Visitante Nocturno
Alice no le había quitado los ojos de encima en toda la mañana, lo observaba como si de un momento a otro fuese a caer muerto, al principio se sentía incomodo, y un tanto irritado por no haber podido ocultarle que no se encontraba del todo bien. Debía de haber supuesto que ahora que se quedaba en su casa resultaría mucho más difícil ocultarle cosas. Ojalá hubiera sido más fuerte, no dejaba de repetírselo, si hubiera logrado soportar mejor el dolor probablemente Alice no habría sospechado nada y podría seguir fingiendo que nada malo ocurría, pero estaba tan cansado. No podía seguir pretendiendo que podía llevar una vida normal como un ser humano más, y algo que no se perdonaba era que estaba arrastrando a Alice con él. Iba regresar al infierno ¿por qué había insistido tanto en quedarse junto a ella? Aún si Alice lo inspiraba a ser valiente, ya era muy tarde, no podía cambiar su destino. Estaba condenado.
Ahora se daba cuenta que incluso la valentía que la bruja había mostrado en los últimos días había comenzado a flaquear, en su mirada veía algo más que mera preocupación por él, lo sabía porque era lo mismo que él sentía todo el tiempo: miedo. Ver el miedo en los ojos de Alice cada que lo miraba era insoportable para él, de nuevo sentía que se ahogaba en culpa. Escucho pasos a su espalda, Alice se acercaba, se obligó a mejorar tanto su expresión como su humor. No quería volver a preocuparla. Deseaba tanto volver en el tiempo, a esos días donde no había miedo.
—¿Trihel? —incluso su voz tenía ese nuevo matiz entre miedo y preocupación.
—Aquí estoy, ¿qué que pasa? —sonrió para ella, obligándose a hacerlo.
—¿Estas mejor? —sus grandes ojos verdes se fijaron en él, haciendo más difícil improvisar alguna mentira rápida.
—Alice has estado preguntándomelo todo el día. Enserio ya estoy mejor, te dije que solo necesitaba tiempo —no le creía. Por fin era consciente de que haberle ocultado tantas cosas, aún si su intención había sido protegerla había dañado parte de la confianza que ella tenía en él. Suspiró derrotado, se incorporó del sillón en donde en vano había intentado leer un poco. Se estiró el cuello de la camiseta y para sorpresa de Alice le mostró la herida de su sello.
—Lo ves, ya estoy mejor, no hay de qué preocuparse —la actitud de Alice lo sorprendió. Su rostro mostraba sorpresa y desconcierto total, como si no diese crédito a lo que estaba viendo, parecía como sí quisiera acercase y tocar la herida por sí misma para asegurarse de que lo que veía era real.
Trihel era consciente de que al menos la herida ya tenía mejor aspecto. Aún si seguía sintiendo sus efectos en el cuerpo. Gamal era un desgraciado, sabía cómo reaccionaba su sello ante la energía demoniaca, cuando entraba en contacto directo con ésta el dolor era insufrible. Trihel ya no sabía que le molestaba más, qué Gamal lo hubiese humillado enfrente de Alice o qué por su causa ella hubiese visto cosas que no pensaba contarle nunca. Ella sospechaba algo, eso era seguro, parecía que solo era cuestión de tiempo para que tuviese que decirle la verdad que llevaba ocultando desde el principio, pero hasta ese momento, quería seguir fingiendo que podía llevar una vida casi humana. Lo necesitaba. Necesitaba de ese consuelo.
+++
¿Qué era real y que no? Alice no dejaba de preguntárselo. Trihel de nuevo actuaba como si nada malo pasara, y no se estuviesen ocultando de otro demonio que quería mandarlo de regreso al infierno. Como si la vida de Alice aún fuera normal y él no fuese un demonio atrapado en un cuerpo mortal. Si algo le reconocía siempre a Trihel era su increíble capacidad para aparentar, para deslindarse por completo de su realidad, y para... fingir. Estaba segura de lo que había visto. La herida del sello tenía un pésimo aspecto, sin embargo cuando Trihel le mostró la herida esa misma mañana parecía igual que aquella primera vez que la vio, solo una herida desagradable que no sanaba del todo, pero sin rastro de las venas negras y la piel herida. No tenía idea de cómo es que si quiera era posible. No comprendía nada sobre Trihel, sobre lo que era realmente. Su apariencia tan humana siempre la engañaba e incluso hacia fácil olvidar que lo que se escondía debajo de ese cuerpo no era de este mundo.
ESTÁS LEYENDO
La Bruja y el Demonio
Paranormal"Toda alma puede salvarse, incluso la del diablo" Él es un demonio condenado a sufrir una horrible maldición que consume su alma. Huyendo de lo que alguna vez fue, ahora vaga por el mundo humano sin esperanza alguna, aguardando el momento en que su...