𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 48

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Descansa cariño.

Últimos capítulos...

Todos estábamos en la sala de espera sentados, unos hablando entre sí, otros en completo silencio; como yo. Estaba en un rincón sin mirar a nadie, sin hablar con nadie, simplemente pérdida en mis pensamientos. Sentí una mano encima de la mía, levanté la mirada y Rosé me dió un apretón suave.

-Va a estar bien ¿Sabes?, siempre ha sido fuerte, una bestia para todo, pero aún así no se rinde ante nada; ya sabes a lo que me refiero.- sonrió un poco y asentí.- Ha sido mi mejor amiga por muchos años y prácticamente crecimos juntas, es como mi hermana menor.

Se podía sentir lo afligida que estaba, de esta familia he aprendido de todo un poco; ser coherentes e inteligentes. Lo primordial, que en todo lo malo siempre estarán juntos, ante cualquier circunstancia.

-¿Tienes más familia?.- pregunté curiosa.

-Yo tuve una, pero mi padre me vendió como un objeto, con suerte pude escaparme y el señor Marco, el padre de Lisa me ha cuidado bien, me ha dado un hogar y todas las cosas que mi padre nunca me dio.- respondió, lo que se me hacía curioso era que ella también fue vendida, como mi hermana mayor...iba a responder pero una voz nos interrumpió.

-¿Ustedes son los familiares del señora Lisa?.- Inquirió el doctor, de inmediato todos no pusimos de pie y lo acorralamos, se sorprendió por la cantidad de gente; éramos como unas 20 personas incluyendo los guardaespaldas, todos asentimos con la cabeza y suspiró cansado.

-Bien, la señora, tiene que permanecer en cuidados intensivos por sus quemaduras, aunque no son tan graves y no comprometen ningún tejido importante, si hay que tratarlas, sus pulmones ya están libres de agua, puede que despierte en unas horas...- Hizo una pausa y miró uno por uno.- No es necesario que todos esperen, pueden ir a casa y volver en la mañana.- Culminó y todos negaron.

-Doctor, puedo pasar la noche con ella.- Dije y todos clavaron sus ojos en mi.

-No puede...

-No le estoy pidiendo permiso doctor, así que usted solo haga su buen trabajo para salir de esto.- Dije sin hincapié y no le quedó de otra que asentir, sin objetar nada.

-Como diga.- Murmuró, caminé en medio de todos que estaban en un silencio sepulcral, y entré en la habitación. Cerré la puerta tras de mi y dejé caer la cabeza en ella.

Arrastre una silla, y me senté por un buen rato en ella, sosteniendo la mano de Lisa en completo silencio. No podía apartar mis ojos de los suyos, esperando a que se abran y lo primero que vean; sean a mi.

Hice suaves círculos con mis dedos en sus nudillos, subiendo por la muñeca donde repasé su pequeño tatuaje del brazo.

Me levanté de la silla, el sueño estaba apoderándose de mi. Me quité los zapatos y con sumo cuidado me acosté a su lado. Rodeo con mi brazo su cintura colocando mi cabeza en la almohada quedando su rostro a centímetros del mío, antes de cerrar los ojos, dejo un beso húmedo en su mejilla.

-Descansa cariño, y no tardes en despertar.- Susurré viendo su rostro, me quedé completamente dormida sintiendo el calor y el aroma que brota su cuerpo.

Ya quería que despertara, que esos felinos ojos me desnudaran el alma hasta el cuerpo como siempre lo han sabido hacer.

Desperté por un fuerte jalón en mi mano, abrí los ojos de golpe, Lisa estaba tratando de quitarse el tubo la boca.

-¿Qué haces?, No hagas eso.- Dije y le sostuve su otra mano, me volteó a ver y con la mirada dura que me dio, me lo dijo todo. Aparte la mano y me levanté de la cama.

Con ambas manos se lo quitó y también se deshizo del catéter que tenía en sus manos. Sacudí la cabeza negando, esta mujer no entiende que debe estar con eso puesto.

Se levantó de la cama, rodeo esta misma y me ayudo a sentarme. Sus brazos rodearon mi cuerpo al instante hundiendo el rostro en mi cuello. La apreté con mis brazos y lloré en su pecho.

-No llores amor, aquí estoy. Por cierto, no deberías estar aquí, recuerda que debes cuidarte.- Susurró. Hasta escuchar su rasposa voz me hizo sentir feliz y aliviada.

-No me vuelvas a asustar de esta manera, condenada.- Golpeo su brazo ligeramente y escuché su risa.

-No lo haré, ahora quieres buscar a Rosé quiero largarme de este maldito lugar.- Dijo con hastío y reí.

-No cambias Lisa pero...- la agarré de la mano y la senté a la fuerza en la cama.- Debes guardar reposo tú y tus heridas no han sanado.

-Quiero irme a casa con mi mujer, no pienso quedarme un maldito segundo más aquí.- Espetó y rodé los ojos.

-¡Pues no te vas a ir! ¡Te vas a quedar aquí y punto!.- Dije severamente y sonrió de lado.

Su mirada se ensombreció pero de deseo.

-Te ves tan sexy cuando me das ordenes.- Su ronca voz me hizo temblar todo el cuerpo.

-Deja de pensar solo en sexo, Lisa. ¿Acaso no ves lo herida que estas?.- se encogió de hombros y suspire con frustración.

-Esto, ya pasará.- Bufó.

-Ni porque estuviste a punto de morir dejas de joder.- Dijo Jennie entrando por la puerta y Lisa sonrió.

-Comadre, ya sabes, esto no es lo mío.- Dijo haciendo un gesto con el dedo señalando por toda la habitación.

Me tomó entre sus brazos y hundió su cabeza en mi pecho, acarició con dulzura mi vientre y dio un largo suspiro.

-Debes quedarte, ¿Entiendes?.- Susurré y negó.

-Vayamos a casa, allá tomaré los medicamentos. Además quiero estar a solas contigo.- Dijo pícara y Jennie carraspeó.

-Pero no están solas, estoy aquí. Por cierto, de nada Jennie por salvarme.- Dijo sarcástica y me solté de Lisa.

-Es cierto, Jennie. Gracias por estar con ella y ayudarla.- Me separé de Lisa y fui hasta donde ella, dándole un fuerte abrazo, me envolvió en sus brazos y dejó un beso en mi frente.

-¡Suelta a mi mujer!.- Gruñó y reímos.

Continuará...




No soy poeta
Mucho menos Romea
Solo quiero que sepas
Que te haré gritar cuando te vea✨😏

ADICTA A TI (Lisa y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora