Capítulo 9

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Demasiado raro para un Demonio


Encontró al joven demonio sentado en una de las bancas afuera de su universidad. Al no habérselo topado en toda la mañana había tenido la secreta esperanza de que ya se hubiese marchado y por fin la dejaría en paz, pero una vez más parecía que iba a tener que aguantar su compañía por lo que quedaba del día. No fue la única en darse cuenta de su presencia. A su espalda varias de sus compañeras de clase comenzaron a murmurar entre ellas. Alice escuchó claramente las palabras "guapísimo" y "sexy" mientras apuntaban en dirección al demonio, puso los ojos en blanco. Ojalá esas chicas pudiesen darse cuenta del verdadero ser que se encontraba dentro de aquel cuerpo tan atractivo. Un ser bastante horrendo en su opinión.

Cuando estuvo más cerca del demonio notó que había algo diferente en él, su postura era un tanto encorvada y sus ojos lucían muy cansados, incluso parecía triste, aquella actitud la tomó por sorpresa, pero en cuanto el demonio se dio cuenta de su presencia cambio por completo su expresión y su postura, tanto que al final Alice ya no estaba tan segura de lo que había creído ver.

—¿Acaso tienes que seguirme a todos lados todo el tiempo? —se cruzó de brazos en cuanto estuvo frente a él.

—¿Acaso todo lo que hago te molesta? —él imitó su pose, aquello estuvo a punto de hacerla sonreír pero se contuvo. Se sentó al lado del demonio.

—Le gustas a varias chicas de mi clase —le señalo discretamente con la barbilla al grupo de chicas frente a ellos—, tal vez vengan a pedir tu número. No sé que ven en ti, la verdad pareces un vago —el demonio la miró ofendido. Alice sonrío con malicia.

—Pues no estoy interesado —dijo desviando la vista de la chicas. Realmente parecía nada interesado. Alice suponía que todos los demonios eran unos lujuriosos pervertidos que nunca perdían la oportunidad de coquetear con cualquiera que se les pusiera enfrente, pero al parecer él no era así. Una cosa más que agregar a su ya larga lista de rarezas.

—¿Entonces me seguirás todo el día de hoy? Te advierto que planeo quedarme en casa sin hacer nada.

—En realidad quería pedirte que me acompañaras a un lugar —dijo encogiéndose de hombros, lo dijo de forma casual como si ya fuesen amigos y tuviese todo el derecho a pedírselo, Alice lo miró desconfiada ¿y si planeaba algo malo?

—No iré a ningún lado contigo —le respondió a la vez que se ponía de pie.

—¿Qué? ¿Por qué? Oh vamos, no es mucho pedir. Por favor —agregó.

—Si me dices a donde tal vez lo considere —no parecía estar planeando nada peligroso, aun así no podía estar segura.

—A cometer actos impuros y perversos —respondió él con sarcasmo mientras ponía los ojos en blanco. Alice quiso golpearlo por ser tan cínico.

—¿Por qué quieres que te acompañe? —optó por preguntar.

—Dijiste que te demostrará que puedes confiar en mi, así que eso hago.

—Pues no estas haciendo un buen trabajo no diciéndome a donde vamos —dijo un tanto irritada. No quería seguir peleando con él, pero no podía evitarlo. Nunca era claro respecto a lo que en verdad quería, Alice no se tragaba eso de que sólo quisiera "comprender" el por qué se habían encontrado, él tenía aspecto de ser alguien que ocultaba demasiadas cosas, no importaba que por fuera se viera como un joven humano atractivo y simple, por dentro no lo era.

Sin embargo Alice se sentía un poco culpable por la actitud que había tenido el día anterior con él, era obvio que lo había ofendido. Quizá si estaba siendo demasiado dura, pero no lo hacia por maldad. El problema era el miedo, aún temía que la lastimara de algún modo, en el fondo la duda de si planeaba algo en su contra seguía ahí. El miedo que su instinto alentaba, el miedo que Margo había incitado con su breve charla sobre el mal, todo eso le impedía confiar en él. Pero sabía que de haberlo querido ya la habría lastimado, había tenido demasiadas oportunidades y él mismo había asegurado que no quería matarla y mucho menos quería su alma.

La Bruja y el DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora