hablando de reglas», piensa la Dama Búho con ironía. Sabe (o al menos intuye) que Luz seguirá con su camino de volverse una justiciera, y lo hará con o sin su ayuda; sin embargo, su mentoría podría significar la diferencia entre una muerte prematura, y el alzamiento de un nuevo ícono. Basta con ver ese reportaje para comprender el efecto que tiene Luz en las personas; el mismo guardia al que le rompió los tobillos ha dado la cara por ella, y los dos estudiantes de Hexside que debieron haberle delatado, prefirieron cubrirle la espalda.

—¡Lo comprendo! —responde la morena con fervor —. Mi disciplina ha dejado mucho que desear, pero... ¿Qué hay de la armadura?

—No te preocupes por eso, esa armadura fue un proyecto universitario, un prototipo.

—¿Y la corona? Parecía ser muy importante...

—King construyó esa baratija.

—¿Qué?

Luz voltea la mirada hacia el pequeño vacuo, en notable confusión.

—Perdí mi gloriosa forma original porque alguien robó mi corona, por eso intenté recrearla —admite, cruzándose de brazos con orgullo —. Pero un objeto de tal magnificencia no puede ser reemplazado por simples...

—En resumen, era una corona inservible —le interrumpe Eda, provocándole una pequeña rabieta —. Pero se puso muy triste cuando la olvidó en el mercado y un oficial del DPE se la llevó, así que pensé en intentar recuperarla.

—No lo entiendo, ¿por qué arriesgar tanto por una corona que no funciona? —pregunta Luz, patidifusa.

Eda suelta un suspiro mientras se pone de pie, agachándose para tomar a King en brazos.

—Escucha, King y yo solo nos tenemos el uno al otro, así que, si esa corona es importante para él, también lo es para mí.

—O era... Porque la aplastaste —añade el pequeño, mas no parece molesto; su expresión es difícil de leer con ese cráneo cubriéndole la mitad del rostro, pero casi parece entretenido —. No importa, valió la pena perderla con tal de ver ese emocionante combate en el Conformatorio, ¡realmente le enseñaste a esos guardias quién manda!

—¿Qué dices, Luz? —pregunta la mayor, extendiendo su mano con gentileza —. ¿Quieres unirte al Club Búho?

Antes de poder responder, la joven se sorprende a sí misma cediendo ante las lágrimas. Eda y King no son solo un par de raros viviendo en el bosque, son una familia de raros... Una familia de raros a la que amaría pertenecer.

—¡Con todo mi corazón! —exclama, levantándose de su silla para abrazarles con su brazo sano.

—Ya, ya... Me vas a hacer llorar a mí también —responde Eda, dándole una palmadita en la espalda —. Si eso está resulto, entonces quizá deberías llamar a tu madre, tu celular estuvo vibrando toda la noche, ¿sabes?

Como si le hubiesen arrojado un balde de agua fría, Luz recuerda que no ha hablado con su madre desde que hizo su prueba de admisión en Hexside. 

La Guerrera Búho [Lumity] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora