*Capítulo 28*

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Dos semanas transcurridas en dónde el otoño ya se había acentuado en el país. Las hojas con tonalidades que iban desde el verde, amarillo y marrón, yacían en el pavimento o césped de distintos lugares de Londres, siendo arrastradas por el frío viento.

De una u otra forma, George Weasley sentía que era arrastrado por un afuera externa a su persona. Una que poco a poco lo arrastraba a volver a experimentar las mismas sensaciones que cuando murió Fred.

No le importaba saber la hora o el día en el que se encontraba, para él no tenía sentido. Deseaba que la vida se le fuera rápido y volver a estar con su hermano.

Tocaron a su puerta y George solo arrugó el ceño, aferrándose al retrato de su hermano y acobijándose aún más con la manta que se encontraba en el sofá. Sabía de quién se trataba, pero no tenía fuerzas para abrir ni mucho menos hablar.

—Se que estás ahí, Weasley. Solo quiero saber si estás bien o necesitas algo—La voz de Mia sonaba preocupada—Ya debo irme… Tengo clases ahora, pero Artemisa está en el departamento…—soltó un suspiro— Solo cuídate ¿Si?

George soltó un suspiro y observó a la puerta en cuanto una carta era arrastrada por debajo, acumulándose junto a las demás. Mía todos los días llamaba a su puerta a cualquier hora del día y varias veces, pero él nunca abría. Hasta que, transcurrido tres días, Anderson comenzó a dejarle pequeños mensajes bajo la puerta.

George volvió su mirada a la ventana de la sala y observó el cielo gris de ese día, mientras los recuerdos junto a Fred llegaban a su mente. A pesar de sentir la necesidad de llorar, ninguna lagrima salía de sus ojos; tan solo se quedó inmóvil observando el cielo de Londres con mirada fija.

No pasaron muchos minutos hasta que volvieron a llamar a su puerta, esperó que Mia volviera hablar, pero no lo hizo, hasta que sintió que abrían. Por el reflejo de la ventana observó a su hermano Charlie cerrando tras de sí, manteniendo una mirada fuerte pero que denotaba preocupación al verlo.

—Charlie... —musitó George con voz débil —No puedes hacer magia en lugares muggles.

Sintió como los pasos de su hermano se acercaban mientras soltaba una risa llena de ironia. George sabía que estaba enfadado, que el verlo en ese estado no se lo había esperado en absoluto, pero ¿Qué quería que hiciera? Su estado anímico no era de lo mejor.

—No voy a permitir un retroceso como este, George. Ya basta —dijo posicionándose frente a él para que lo observara.

George observó a su hermano y pudo ver como lo desafiaba. Pero, aunque quisiera levantarse de ese sofá y demostrarle que podía solo con lo que le estaba sucediendo, la verdad era que no podía hacerlo, ni si quiera tenía fuerzas para mentirle.

Lavanda Para George [G.W]-«Fanfiction»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora