Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]

C20 | Me sigue la desgracia

No tengo sueño.

Ni siquiera una gota.

Estoy cansada, pero ni aun así logro quedarme dormida.

Dos vueltas más en mi cama y me levanto fastidiada. El cuerpo reclama ese hecho, pues está agotado. Sin embargo, ignoro eso bajando en completo silencio las escaleras hasta llegar a la cocina para servirme un vaso a la mitad de leche. Hace un tiempo leí que tomarla es buena para conciliar el sueño, de verdad espero que eso sea cierto. Justo cuando termino de beberlo, la puerta trasera se abre y el susto me detiene el jodido corazón.

Ando demasiado paranoica.

El hijo de James Potter entra a la estancia sin percatarse de mi presencia, aún tiene puesta la camiseta roja, los jeans y botines negros, la chaqueta de cuero está en una de sus manos en las cuales también veo que lleva las llaves de su vehículo.

Luego de que todo termino desapareció absolutamente del mapa, por la boca de Julietta me enteré de Rean andaba en su moto y que en esa mismo se largaron. No me intereso mucho a donde o por qué en ese instante y en el ahora sigue sin importarme. Aunque no puedo decir lo mismo de la rubia, quién casi le revienta el celular a Doop exigiéndole que le enviase se ubicación.

¿Tóxica?

No, precavida.

Según Carrier su coartada y actual novio ante sus padres tiene algo oculto que no lo deja ser. Lo que ni siquiera sé si eso es verdad, pero ella al ser mi mejor amiga no debo ni tengo porque dudar aun cuando pueda que esté errando.

Aun cuando pueda que esté loca.

Pero en medio de todo eso, admiro mucho el detalle de que aunque el chico pelinegro le guste, no crea completamente en él. Estar enamorada de alguien no significa volverse ciega ante las banderas rojas.

El sonido del frigorífico al cerrarse me saca de mis cavilaciones y me enfoco en el castaño que toma con tranquilidad y sin dejar de verme de una botella de agua.

¿Le debo?

Sí, me respondo mentalmente, sintiendo la espina molesta ante el silencio y omisión del corte eléctrico.

-¿Qué haces despierta a esta hora? -habla, cuando se termina el contenido del envase.

-No podía dormir... -eleve mis hombros.

Sus ojos se quedan fijos en los míos y comprendo que está intentando saber si estoy o no diciendo la verdad.

Imbécil.

No sé qué se cree para poner en duda una contestación tan simple y no tengo tiempo para enojarme por ello debido a la siguiente interrogante que sale de sus labios, dejándome helada.

-¿Tan jodida tienes la consciencia que aún sin energía no logras dormir?

Por un momento me siento como si él estuviera enterado de todos mis secretos, pero al otro me aferro a una vía de salida fácil.

No debería de subestimarme.

-¿Tan desesperado estás por igualar a todos en tu misma línea? -digo con humor, dando dos pasos hacia él-. Recuerda que no soy yo quien tiende a desaparecer de vez en cuando sólo porque sí.

El castaño traga saliva visiblemente incómodo y muerdo mi labio inferior para no soltar a reír.

-¿Me estás reclamando? -la ironía marca su voz.