Lavanda Para George [G.W]-«Fanfiction»

*Capítulo 6*

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Esa mañana George despertó con una extra sensación, como si durante toda la noche no hubiera estado solo. Observó a su alrededor pero en la habitación no había nadie mas que él. Instintivamente se tomó una de las mejillas y arrugó el ceño. Tal vez su mente estaba tan agotada que provocaba que su percepción de las cosas fueran distintas. Dejó escapar un leve suspiro y se quedo inmóvil en la cama observando al techo. ¿Por qué le estaban sucediendo todas esas cosas a él? ¿por que debería irse al mundo muggle?...Ante la última pregunta se sentó en la cama de forma rápida. Nunca antes había pensando en aquello, era como si otra persona le hubiera dado la idea. Movió su cabeza tratando de disipar los pensamientos que se acumulaban y decidió que lo mejor sería darse una ducha y poner su mente en blanco, si aquello fuera posible.

Trató de ponerse de pie, pero su cuerpo se tambaleaba provocando que callera sentado sobre la cama. Mantuvo su mirada sobre la puerta de su habitación pero todo giraba, sintiendo las ganas de vomitar. Cerró los ojos y respiró profundamente esperando sentirse mejor pero fue en vano, arrugo el ceño y volvió a recostarse en la cama, cerrando los ojos.

—¿George?

la voz de su padre sonaba preocupado. Sintió los pasos de su progenitor acercarse a su cama y sentándose a los pies de esta. George giró y observó al hombre tratando de regalarle un débil sonrisa que a duras penas apareció en su rostro. El señor Weasley le devolvió una mirada de preocupación.

—Estas muy pálido. ¿Cómo te sientes?, ayer no comiste en todo el día.

—Solo es cansancio, papá—dijo con voz débil—volveré a dormir y me recuperare.

—Debes comer George...

—Papá —interrumpió con un leve suspiró —En serio, no tengo hambre.

Pero un sonido hizo que el señor Weasley lo observara divertido, mientras que George solo arrugaba el ceño y hacia una mueca de disgusto.

—Tu cuerpo esta diciendo otra cosa —se puso de pie y agregó —le diré a tu madre que te prepare una bandeja Luego hablaremos.

—¿De que hablaremos?

—De ti y de... —Observó la habitación de su hijo y arrugó el ceño. Toda la ropa estaba esparcida por el suelo, en el suelo, habían pequeños envoltorios de ranas de chocolate de hacen varios días, pero solo en el lugar de la habitación que le correspondía a George, por que en el lugar de Fred, todo estaba intacto. —Y de que debes limpiar tu habitación. —finalizó para salir y dejar a George con el ceño fruncido.

(…)

George desayunaba en completo silencio sin dejar de observar a su padre mientras que su progenitor leía El Profeta. El señor Weasley no quiso dejarlo solo para así cerciorarse de que comiera algo.