Mal augurio
Estaba nervioso. Nunca se habría imaginado que sería capaz de sentirse nervioso, pero lo estaba en verdad. Y era por algo completamente distinto a su habitual miedo desde que había sido expulsado del infierno. Trihel caminaba rumbo al apartamento de Alice, de vez en cuando se detenía inseguro y nervioso, pensando que lo mejor sería dar todo por perdido. Los pasos de la bruja alejándose por el pasillo aún resonaban en su cabeza. Debió de haberla detenido en ese momento, y pedirle disculpas por lo que había dicho. Una y otra vez podía escuchar sus palabras haciendo eco en las paredes de su atestada mente: "No es tu problema" como se arrepentía de ellas, de todo en realidad. De haberla dejado marchar, de no haberla tranquilizado de algún modo después de lo que había visto. Ahora más que nunca Alice se daría cuenta de que le ocultaba cosas. No la había visto desde aquel día, por lo que no había podido disculparse, pero por fin se había armado de valor para ir a buscarla esa misma noche y disculparse. Porque era lo correcto aún si eso lo ponía nervioso.
Era verdad que el miedo podía hacer mucho daño, y él a pesar de los años que llevaba sintiéndolo seguía sin saber como manejarlo. El miedo siempre estaba ahí, comprimiéndole el pecho, haciendo que respirar fuese difícil, lo seguía como si de una sombra se tratara y no sabía como enfrentarlo. Los inmortales no sienten miedo.
Trihel podía asegurar incluso que los seres como él no sentían nada en absoluto. ¿De no haber sido atrapado en un cuerpo mortal, habría logrado sentir algo? Conocía la respuesta a esa pregunta, pero era demasiado peligroso pensar en ello, y sin duda no estaba ayudando a disminuir sus nervios, al contrarío, hacía que el nudo en su garganta se apretara aún más. Prefirió pensar mejor en lo que le diría a Alice, pero ¿y si no le abría la puerta? Sus palabras en verdad habían sido duras y todas estaban dominadas por el miedo. Alice no las merecía. Estaba tan cansado de sentir miedo todo el tiempo, pero ¿cómo podría manejarlo si el sello en su pecho era un recordatorio constante de todo lo que le esperaba?
El edificio de apartamentos en donde vivía la bruja apareció en su campo de visión, sus pasos se volvieron lentos. Tenía que hacerlo o de lo contrario perdería a su única amiga en el mundo humano. No quería perder a Alice, la soledad junto con el miedo lo aplastarían, enloqueciéndolo por completo. La puerta de entrada al conjunto de apartamentos estaba abierta, al menos la suerte le sonreía. Subió las escaleras hasta el piso de Alice, pudo haber tomado el elevador, sin embargo eso solo conseguirá ponerlo más ansioso. Al menos mientras subía por las escaleras podía aclarar sus pensamientos e idear la forma más adecuada para disculparse. En cuanto estuvo frente a la puerta del apartamento de Alice el valor lo abandonó. La duda y los nervios hicieron que su corazón se acelerara, haciendo que por un segundo estuviese dispuesto de dar media vuelta y marcharse.
«Vamos, hazlo idiota. Quieres hacerlo, discúlpate con ella» se dijo.
Tomando aire levantó una mano para llamar a la puerta, pero antes que pudiera hacerlo esta se abrió. Una alegre pareja joven salió del apartamento, tomados de la mano y soltando risitas cómplices, se apartó para dejarlos pasar. Los siguió con la mirada algo confundido, cuando regreso su vista Alice estaba de pie en la puerta con los ojos fijos en él, tenían cierta frialdad, pero Trihel pudo notar también cierto destello de tristeza. La bruja se cruzó de brazos y se apoyó en el marco. Aunque quisiera ocultarlo sus palabras la habían afectado. Trihel deseó poder patearse a sí mismo por ello. Era sorprendente la facilidad con que las palabras lastimaban.
Dio un pequeño paso hacia ella, inseguro de que decir. Ojalá su corazón no estuviera latiendo con tanta prisa, así podría concentrarse mejor en sus palabras. Tuvo que tomar aire para poder hablar.
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La Bruja y el Demonio
Paranormal"Toda alma puede salvarse, incluso la del diablo" Él es un demonio condenado a sufrir una horrible maldición que consume su alma. Huyendo de lo que alguna vez fue, ahora vaga por el mundo humano sin esperanza alguna, aguardando el momento en que su...