*Capítulo 29*

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George se dejó caer de rodillas al suelo mientras que las paredes y demás cosas poco a poco dejaban de sacudirse. Sintió que los ojos le ardían y después de varios días sin poder llorar con intensidad, lo hizo. Lloró sintiendo como de forma lenta, el dolor de haber perdido a su gemelo, le apretaba el pecho; esa sensación de no poder respirar con normalidad, se apodero de él. Fue en ese momento en que sintió como Mia lo abrazaba y acariciaba su cabeza como si estuviera consolando a un niño pequeño. Lo cierto era que él se sentía de esa forma, como si fuera un niño que le arrebataron lo que más quería en su vida, su hermano.

Charlie entró al cuarto y George lo observó queriendo disculparse por tal alboroto que podría meterlos en problemas, pero el mayor solo le devolvió una mirada comprensiva y lo abrazó junto a Mia.

El sentir el apoyo de uno de sus hermanos y de la persona que poco a poco se estaba volviendo importante en su vida, lo ayudó a calmarse de forma paulatina. Al cabo de un rato, se alejó de ellos y limpió todo rastro de lágrimas con sus manos.

—Yo... —comenzó a decir George un tanto confundido lo que lo llevo a esconder la mirada.

—Hey... —dijo Mia tomándolo de la barbilla —No tienes que decir nada, está bien...

—Lo importante es que tú te sientas bien, George —aclaró Charlie mientras Mia asentía.

George sonrió de forma débil y se puso de pie con ayuda de Charlie. Se sentó a los pies de la cama y escondió su mirada, para luego observarlos.

—No le digas a nadie de la familia lo que acaba de ocurrir, Charlie. Mucho menos a mamá —habló con voz débil.

—Pero deberían saberlo...

—Promételo Charlie.

El pelirrojo suspiró algo frustrado y asintió con una pequeña sonrisa, para luego murmurar: iré a prepararte algo de comer. Llevándose la bandeja junto al plato que no habia sido tocado. Recogió los vidrios rotos del vaso y salio de la habitación dejando a George y Mia a solas.

George volvió a esconder su mirada de Mia y comenzó a frotar sus manos con nerviosismo.

—Lo siento Anderson... —habló con voz temblorosa — Nunca quise que pasaras un mal rato por mi culpa.

—No tienes por que disculparte, Weasley —Se sentó a su lado y le sonrió —. Al final de cuentas, debías de sacar todo el dolor que tenías dentro.

—Aun así...

—Olvidalo ¿si? Ahora lo mejor que puedes hacer es darte un baño y relajarte. Yo estaré con Charlie ayudándolo en la cocina.

Ese día Mia se quedó con los hermanos Weasley, al igual como lo hizo al día siguiente, hasta transcurrido dos semanas en dónde, por más que George le mencionara que no era necesario que permaneciera por más tiempo, la castaña no lo escuchaba.

Lavanda Para George [G.W]-«Fanfiction»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora