Capítulo 27

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Sagrada Protección


Alice bajó de la camioneta sintiéndose observaba y tal vez lo estaba siendo, aferró con fuerza las llaves en su mano. Quizá después de todo sí que era una pésima idea. Pero era lo único que tenían. Fue difícil llegar a un acuerdo con Trihel, y mucho más llegar a una especie de plan. Ambos coincidían en que no deseaban poner en peligro vidas inocentes, Trihel no podía dejar de pensar en lo que hubiese pasado si en lugar de Alice hubiera sido Bellini el que entrara por la puerta aquel día y se encontrara con Gamal, o peor aún un cliente cualquiera, además la imagen del cuerpo destrozado de la chica aún lo atormentaba, Alice lo sabía, por ello había accedido a mudarse con él, no sin antes poner varias objeciones, sin embargo Trihel tenía razón. La casa apartada del joven demonio les aseguraba que nadie más se vería involucrado, sin embargo estar tan apartados le provocaba una sensación de intranquilidad a Alice, "En un sitio tan alejado nadie de escuchara gritar" ¿en dónde había escuchado eso? Prefirió ignorarlo, ya tenía suficiente con la paranoia de Trihel como para agregar la suya. Se apresuro a entrar en al casa, seguramente ya estaría preocupado.

El aire frío y el tenue olor a humedad la recibió, «Hogar, dulce hogar» pensó con ironía. Jamás se imagino qué acabaría viviendo con Trihel, esperaba que no fuese algo definitivo, su relación se había vuelto un tanto complicada después del ataque sufrido en la librería. Había muchas cosas que seguían sin hablarse y cada que quería tocar el tema Trihel parecía entrar en pánico, y no paraba de buscar la forma para librarse de responder, lo dejo en paz solo porque seguía recuperándose, pero cada día le costaba más mantenerse callada, quería respuestas, sobre todo ahora que se había topado cara a cara con el nuevo demonio, Gamal. Alice repetía el nombre con cierto temor, insegura entre si pronunciar tantas veces el nombre o pensar tanto en él acabaría por atraerlo hasta ellos.

Escuchó pasos, Trihel apareció en la entrada de la cocina con una cara mezcla entre preocupación y alivio por verla. Los golpes de su rostro habían adquirido un mejor tono y los cortes comenzaban a cerrarse. Necesitó varias semanas para lograr levantarse sin hacer tantas muecas de dolor por sus costillas lastimadas, pero seguía sin estar del todo bien. Lucia enfermo, más pálido y ojeroso de lo que normalmente estaba, su expresión la mayoría del tiempo era cansada, aquello no había pasado desapercibido para Alice, algo no estaba bien con él no tenía la menor duda. Desde la noche que salieron del hospital acompañados de Bellini nada había regresado a la normalidad.

—Tardaste demasiado —reclamó, intentó no escucharse severo, pero no lo logró. Alice hizo una mueca, era como volver a vivir con Margo.

—Lo siento —se esforzó por no molestarse con la sobreprotección que Trihel ejercía sobre ella. Después de lo ocurrido cada vez cedía con mayor facilidad, no estaba por la labor de discutir, sobre todo cuando a lo que se enfrentaban eran demonios bastante crueles y mucho más fuertes.

—¿Lograste hablar con Bellini? —su tono de voz se suavizó un poco.

—Sí —ese había sido el motivo por el cual se había visto obligada a salir de la protección de la casa en primer lugar, y ya que Trihel aún se encontraba recuperándose tuvo que ser ella la que se encargara de todo pese al disgusto del demonio de dejarla salir sola—, mantendrá la librería cerrada y estará fuera de la ciudad, recibió un encargo de encuadernación para una biblioteca, eso lo mantendrá ocupado y alejado —aquello la había aliviado bastante, al menos alguien que le importaba estaba fuera de la línea de fuego. Una pequeña parte egoísta en ella deseaba también poder alejarse de todo, pero sabía que le sería imposible dejar a Trihel.

—¿Y Margo? —aún si la maestra de Alice no se había portado de la mejor manera con él, ella formaba parte de las personas que ambos deseaban mantener a salvo.

La Bruja y el DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora