Vuelve
Alice despertó sobresaltada. Había tenido unos sueños intranquilos, sabía qué aquello se debía a la pesada energía de Gamal con la que había estado en contacto, sentía que los ojos de ese demonio la perseguían una y otra vez. Permaneció un momento más envuelta en las frías sabanas, podía ver una mañana gris afuera por la ventana. No tenía un buen presentimiento, había algo que no parecía ir bien, aunque la verdad era que nada iba bien, no en los últimos días. Tenía que hablar con Trihel, las cosas no podían seguir de aquel modo, sin embargo no se sentía con fuerzas para encararlo, ni siquiera quería pensar en la noche anterior, mucho menos en Gamal y sus palabras. Ese demonio había usado lo único de lo que no podía defenderse con algún sigilo o hechizo: simples palabras que habían sembrado dudas.
No sabía cómo seguir manteniendo la confianza que tenía en Trihel. Hasta Margo le había advertido. Trihel mentía, pero ¿en qué específicamente? ¿Era un ser peligroso, había maldad en él? No, estaba segura que lo habría notado, si hubiese maldad en él simplemente lo habría sabido.
Nunca lo había presionado para que le contara el motivo por el cual lo habían expulsado del infierno, ella había asumido que se lo contaría a su debido tiempo, cuando él lo considerada pertinente, y lo que menos deseaba era exigirle respuestas sobre temas que no le concernían, ¿cómo podía exigirle que le rebelara sus secretos cuando ella tenía los propios? Sin embargo había una gran diferencia, los secretos de Alice no eran un peligro para alguien más aparte de ella. Los secretos de Trihel en cambio, los estaban poniendo en peligro a todos. No tenía otra opción más que encararlo y exigirle respuestas, justo como aquel día en que fueron testigos de la muerte de aquella chica. Aún así incluso desde ese día sabía que no estaba siendo del todo sincero con ella, pero esta vez no podría dejar que le diera medias verdades. Salió de la cama. Necesitaría de todo su valor. No quería creer en las palabras de Gamal, necesitaba las respuestas de Trihel.
Pensó que lo encontraría en su habitación pero sólo se topó con Sombra, el pequeño gato, acurrucado en la almohada de Trihel. El mal presentimiento con el que había despertado se agravó. Algo no iba bien.
Escuchó pasos en la planta baja. Se mordió los labios algo insegura, no sabía la reacción que tendría Trihel o el humor en el que se encontraría, ¿seguiría molesto por lo del beso con Gamal? Bajó con pasos lentos, pensado en la mejor forma de abordar a Trihel. Miró en la cocina pero tampoco estaba ahí. Se asomó a la sala. Trihel estaba sentado en el alféizar de la ventana, la vista fija en algún punto lejano, pensativo y con el semblante bastante serio que lo hacía parecer mucho mayor de lo que era. La tenue luz en la habitación hacia qué sombras difusas lo envolvieran, dándole un aspecto lejano, solitario y frío. Ese no tenía nada que ver con el Trihel de la noche anterior, con su expresión dolida y furiosa, emanando energía oscura a borbotones por la frustración que sentía. No había olvidado el miedo que sintió al verlo de aquella forma, rara vez percibía su alma de aquel modo tan furioso e intenso. Ahora se veía vacío, apagado, cómo si algo le hubiese arrebatado la energía completamente. Perecía no haber dormido en toda la noche. Alice tomó aire y se atrevió a entrar.
—Hola —se avergonzó de la duda con la que se escuchó su voz. Necesitaba ser fuerte como siempre lo había sido, o no podría exigirle respuestas a Trihel. Tardó en devolverle el saludo así como en mirarla. Sus ojos lucían pagados.
—Pensé que seguías durmiendo —hasta su voz parecía distante, como si realmente no estuviese ahí, ¿qué había ocurrido?
—Acabo de despertar. Yo... quería hablar contigo.
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La Bruja y el Demonio
Paranormal"Toda alma puede salvarse, incluso la del diablo" Él es un demonio condenado a sufrir una horrible maldición que consume su alma. Huyendo de lo que alguna vez fue, ahora vaga por el mundo humano sin esperanza alguna, aguardando el momento en que su...