xxxv. i'm sorry

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nunca subestimes a los hermanos
mayores. ❞

Las cortinas corrían, mostrando una sombra oscura.

—Cassie. —susurró desde la ventana, sujetándose con las justas del árbol apunto de romperse—. Cassie.

La mencionada abrió los ojos, limpiándose la baba e incorporándose, se rascó la cabeza apenas con los ojos abiertos viendo una silueta en la ventana. Estaba desconcertada, no estaba en sus cinco sentidos para reaccionar de otra manera.

—¡Cass!

Ladeó la cabeza confundida no dándose cuenta que estaba en la orilla de la cama por su posición al dormir, obviamente cayó al suelo con la cara sobre el tapiz y golpeándose fuertemente su nariz.

—Eso dolió. —murmuró entre cortado—. Y mucho, mierda.

JJ entró a la habitación con dificultad, primero un pie y luego el otro de puntillas, no se dio cuenta que Hades estaba tirado justo donde pisó ocasionando que resbalara y cayera encima del perro.

Tal para cual.

La menor sujeto su cabeza, sobando la zona en la cual se golpeó girándose hacia el rubio. —¿Qué haces aquí? Son las tres de la mañana, JJ.

—No podía dormir, tuve una pelea con papá, otra vez como siempre. —se encogió de hombros estirándose, bostezó un momento antes de seguir avanzando. Dejó de caminar cuando Hades se interpuso en su camino, mostrando los dientes—. Cuidado a quien le gruñes, cucaracha.

—No le digas así, respétalo que es mi hijo.

—Es una bola de pelos mal hecha. —vio como la castaña alzaba una ceja claramente enojada por insultar a su mascota, flexiono sus rodillas hasta quedar a la altura del perro—. Hades, siento haberte hecho sentir mal y llamarte cucaracha.

Cassie ya estaba parada al costado de la puerta, con sus brazos cruzados sobre su pecho. —Tienes que irte, mis mamás me molestarán en la mañana si te encuentran aquí.

JJ se acercó hacia ella a pasos lentos, le sonrió levemente mientras cerraba la puerta con pestillo. Inclinó la cabeza relamiendo sus labios, luego habló con voz ronca y gruesa lentamente. —Ya no podrán interrumpirnos...

—Carraspea, que pareces un viejo que me habló una vez por teléfono.

—Estaba tratando de sonar como en tus historias cliché y tú no me ayudas.

—Pues sigue intentándolo. —sonrió con el labio inferior entre sus dientes, lo miró un momento seria, examinando su aspecto—. ¿Por qué viniste realmente?

—Quería verte.

—¿Verme? —él asintió efusivamente—. ¿No podías esperar al día siguiente cuando estemos con todos como una persona normal?

—No, porque si estamos frente a todos no podría hacer esto. —ella lo observó confundida, con su ceño fruncido hasta que dejó escapar un jadeo cuando él juntó sus labios en un beso precipitado.

Al principio solo se quedó inmóvil, sin saber exactamente reaccionar al tercer beso, lo que hizo que el ojigris se separé unos centímetros lo suficientemente cerca como para que sus labios se rozaran.

La miraba con miedo, de que su acción la rechazará. Sin embargo, sonrió cuando la menor se impulsó para esta vez ella tomar la iniciativa. Sus labios se movían en sincronía, aferrando sus manos a la nuca del otro, el moño que antes traía la ojimiel fue desenredado por el ojigris que lo tiró en alguna parte de la habitación para comenzar a jalar sus ondulados cabellos moviéndose a la cama, con el rubio posándose encima del cuerpo más pequeño. Besándose con ímpetu y timidez ajenos a lo que ocurría a su alrededor.

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