Observo como Joe patea el balón y anota el gol que nos declara legalmente unos perdedores. Su equipo celebra con gritos y aplausos, mientras que en el mío de ven unos a otros con repudio. Por mi parte me alejo de ellos lidiando con el sentimiento pesado de haber perdido, pero sin darle demasiada importancia.
No me gusta perder.
Pero entiendo que existen batallas que tienen ese resultado incluso antes de empezar. Como cuando el bando contrario posee mayor habilidad que el tuyo, justo lo que paso en este partido de fútbol.
Me avergüenza confesar que solamente he ganado una vez y eso fue porque estaba en el grupo de Dante, Ryan, Marcus y Joe. Dicho acontecimiento jamás volverá a pasar, porque los chicos prefieren perder puntos a soportarse por unos minutos. Según mi madre, ella si era muy buena para este deporte, así que fracase en ese aspecto, porque yo y la pelota no nos llevamos bien.
Julietta trota hacia mí con una sonrisa en el rostro. También estaría sonriendo si hubiera ganado 8 a 1.
—¿Todo bien?
—Todo correcto —digo, haciendo una sentadilla y mis muslos protestan.
—¡Y yo que me alegro! —grita Joe, posándose a un lado de nosotras y extendiéndonos una botella de agua para cada una. Detrás de él, viene Issac—. ¿Por qué Harry no está aquí?
Inevitablemente mis cejas se juntan en confusión, ¿y yo que mierda voy a saber? Abro la boca para pronunciar exactamente eso, pero soy detenida.
—Tenía que hacer unas cosillas, en la siguiente hora estará aquí —responde Carrier—. ¿Extrañas su presencia?
—No es que Issac quiere invitar a Aliss a una cita… —se interrumpe el mismo a mitad de su oración y mira hacia el rubio con gesto de alarma. Este tiene una de sus manos sobre su cara tipo: “La has cagado”.
Mi mejor amiga suelta un carcajada llena de burla y yo no sé dónde esconderme cuando Saucedo me contempla con las mejillas son sonrojadas, esperando a la vez una contestación de mi parte.
—¡TODOS A CORRER! ¿CREEN QUE ESTO YA TERMINO? ¡ESTA EQUIVOCADOS! —la voz de entrenador resuena por toda el área de estadio e internamente doy gracias al cielo por salvarme de esta. Dándole una mirada de disculpas y prometiendo darle una respuesta luego, tiro del brazo de Julietta y comienzo a correr alrededor del campus.
—Le gustas a Issac… —expresa.
—Cállate.
La rubia milagrosamente hace caso y me siento desconcertada por el hecho, pero no lo demuestro. Es muy raro que ella acate a lo que le pido. Siempre suele hacer todo lo contrario.
Como cuando le ordené que no me siguiera y lo hizo de todas formas.
Como cuando le exigí que me dejara sola y se quedó.
Como cuando le rogué que huyera y me ignoro.
Damos 3 vueltas y después nos retiramos a vestidores. Dentro de estos nos llevamos la no grata presencia de Meghan Lerman, quien se pasea de un lado al otro hablando con su grupo sobre el nuevo novio que tiene. La rubia se molesta y me da cierta irritación que Rean haya elegido exactamente a la castaña para conseguir información de la Agencia.
Y es que, ¿cómo es que de tantas chicas en la organización termino cruzándose con ella?
Quiero golpearlo.
—Vámonos antes de que pase algo que nos perjudique —me apresura Juli y la observo sin comprender, lo que la alienta a añadir—. Si la estrello aunque sea un poco contra el espejo nos van a expulsar y no vale la pena.
—Cierto, no lo vale —concuerdo, guardando mi ropa deportiva en el mismo bolso que el de la rubia.
Una vez fuera de ese lugar nos dirigimos a la cafetería central, donde nos encontramos con Dante sumergido en la pantalla del celular, ¿qué tanto ve?
—No lo sé —susurra en respuesta mi amiga y me muerdo el labio para no maldecir el detalle que he pensado en voz alta—. Estoy tentada a entrar en su sistema y quitarme la duda, ¿crees que estaría mal?
Joder, no.
—Mejor, déjalo así —digo, muriéndome por incitarla a realizar lo contrario—. Suficiente con el recién descubrimiento, ¿para que sumarle algo más?
—¿Crees que Dante este dentro de algo como ya sabes qué?
La Sociedad.
Caminamos hacia el dispensador de bebidas y escojo una coca cola, mientras que la rubia un jugo de manzana.
—Mierda, espero que no… —pronuncio abriendo la botella. Sería una completa locura que entre todos nos estemos viendo la cara. Me genera estrés solo imaginarlo—. Pero podríamos revisar los datos de tu ya sabes por cualquier cosa.
—Está bien —asiente y cerramos la distancia que nos separaba del castaño oscuro. Al estar lo suficientemente cerca, él todavía sin recaer en nuestra presencia, por lo que lo rodeamos sin desaprovechar la oportunidad de mirar lo que lo tiene tan distraído. Cuando finalmente logramos revelarlo, volteo mis ojos con exasperación y su prima hace un comentario en protesta debido al juego de guerra que identificamos—. ¿En eso te has perdido? ¡Joder, búscate una novia!
…
Me trago las ganas de mandar a la mierda a los presentes y debo felicitarme por ello. En los últimos minutos me he vuelto una experta en guardarme la necesidad de enviar todo al carajo.
Y eso es un logro.
—Harry, ¿qué te parece mi elección? —la voz aguda de la melliza de Marcus Lerman hace añicos todo pensamiento de alegría en mí.
¿Por qué me pasa esto? No la soporto.
—Meghan —habla Issac, disminuyendo un mínimo grado de mi estrés, puesto que recuerdo que aún no le he dado una contestación sobre su propuesta—. La opinión de Potter no es la única que cuenta. Somos un equipo y debemos establecer un equilibrio para no caer en discusiones. Es el trabajo final de todos, no solo de uno, esto debe presentarse de forma impecable.
Los ojos grises de ella se enfocan en Saucedo, pero antes recaen un segundo en su hermano. Mismo que de inmediato se pone con cara de malo y no puedo evitar que mis cejas se junten al captar que está tratando de intimidarlo.
—¿No te gusta mi elección? —pregunta la castaña.
—No dije eso. Solo que…
—¿Solo que, qué? —lo corta, Marcus.
Hago mis manos puños debajo de la mesa y por un segundo volteo hacia Harry, quien mantiene una actitud indiferente, como si le importase poco que enfrente de su nariz estén degradando a una persona solo por dar su jodida opinión. El alboroto en mi cabeza y el latido acelerado de mi corazón son indicadores de que estoy dentro de una línea roja. No puedo fingir que nada está pasando. No soy capaz ponerme mi mascara de hielo ante este tipo de situaciones.
—Solo que él y yo tenemos voz y voto en lo que respecta a la temática… —mascullo en tono firme. Mis ojos quedan en un punto inexistente entre ambos Lerman—. Y si no me gusta la elección de tu hermana puedo manifestarlo. Justo como estoy haciéndolo. Así que empecemos a buscar un tema en el que todo estemos de acuerdo, ¿vale?
—Exactamente eso —me apoya Saucedo. Los mellizos Lerman posan sus ojos en el espécimen que no ha abierto su boca para nada desde que nos reunimos aquí.
—Concuerdo con Helman —dice, y la forma en que Meghan lo queda observando me hace saber que no esperaba que él estuviera de mi lado.
Media hora después me encuentro en mi habitación navegando en internet y anotando temas que atraen mi atención para realizar en base a ellos la investigación documental. En eso hemos quedado, cada quien busca temas y en la próxima reunión expondremos cada uno y tomaremos una decisión. Cuando termino, me tiro a la cama, recordando que mis padres y sus amigos han salido y que sus planes eran extenderse hasta la cena. Una que prometieron traerme al regresar.
Por lo que oficialmente me he quedado en casa con la agradable –sarcasmo– compañía del primogénito Potter.
—Tengo hambre, ¿puedes hacerme algo de comer?
Ay, no.
Lo invoqué.
—No soy un demonio que puedas atraer así porque si —habla, adentrándose a la habitación.
Mierda, ¿cuándo voy dejar de pensar en voz alta?
Su mirada verde con tonalidades marrón recorrió con rapidez mi habitación y yo hago lo mismo al recordar el sostén que Issac encontró hace un mes. El orden no es una de mis mayores virtudes, pero por lo menos no tengo ropa interior por ningún lado esta vez. Desde donde estoy, se mira más alto de lo que es.
—Como sea —musite restando importancia—. En el frigorífico hay comida de ayer. Caliéntala y ya.
—No me gusta la comida recalentada —suelta el dato como si lo hubiera solicitado.
—Bueno, lamento decirte que no tienes otra opción… —me siento en la cama solo para que me vea encogerme de hombros. La comisura de su boca se eleva en una sonrisa maliciosa.
Algo trama.
Y no me equivoque.
—Creo que si hay otra… —masculla, recostando parte de su cuerpo en el tocador y cruzando los brazos—. Ayúdame a cocinar.
…
Son exactamente las 11:11 pm.
Muchos creen que es el momento perfecto para pedir un deseo y yo no comparto esa idea, pero lo respeto. Ajusto mi cabello, reparando la vestimenta negra que porto a través del espejo. Mis progenitores están completamente dormidos al igual que los de Potter, es por esa razón que cuando dan un pequeño golpe contra la puerta de mi cuarto no debo tirarme a la cama para fingir dormir, sino que me animo a abrir y encontrándome con Harry, quien con solo una mirada indica que le siga los pasos. Viste casi de una forma igual a la mía, la diferencia mayoritaria es que yo llevo botines sin tacón y él simples deportivos.
Abandonamos la casa en absoluto silencio. Desde el patio trasero observo hacia la ventana de mis padres.
Confían tanto en mí.
Y sigo errando.
—No tenemos toda la noche, Li —pronuncia mi acompañante y me sorprende el atrevimiento que tiene de tomarme de una mano acelerando nuestro andar.
Me aguanto la réplica porque posee toda la razón. No me pasa desapercibido el detalle de que me ha llamado Li y no por mi nombre, lo que hace que mi atención se active, debido a que hemos empezado con la misión. Llegamos a la esquina donde un vehículo con vidrios polarizados nos espera, dentro de este se encuentran las As y uno de los chicos desconocidos que sé que forman parte del equipo de ellos. Harry se sube al lugar del copiloto y lo hago lo mismo, pero en el de atrás.
Aria y Aida son el vivo retrato de la incertidumbre. Nadie puede culparlas, porque no hay ningún plan para lo que se viene y solamente las avise que haríamos una reunión y que debían estar presentes. Sus ojos marrones me envían miles de preguntas, pero la serenidad que mantengo en mi rostro las diluye. Mi postura da la impresión de que estoy al tanto de lo que vamos hacer, pero en realidad no sé una mierda.
Varias cuadras más adelante empieza a seguirnos otro carro igual y sin siquiera comprobarlo estoy segura de que en este viene X, el otro chico desconocido, Julietta y Rean. Ambos trasportes se detienen en un auto servicio del lado opuesto de nuestra zona. Estamos lo suficientemente lejos de casa y por el conocimiento que tengo sobre SC pisamos los límites de esta, un par de kilómetros más y llegamos a territorio de la cuidad Oro Rosa.
—Bajen.
La orden de Harry es acatada de inmediato por el chico que conducía. De reojo veo como los del auto contrario descienden también. Las Benedetto me miran y les doy un asentimiento que las hace salir.
—¿Por qué aquí? —averiguo, observándolo por medio del espejo retrovisor.
—Porque es seguro.
—¿Para todos? ¿O solo para la Sociedad? —insisto elevando una de mis cejas—. No me gusta la información a medias.
—A mí tampoco, por eso es que estamos acá —dice, copiando mi gesto—. Vamos a presentarnos como es debido, como debimos hacerlo desde un principio.
Sin darle una respuesta bajo y azoto la puerta con la bastante fuerza que hace que los que están afuera miran en mi dirección. Camino con tranquilidad hacia Julietta, la cual con una mirada me hace saber que de verdad es seguro este lugar.
El silencio se adueña de todo al tiempo que formamos un circulo y un fuerte viento nos envuelve. La posición me hace pensar que si alguna persona observa hacia nosotros, creería que somos una especie de secta y que justo ahora, estamos invitando entes del más allá… El frio hace que frote mis manos sobre la sudadera.
¿Por qué no traje una chaqueta?
—Conformamos uno de los grupos alfa de la Sociedad —rompe el mutismo Rean. El tono que utiliza es autoritario, uno que jamás en lo que llevo de conocerlo le había escuchado—. Hace unos meses nos asignaron liquidar la sede de la Agencia, debido a que estaba metiendo sus narices en asuntos que no debe. Pensamos que todo sería fácil, porque Xavier Miller —señala a X—, tenía tiempo de estar infiltrado. Cada información que recolecto nos sirvió, pero no era suficiente. No podíamos ejecutar un plan, porque nos faltaban detalles claves, así que comenzamos a actuar.
El pelinegro posa su mirada en uno de los chicos que no han dicho su nombre. Es rubio de ojos marrones y este no tarda en hablar:
—Me llamo Thomas Evans y aunque gracias al aporte de Miller poseíamos la ubicación exacta, nos faltaba conocer el patrón y la frecuencia con la que se hacen los movimientos dentro de la organización —hace un cabeceo hacia Harry—. El número de activos, las habilidades y debilidades de estos eran desconocidos.
—Realizamos un escaneo en todo el perímetro, enfocándolo en el género femenino y las edades por las que tiende a inclinarse los rangos de la Agencia —habla este, sus ojos verdes y marrón se centran en Julietta con cierta irritación—. Se supone que a quienes conocíamos estaban descartados y que de los 3 perfiles que encontramos manchados, era más fácil acercarnos al primero… Meghan Lerman.
—Pero por primera vez el estratega se equivocó… —la ironía en el tono de X es palpable.
—¡Errar es de humanos! —lo defiende el chico que hasta el momento había mantenido la boca cerrada. Es pelirrojo como Ryan, pero sus ojos son café.
—Gracias por señalar lo obvio —musita Evans.
—¡Enfóquense! —decreta Rean y ambos se callan dejando continuar a Potter:
—Lerman se convirtió en nuestro blanco. Mientras Thomas y Rafael Larson —señala con la mano al pelirrojo—, hacían el papeleo, nuestro infiltrado seguía su actuación en escarmiento sin levantar sospecha. Rean y yo nos acercamos a la chica para obtener lo que nos hacía falta…
—¿La usan como a un escalón? —lo interrumpe con dureza la rubia. La indignación y la aberración se filtran en su vocalización—. ¿Si quiera lo sabe?
Ninguno de los cinco chicos responde y que no lo hagan, también es una respuesta.
No, no lo sabe.
—¡Hijos de puta! —los insulta y cuando trata de abalanzarse sobre Doop, la retengo—. ¡¿Tiene siquiera una idea de lo horrible que es que jueguen con tus sentimientos?!
No, no la tienen.
—Carrier, nosotros…
—¡¿Nosotros, qué?! —evita que hablen—. Claro que no pensaron en eso… Lo único que está en su mente es culminar la misión y pasar a la siguiente. Los daños colaterales no son importantes si no afectan a los que te rodean, ¿verdad?
Nuevamente nadie de ellos pronuncia nada, no dejo que mi mente piense demasiado en lo que esta pasado, porque no somos nadie para juzgar sus métodos. Cada quien busca una manera de sobrevivir, una forma de ser libre y no medimos si en nuestro afán destrozamos o agrietamos la vida de los otros.
—Juli —susurro para que solo ella sea capaz de escucharme—. Tampoco estamos limpias.
—Cállate —me ordena, quedándose quieta y mirándome con fijeza.
Sabe lo que estoy recordando sin siquiera que se lo diga, el lazo entre ambas nos da la capacidad para comprendernos sin necesidad de que nos expliquemos. Por ello, mi reflejo en sus ojos verdes le avisa de los pensamientos negativos que avasallan mi cabeza, pero los mando lejos y los escondo bajo llave.
No es fácil superar el pasado.
Asimilar que siempre vas a cargar con él.
Pero mientras más te retrases en aceptarlo, tendrás mayor dificultan para enfrentar tu presente.
El asentimiento lento y prolongado que me da y que le imito, es la confirmación de que hemos llegando a una misma conclusión la Agencia y la Sociedad nunca se han llevado bien, sus conflictos son desde siempre y lo que más les pesa es que, por más que quieran negarlo, poseen menos diferencias que similitudes.
Ninguna es totalmente buena, pero tampoco mala.
Las dos organizaciones son un punto medio.
Y uno debe desaparecer.Nota de autora:
Supongamos que mi primer edit quedó bien :3
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Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]
Teen Fiction«No siempre quiero mentir, pero es lo más fácil. Una alternativa mejor que la confrontación». H.C. *** Aliss tiene un secreto. Bueno, uno no, sino varios. Algunos se los busco y otros le llegaron sin aviso, pero a todos ella debe enfrentarlos, por l...