Un mal plan
Margo por fin la dejó sola. Ninguna dijo nada más respecto a la tensa conversación que habían tenido, pero aún si su maestra estaba preocupada por ella, y tenía miedo, no podía renunciar a Trihel, no ahora. Se coló en la habitación donde se encontraba el demonio. Entró sigilosa pensando que lo encontraría durmiendo, pero no era el caso. Igual que ella parecía tener demasiadas cosas en la cabeza que parecían no dejarlo descansar como se debía. Trihel sintió su presencia y levantó el rostro, sin embargo agachó la vista casi de inmediato. Ese gesto intrigó a Alice, se acercó a la estrecha cama.
—¿Qué ocurre? —le preguntó con voz queda, el demonio movió ligeramente la cabeza como si quisiera restarle importancia, Alice insistió.
—Mis ojos —respondió al fin, su tono era ligeramente triste—, no he logrado que regresen a la normalidad. Temo que ya nunca lo hagan.
La bruja se agachó a su lado y le acarició el rostro. Que los ojos de Trihel permanecieran negros solo significaba que su esencia se fortalecía, y estaba tomando el control del ya debilitado cuerpo humano. Las palabras de Nebiros parecían resonar como un mal presagio ¿cuánto más crees poder soportar hasta que esto de consuma? Parecía que el tiempo y las esperanzas se estaban agotando.
—Sabes que eso no me importa —lo obligó a mirarla, él le respondió con una sonrisa triste. Deseaba verse lo más humano posible para ella, pero eso sería negar quien era, además Alice no se había enamorado de un humano, sino de él, un demonio.
Le hizo espació en la cama donde se encontraba descansando. La bruja se acurrucó junto a él, aliviada de sentirlo de nuevo cerca de ella. Trihel dejó que el aroma de Alice y su cercanía lo calmaran, aún si todo lo que tenían que hablar burbujeaba en su interior. Ojalá pudiese detener el tiempo, quería permanecer así, al lado de Alice, sin nada más en su mente que ella.
—Quería darte las gracias por haberme sacado de ahí. No debiste de haberte puesto en semejante peligro, pero agradezco que lo hicieras —le acaricio el rostro, era tan reconfortante verla—. Dudo que haya algo que te asuste Alice, eres muy valiente.
—Margo te diría que soy más bien imprudente —agregó—. Pero te equivocas si hay cosas que me asustan —Alice no despegó sus ojos de él al decirlo.
—Hay algo que tengo que decirte —el rostro del demonio se ensombreció. Alice tragó con fuerza, había tanto de lo que tenían que hablar. Como siempre parecía que los secretos de Trihel no tenían fin. Se apresuró a negar.
—Puede esperar, necesitas descansar —Alice se mordió los labios, no entendía porque de repente se sentía insegura, ¿le aterraba lo que sea que Trihel tuviera que decirle?—. Tengo que hablar con Gamal.
—¿Sigue aquí? —aquello pareció sorprenderlo.
—Sí, creo que no quería marcharse hasta asegurarse de que estabas bien.
Trihel parecía no creer sus palabras. Realmente su hermano había estado preocupado por él. Después de todo, la posibilidad de que lograsen arreglar las cosas entre ellos ya no parecía tan imposible. No sabía que pensar de Gamal ahora.
—¿Sigues confiando en él? —le preguntó.
—Por ahora sí, es lo mejor que tenemos por el momento, si queremos librarte de ese sello. Ha encontrado algo en el grimorio que tome de la librería, algo que al parecer yo pase por alto. También me dijo algo importante —se detuvo un momento, tomo aire antes de seguir hablando—. Nebiros le pidió que te llevará con vida porque si mueres estando en ese cuerpo tu alma irá al Camino de los Muertos. Tu sigilo ya no solo te ata a al cuerpo humano, también al camino que hacen las almas humanas al morir.
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La Bruja y el Demonio
Paranormal"Toda alma puede salvarse, incluso la del diablo" Él es un demonio condenado a sufrir una horrible maldición que consume su alma. Huyendo de lo que alguna vez fue, ahora vaga por el mundo humano sin esperanza alguna, aguardando el momento en que su...