Confrontación
Gamal salió del bar con la cabeza en alto y la arrogancia típica de un demonio. No estaba ebrio, pero tampoco estaba lo suficientemente sobrio. Daba igual, sabía que todo era una ilusión creada por él mismo. Al no poseer un cuerpo real era imposible embriagarse. El joven que los humanos veían caminado por la calle no era más que una mentira, todo lo que se suponía lo conformaba y lo hacía ser él era una ilusión. Sin un cuerpo, sin la preciada materia, la carne como tal, no era más que un espíritu que imitaba la vida mortal. Sin sentimientos, sin emociones. No le importaba, ¿qué sentido tenía una existencia tan mundana y efímera como lo era la vida humana? Él era practicante un dios, había existido durante milenios, y viviría por muchos más, podía hacer de lo imposible algo posible. ¿Por qué desperdiciar un poder, anhelando la mortalidad?
Una pareja pasó frente a él, iban abrazados, muy juntos, hasta que el joven se inclino para besar a la chica, el gesto fue mínimo, ambos se alejaron sonriendo, compartiendo una complicidad intima rasgo distintivo de las parejas jóvenes. Aquel gesto hizo que Gamal se detuviera casi sin proponérselo, una mueca de desagrado opacó las elegantes facciones de su rostro, pero no fue suficiente para ocultar lo que de verdad le había provocado en ver aquella pareja. Su despreció ante los humanos, ante la mortalidad, e incluso hacia los sentimientos, también eran una mentira. Lo que Gamal sintió al ver aquella pareja no era otra más que envidia. Él envidiaba la forma en que ellos eran libres de amar, libres de elegir con quién compartir su vida, algo que para un ser como él siempre estaría prohibido. Un demonio no puede amar. Un demonio destruye todo lo que toca. Así eran las cosas, él siempre lo habría sabido.
Molestó se alejó de las calles, caminado hacia los rincones solitarios y oscuros. Estaba pasando mucho tiempo en el mundo humano, por eso estaba tan distraído pensando en estupideces. Al principio siempre era muy divertido pasar tiempo en ese plano, podía hacer lo que quería, destruir, engañar, llevar caos, desquitarse con los humanos por todo lo que tenían de forma completamente inmerecida. Sin embargo con forme pasaba el tiempo observando los simples placeres que ofrecía el mundo humano, esa sencillez de la vida, se hacia más evidente que estaba ahí por envidia, y por nostalgia de todo lo que estaba prohibido para él, por el simple hecho de no ser un humano. Lo mejor sería terminar cuanto antes su tarea, aún deseaba vengarse, aún quería ver a ese traidor retorciéndose en la fosa infernal. Ya era tiempo de cumplirlo.
Trihel, como estúpidamente se hacia llamar ahora, su hermano siempre creía que cambiando su nombre podía dejar atrás lo que era. No podía estar más equivocado. No importaba cuántas identidades se creara, Gamal sabía la verdad sobre quién era realmente. Deseaba tanto ver como lo perdía todo, verlo agonizando, sin esperanza y sin ningún tipo de redención. Ese traidor merecía todo el dolor de este y el otro mundo. Y Gamal disfrutaría tanto viéndolo sufrir. Sin embargo había un problema: la bruja.
Quitarla de en medio sería difícil. En el tiempo que la había observado Gamal se había dado cuenta de ciertos detalles respecto a ella. Era atractiva no había duda de ello, pero no solo su físico la hacia deseable, su esencia era simplemente adictiva. Era una bruja de sangre en la flor de su poder. Había algo en ella tan poderoso, que no le sorprendió nada que su hermano no hubiese podido resistirse a ella, aún si sabía que eso lo mataría más rápido. Pero había ciertas peculiaridades más allá de su poder o de su apariencia. Ocultaba algo, estaba seguro de ello, había algo en ella que no encajaba en cierta forma. Y él era un demonio curioso, por lo que no tardó en descubrir la verdad.
Alice Cuervo, era una chica misteriosa, que había llegado de la nada a Nowhereville; sin amigos cercanos, salvo unos cuantos conocidos, sin familia, más que una supuesta tutora legal que manejaba una tienda de especias en esa misma ciudad, y que era su único contacto cercano. Siempre solitaria, sin involucrarse en nada, con un perfil bajo para no llamar la atención, algo que solo las personas que ocultan algo mantienen. Era una chica simple, tal vez demasiado, que había dejado de ser algo normal, Alice Cuervo no era una chida normal en muchos sentidos. Aquello solo hacía que su deseo de encontrarse de nuevo con ella aumentara, a la vez que hacía difícil que decidiera qué hacer con ella, le costaba admitirlo, pero la verdad era que no quería hacerle daño.
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La Bruja y el Demonio
Paranormal"Toda alma puede salvarse, incluso la del diablo" Él es un demonio condenado a sufrir una horrible maldición que consume su alma. Huyendo de lo que alguna vez fue, ahora vaga por el mundo humano sin esperanza alguna, aguardando el momento en que su...