Lavanda Para George [G.W]-«Fanfiction»

*Capítulo 2*

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Al sentir que sus pies tocaban tierra firme, abrió los ojos. Se encontraba en el callejón Diagon cercano al caldero chorreante. Había pensado en ese lugar y no sabía por qué, solo había llegado a su mente. Arrugo el ceño y comenzó a caminar hacia el caldero chorreante. Al llegar al lugar habían algunos magos y brujas conversando entre ellos, y otros que lo observaban como si hubieran visto algo demasiado sorprendente. Tom el tabernero, lo saludó con una gran alegría se acerco a él.

—George Weasley, que gusto verte por estos lados. ¿Quieres algo de beber?, tal ves tienes hambre...

—Gracias Tom, solo estoy de paso. Saldré a caminar.—respondió de forma brusca causando que Tom bajara un poco la mirada.—lo siento, solo... Iré al Londres muggle

—¿Londres muggle?—arrugó el ceño. Fijó su vista en la ropa de George la cual si no fuera por su túnica, podría pasar por un muggle.—.Deberías quitarte esa túnica—agregó a la vez que volvía a su puesto de trabajo

—Si, tienes razón.—con un movimiento de varita, su túnica se fue encogiendo y por los extremos le salían mangas. Al cabo de un momento, la túnica era una chaqueta muggle.—.Creo que esta bien. Adiós Tom.

George salió de la taberna sin esperar respuesta. ¿Por qué había dicho Londres muggles?, no lo sabía, soll había sido lo primero que se le ocurrió. Lo único que tenía claro era que necesitaba caminar, despejar su mente. Al salir del Caldero Chorreante, el ruido del Londres Muggles llego a sus oídos. Las calles eran angostas, los automóviles pasaban rápidamente al igual que los buses rojos de dos pisos que eran igual que el autobusnoctambulo, salvo evidentemente, que estos no desaparecían ni esquivaban muggles ni nada.

George siguió caminando y observando asombrado todo lo que sus ojos veían. Los edificios eran mucho mas grandes que los del callejón Diagon, y a pesar de que el había visitado el Londres muggle en otras ocasiones, nunca le había prestado tanta atención a algunos detalles como por ejemplo, habían personas que andaban sobre un tipo de transporte de dos ruedas en donde la persona movía las piernas de arriba abajo y avanzaba; por otro lado algunos chicos de la edad de Ginny, andaban sobre lo que parecía una tabla, con unas pequeñas ruedas y -los mas osados- hacían piruetas. El Londres muggle era como un mundo nuevo para él, un mundo nuevo y maravilloso ante sus ojos. Siguió caminando y deteniéndose de vez en cuando a observar lo que los negocios exhibían en sus escaparates, hasta que en un momento giro la cabeza y en una fracción de segundos, vio a Fred. Comenzó a correr tras el pelirrojo, pero estaba muy lejos, además que el Londres muggle estaba repleto de personas.

—¡Fred espera! ¡Fred!—gritaba a la vez que corría tras él, pero era inútil. No lo escuchaba. Siguió corriendo, tratando de alcanzarlo, hasta que el sonido de una bocina lo hizo retroceder. Sintió como alguien apretaba su hombro. Se giró de manera brusca y pudo ver que se trataba de una chica de su edad.