𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 50

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El parto.

Últimos capítulos...

________ (TN):

Lo que me faltaba, yo muriendo por traer a la vida a los bebés, y la otra muy imbécil no deja que el doctor haga su puto trabajo.

-¡Basta! ¡Deja que que el doctor...- Mis palabras quedaron en el aire por que sentí una fuerte contracción y me agarré con fuerza de las sábanas.

-Mire señora, me está haciendo perder el tiempo, su esposa va a a dar a luz en cualquier momento, déjeme atenderla.- Razonó el doctor, Lisa gruñó y aceptó después de estar por más de cinco minutos discutiendo con el doctor, de que no me tocará la mano, si solo era una mano, ¡Imagínese cuando me viera por allá!

-No me sueltes amor.- Susurro afónica.

-Jamás, mi pequeña.- Susurró y tomó mi mano con mucha fuerza, dejó un beso en la puntita de mi nariz y sonrió de lado.

Que dolor más horrible, siento que estoy muriendo. Empecé a pujar por inercia, el doctor y las enfermeras se movían hábilmente alrededor mío; cada segundo siento como se abre paso y un ligero ardor me atravesó. Me agarré con toda las fuerzas del brazo de Lisa, que en cada contracción me daba besos, para minimizar el dolor. El mundo se detuvo para mi, solo me concentre en el bello rostro de esta mujer, con esos chispeantes y feroces ojos, en sus perfectos labios, su cabello tan suave y sedoso y esos flequillos que la dejan más atractiva de lo normal, sin duda esta mujer fue esculpida por los mismísimos ángeles o demonios. Esto no me está sirviendo de nada porque ahora estoy sintiendo placer y dolor, ¿Será normal esto?, dejé todos mis pensamientos a un lado y me concentre en pujar, como el doctor me lo estaba pidiendo.

Al cabo de unos minutos sentí el llanto del primer bebé, y mi cuerpo descanso. Pero las contracciones seguían y el pujo salió por sí solo, hasta que al final se escucho el otro bebé.

-¡Son niñas!.- Exclamó una enfermera y sonreí, por mi cara bajaba gotas de sudor, mi cuerpo lo sentí pesado, sin fuerza alguna para moverme.

-Tengo tres princesas, te amo pequeña.- Susurró Lisa, con una enorme sonrisa, y besando mis labios una y otra vez.

No podía hablar, sentí un enorme nudo en la garganta, y lágrimas de felicidad brotaron de mis ojos. Nos fundimos en un abrazo hasta que una enfermera nos interrumpió.

-Disculpen, acá están sus hijas, son muy hermosas, ¡Felicitaciones!.- Dijo con mucha amabilidad una de las enfermeras, nos miramos con Lisa, antes de prestar toda nuestra atención en nuestras dos bebés:

Eran las bebés más lindas que había visto, su piel era tan blanca, tenían ese toque como Lisa, sus cabellos eran abundantes y castaños, arrugaditas en la frente y cachetonas, pero demasiado pequeñas.

¡Dios, muy pequeñas!, se veían tan frágiles, como una porcelana; una muy delicada. Las vimos por pocos segundos, antes que se las llevaran en la incubadora donde tendrían que estar hasta que estuvieran más fuertes y sus pulmones más desarrollados.

-Las pequeñas están en perfecto estado, pero es muy normal que un bebé prematuro deba permanecer en la incubadora; solo por un tiempo, hasta que se terminen de desarrollar completamente.- Dijo el doctor y asentimos.

-Nos la llevaremos a casa.- Dijo Lisa y el doctor frunció el ceño

-Tienen que estar acá, no se las puede llevar.- Desafió y Lisa gruñó por lo bajo. Tomó el celular e hizo una llamada.

-Rosé encárgate de todo lo que necesitan las gemelas, nos iremos mañana mismo.- Colgó la llamada.

-Señora...- Lisa alzó una mano y la movió con desdén.

-Es muy peligroso que estén aquí, así que; usted vendrá con nosotros y las cuidará, no se preocupe a mis hijas no les hará falta nada.- Dijo y el doctor abrió la boca pero la cerró de nuevo.

-No me está entendiendo...

-No me haga repetir las cosas dos veces, doctor.- Dijo tan calmada pero con su voz de amenaza, el doctor suspiró y asintió con la cabeza.

-Pobre doctor.- Dije en broma cuando salió de la habitación, me dio una mirada asesina y me encogí de hombros.

-Pobre otra, en fin, ¿Qué nombre escogiste?.- Inquirió una vez que nos quedamos solas en la habitación, di un suspiro cansado, me dolía todo el cuerpo y lo único que quería era dormir.

-Megan y Jennifer Manoban ¿Te parece?.- Pregunté, se quedó pensando por unos segundos.

-Bueno, están mucho mejor que esos otros que tenías pensados.- Dijo y solté un risa apática

-Lisa, tengo mucho sueño, Te amo, gracias por hacerme la mujer más feliz del mudo, mi amor, tú y mis pequeñas son a quienes más amo.- Dije y una lágrima cayó y la seco con sus labios.

-Tengo que agradecerte a ti, pequeña demonio por darme dos princesas muy hermosas. Las amo a las tres, por eso no debemos estar mucho tiempo aquí.- asentí y besó mis labios.

Sé que debo tener un aspecto terrible, toda sudada y despeinada, pero a ella no le importa porque devoró mi boca con ansias locas.

-Descansa hermosa, hiciste un buen trabajo. Te amo.- Dejó un último beso, y me acarició el cabello con dulzura.

Su toque me estaba transportando a otro mundo, porque en menos de unos segundos caí rendida. Mi pequeño cuerpo había tenido demasiado por hoy.

[...]

Al siguiente día, tal como lo dijo Lisa, llevamos las gemelas a la casa, allá están mucho más seguras, el doctor tuvo que ir casi obligado.

Rosé hizo un milagro en pocas horas, preparó una habitación para ambas con todo lo adecuado para atender a las bebés prematuras. Parecía un hospital, todo en perfecto estado y todas las máquinas necesarias. El doctor se sorprendió pero no dijo nada, solo se dispuso a hacer su trabajo de cuidar de ellas.

Ariana, se quedó a cargo de ellas. Fue su niñera mientras yo descansaba, de los tres meses que tienen de nacida en ningún momento me he despegado de ellas, ya están mucho mejor y ya no es necesario que estén más tiempo en la incubadora.

Están mucho más gorditas y grandes, ambas tienen el cabello castaño, piel pálida, sus facciones en el rostro se asemejan mucho a la señora Chitthip, sus labios son iguales a los de ellos, la única diferencia es; que Megan tiene los ojos como los de Lisa y Jennifer los tiene como los míos.

En fin, estoy muy enamorada de mi familia. Con Lisa estamos mucho mejor que nunca, en unos meses nos vamos a casar, con todo lo que nos ha pasado aún no lo hemos hecho, estoy contando los días y las horas, para decirle el sí frente al altar, y ser la señora Manoban para siempre.

Continuará...



Bellas son las flores
El cielo, una canción
Pero un beso tuyo...
✨No tiene comparación ✨

ADICTA A TI (Lisa y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora