xxxii. fearless

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deja de tratarme como un loca
obsesionada por ti.

Sus brazos colgaban y ella los miraba atentamente, la sangre se acumulaba en su cabeza y se sentía un poco mareada, pero tenía mucha flojera como para caminar y usar uno de sus encantos ayudó mucho en eso. Ahora yacía sobre los hombros del rubio mientras él la cargaba por un lado y la mochila del otro. La niña de cinco años era cargada por su nuevo hermano, quién le estaba conversando y formando un vínculo.

—Eres un rayito de sol, mi rayito de sol. Tú me haces querer brillar, mi rayito de sol. Eres tan deslumbrante que me da ganas de apachurrarte.

—¿Tratabas de hacerlo rimar?

—Sí, y me salió.

—Ya bájate.

—No.

—Hay un nido de abejas arriba de nosotros. —Inmediatamente saltó de sus brazos y se fue corriendo, frunciendo el ceño cuando nada la estaba persiguiendo. Se quedó parada, girándose para encararlo.

—Idiota. —Su celular vibró en su pecho notando que había recibido un texto—. Tenemos que apurarnos para dejar a la bebé en casa, porque luego tengo que ir a... —Observó bien el mensaje un poco confundida—. Máximo quiere hablar conmigo.

—¿Qué quiere? —John B la miró con curiosidad.

—Quiere enseñarme algo de su trabajo, para comenzar a acostumbrarme a su negocio. —levantó la mirada—. No seré como él, no quiero terminar en prisión.

Quedaron un momento reflexionando sobre la vida para después comenzar a caminar, —Chicos saben de quién es esta casa, ¿verdad? —Pope índico peleando con un arbusto en el camino.

—No mucho. —respondió la menor, pero salió corriendo junto a Atenea porque se entretuvo con una estatua de la especie de mini bosque—. No seas traviesa, compórtate.

—¿Qué historia oyeron ustedes?

—La de que mató a su esposo con un hacha y que se esconde aquí desde entonces. —Kiara hizo un suspenso espeluznante dándose la vuelta caminando hacia atrás—. Algunas noches de luna llena puedes verla en la ventana, ¡Boo! —Atenea y JJ gritaron muy escandalosamente, retrocediendo dos pasos.

—Kie, no es gracioso, casi me das su infarto. —Puso una mano en su pecho, rodó los ojos cuando Cassie soltó una carcajada—. Lo juro chicos es real, conocí a Hollis.

—Espera, ¿conociste a Hollis Crain? ¿cómo? —El azabache hizo que parara su caminar con su entrecejo fruncido.

—Era mi niñera. —Sostuvo sus hombros mirándolo fijamente—. Ella me lo contó todo. Me contó sobre su madre y lo que había pasado en esa casa. —La señaló sin mirarla—. De niña escuchó las historias que su madre había matado a su padre, que era una asesina. Obviamente ella no creía en todo eso, hasta que una noche...

—¿Qué noche? —John B interrogó con interés.

—Lo recordó todo. —No había gracia en sus palabras—. Cuando Hollis tenía seis años escuchó discutir a sus padres, cuando bajo vio a su madre lavándose las manos en el fregadero... lleno de sangre. —Tragó hueso moviendo sus dedos—. Su madre le dijo que se había cortado el dedo y al otro día le dijo que su padre y ella se habían separado. Pero, luego Hollis noto algo extraño. —Hizo una pausa queriendo reír al ver las expresiones de sus amigos—. Noto que su madre iba constantemente a la sala, entraba y salía con bolsas de plástico. Las semanas pasaron y Hollis decidió usar el baño trasero, cuando llegó, miró hacia abajo y... ahí, en el baño, estaba la cabeza de su padre mirándola a los ojos, fijamente.

WonderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora