Capítulo 8

228 28 2
                                    


Lo que eres


No entendía para qué la esperaba si siempre que lo hacía todo terminaba de mal en peor. Las dos ultimas discusiones que había tenido con la bruja estuvieron a punto de hacerlo cambiar de opinión sobre acercarse a ella de nuevo. No podía creer que logrará exasperarlo tanto, ni siquiera había podido decirle nada sin que ella se pusiera a la defensiva y empezará a acusarlo de ser un sucio demonio malvado. Pero era lo que era, un demonio y en eso no podía negar que la bruja estuviese equivocada al querer alejarse de él. Todo humano sensato buscaría alejarse de un demonio siempre, era algo casi instintivo en ellos. Aún así no debía de comportarse de ese modo tan grosero con él, mucho menos juzgarlo. No había hecho nada para lastimarla, aunque quizá haber entrado a su apartamento sin su permiso no había sido lo más sensato, pero no había podido evitarlo en cuanto vio la oportunidad de entrar. No estaba muy seguro de cómo comportarse, tantos años en solitario quizá si habían afectado sus habilidades sociales. Tenía que ser más cuidadoso.

Pero a pesar de que quería mantener cierta distancia después de su discusión, no podía mantenerse alejado de ella, era así de simple, aunque lo exasperara al grado de llegar a molestarlo, no podía negarse que sentía mucha curiosidad por ella, el efecto que tenía en él era extraño y abrumador, casi físico. Y eso sin mencionar la también esa extraña energía que lo terminaba atrayendo a ella siempre. La vio salir de su apartamento, se quedó en las escaleras mirándola. Cerró los ojos, «No hagas nada para molestarla» se repitió, aunque ella tenía un carácter tan complicado que resultaba difícil saber qué la molestaría y qué no. Se acercó a ella despacio.

Alice dio tal brinco que sus llaves y bolso cayeron al suelo. Lo miró furiosa. «Genial, ni si quiera he dicho nada y ya la hice enfadar» pensó.

—¿Acaso quieres matarme de un susto? —le espetó molesta la bruja mientras se agachaba a recoger sus cosas. Una vez más la sorprendía sin quererlo.

—Lo siento, no fue mi intención —se apresuró a disculpase.

Ella le dio esa mirada tan extraña de siempre, no le gustaba que lo mirase de esa forma como si fuese un bicho raro. Al parecer le había sorprendido escucharlo disculpase, para ella seguramente los demonios no se disculpaban, estuvo a punto de soltar un suspiro exasperado.

—¿Vas a seguirme de nuevo hoy? —le preguntó, al menos ahora su voz se escuchaba menos molesta. No estaba muy seguro de que responder a eso—. Bueno aclaremos un par de cosas antes: ¿quieres matarme?

—¿Qué? —no dio crédito a lo que le preguntaba, pero parecía decirlo enserio, en verdad nada estaba resultando como creía—. Claro que no, salve tu vida, no lo habría hecho si quisiera matarte —le respondió, sorprendido porque ella considerara siquiera que quería matarla, no tenía el más mínimo sentido. Ella también se dio cuenta de que había hecho una pregunta bastante tonta, al menos se daba cuenta de que estaba siendo un poco irracional, era un ligero progreso

—¿Quieres mi alma? —preguntó con cierta inseguridad, después de un momento

—No porque sea un demonio significa que quiera tu alma —dijo con cierta hostilidad, era frustrante que asumiera tantas cosas solo por que era un demonio.

—¿Entonces a que estas jugando? —la bruja se cruzó de brazos, su mirada molesta y exasperada había regresado.

—Yo no estoy jugando a nada —no pudo evitar escucharse enfadado, comenzaba creer que haber ido a buscarla de nuevo había sido una pésima idea, nunca parecía escucharlo, era una perdida de tiempo hacerla cambiar de opinión.

La Bruja y el DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora