xlvii. he could die

949 60 12
                                    



quiero hacer algo bien.

Movía el pie sin parar, estaba ansiosa, preocupada y confundida. Su hermano había entrado en el quirófano exactamente hace siete horas y no tenían noticias sobre él. No lo entendía, es más, no vio venir un ataque como ese, todo parecía ir tan bien hasta que llegó ese día.

Max yacía recostado en el regazo de la ojimiel, sintiendo las caricias en sus rizos desenfrenados, relajándose por un momento antes de que la verdadera bomba explote. Harley jugaba con una pelota que encontró en la mochila de Geimy, mientras tanto esperaban al azabache que había ido a la cafetería.

Máximo solo caminaba de un lado para otro, los brazos cruzados y mareando a sus hijos por sus movimientos.

—De acuerdo. —Noah llegó, varios alimentos en los brazos y sujetando una bolsa con la boca, ocasionando que su voz saliera media extraña—. Traje cafés para todos, una bebida fría para Max y algunas galletas y bocados para que tengan el estómago lleno, no comen hace horas.

—No tengo mucha hambre.

—No te lo pregunté. —alzó una ceja con seriedad, entregándole la bebida y la galleta de vainilla—. Comételo o haré que te lo tragues.

Cassie rodó los ojos mientras su mejor amigo seguía entregándoles el alimento a cada uno, a sus hermanos y a su papá, dándoles una cálida sonrisa bonita que era muy característica en él.

—¡Mierda! ¡Ten cuidado idiota! —escucharon una voz reconocida gritándole a un extraño que se le interpuso en su camino, caminaba con la frente en alto hacia la familia reunida, girándose un momento para sacarle el dedo medio al chico distraído que pasó a su lado—. ¡Estoy tratando de llegar con alguien... Hola. —sonrió cuando estuvo lo suficientemente cerca de ellos, metiendo un mechón de cabello café detrás de su oreja—. ¿Qué fue exactamente lo qué pasó?

Máximo carraspeó llamando la atención de ambas, tenía los ojos hinchados y ojeras negras en sus ojos, no quería mostrarse así pero no podía hacer nada. —Estábamos ocupados, teníamos un almuerzo fuera de la mansión, pero Jack se sentía mal y decidió quedarse en casa. Nos mintió. —suspiró—. Planeaba encontrarse con uno de los secuaces de Al capo, llegó hasta el lugar y como era de suponerse, no salió como él esperaba. Lo apuñalaron de inmediato, lo golpearon y le tocaron parte del estómago, luego le dispararon en el riñón; eran como... personas despiadadas, no tenían piedad y... no debió ir solo, apenas logró llamarme cuando decidieron que fue suficiente para él.

—Mierda, que hijos de...

El mayor observó la reacción de su hija, los puños apretados, el entrecejo fruncido, como mordía su labio hasta hacerlo sangrar, estaba molesta. Ella quería y añoraba vengar a su hermano.

Nunca se había visto esa faceta de ella, pero Máximo conocía muy bien el cómo era él y al parecer sus hijos también sacaron la parte mala de su persona.

Y eso no estaba bien, nadie querría estar presente cuando uno de ellos estuviera molesto de verdad.

El mayor prefirió distraerse en una amena conversación con sus padres.

Al parecer Thornton notó su cambio repentino y decidió intervenir. —Bueno, espero que no les haya molestado que venga con Topper.

—¿Quién?

El rubio estaba detrás de su prima alejado de todos sentado en banca de la recepción. Levantó la mano en un saludo.

—Aún no consigo una licencia entonces hice que él me traiga, pero no molestará, tranquila. Estaba angustiada con Jack, trato de permanecer estable. —Ximena se encogió de hombros haciéndose la indiferente, luego miró hacia atrás y sonrió simpáticamente—. Oh mira, llegó tu caballería.

WonderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora