C30 | Lo siento mucho

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Mi madre camina de un lado a otro y debo de respirar profundo para no volver a sugerirle que se siente sobre la tapa del retrete. En lugar de eso, veo el cronómetro en mi teléfono y suelto un suspiro resignada, porque los 5 minutos que piden para esperar por el resultado, están siendo malditamente infinitos.

—Mierda... —digo por debajo, captado la atención de mamá.

—¿Qué es esa palabrita en mi presencia? —puntualiza, acercándose.

Me aguanto las ganas de voltear la mirada y extiendo los brazos para que me abrace. Ella no lo duda, besando mi frente y apretándome con todo su fuerza. No sé si papá le contó lo de la otra noche, pero agradezco que no me presione para que le cuente lo que pasó y lo que sea que me pasa.

Ya no quiero mentirle.

Disfruto de la muestra de amor hasta que la alarma suena, obligándome a soltarla, sus ojos azules se anclan en los míos y le doy una sonrisa cargada de entusiasmo que la anima a buscar la prueba de embarazo.

Esa que dirá si seré ya una hermana mayor.

Esa que confirmará que dejo de ser hija única.

—Es negativa —dice bajísimo, en modo automático me acerco a ella y observo la solitaria línea roja que debería de marcar otra para ser positivo.

—Mami... —trato de decirle algo, pero no encuentro las palabras correctas, por lo que me animo a darle un abrazo, que sin dudar corresponde—. Pueden seguir intentándolo, ¿sí?

—Por supuesto, mi amor —responde en seguida, el brillo en sus ojos me pone alerta—. No vamos a parar hasta que tengas un hermanito o hermanita, ¿vale?

—¡Mamá! —le grito, ante las imágenes que toman mi mente y que me hacen poner gestos disconforme. La carcajada que sale de sí, me hace saber que ese era exactamente su objetivo.

A nadie le gusta imaginar a sus padres tenido relaciones.

Uy, no.

Minutos después salimos del sanitario y encontramos a la madre de Julietta y a la de Dante, ellas también estaban a la espera del resultado. Mamá se queda a hablar con sus amigas, mientras yo decido escabullirme antes de que la Tía Judy me pregunto en donde carajos se metió su hija.

Busco mi teléfono y marco su número, pero soy enviada directamente a buzón. Se supone que la rubia estaba conmigo, eso fue lo que le dijo a sus padres, quienes llegaron de sorpresa a casa para pasar un rato en familia. Están absolutamente todos, no sé cómo lograron coincidir de la nada.

Bajo las escaleras y siento los ojos oscuros de Dante sobre mí, y es que el castaño ya recorrió la casa y no encontró por ningún lado a su prima.

¿Dónde se metió?

Hago como si pienso en algo, girando y huyendo de él cuando lo veo comenzar a acercarse a mí. Sin embargo, al instante me arrepiento porque colisionó contra el pecho de alguien y al observar de quienes trata solo quiero salir corriendo.

Mierda, me las vas a pagar Juli.

—¿Y la rubia? —pregunta, Luke.

—Justo eso estaba por preguntarle yo... —musita a mi espada, Dante.

Maldita sea.

Una cosa es engañar a un Carrier, eso es fácil, pero otra muy distinta es intentar hacerlo con dos.

—¿Julietta? —digo sonriendo, como si fuera alguna tonta y ellos asiente.

No tengo ni puta idea.

Me humedezco los labios, tomándome esos segundos para pensar algo lo sufrientemente convincente que me dé tiempo de encontrarla, pero la voz del primogénito Potter bloque todo y me da cierto alivio.

—Carrier está en la entrada.

De reojo capto su presencia a mi lado y tanto Dante como Luke caminan hacia donde les indicó sin cuestionar. Abro la boca para darle las gracias, pero me doy cuenta que él ya no está.

Mierda.

Desde que le grite no ha vuelto a dirigirme la palabra ni la mirada, ¿estará molesto?

Claro que sí.

¿Debería disculparme?

• 3 •

Oficialmente puedo decir que no dejaré en este parcial la asignatura de matemática y ninguna otra.

La hoja con notas en mis manos lo confirma. Y por primera vez en lo que llevo de estudiando con el grupo, el docente nos felicita a todos. No sólo a uno o a dos, sino a los treinta estudiantes, quienes le dieron la sorpresa de sacarse el puntaje correcto en la prueba de la semana pasada.

Me siento tan orgullosa de mí.

Seguramente mamá va a querer celebrar con algo por esto.

Guardo mis útiles para después levantarme y salir al pasillo en busca de mi mejor amiga, esa que ahora pasa más tiempo con su novio que conmigo, ¿no qué amistad antes que noviazgo?

Pura mierda.

—Lo quiere a él, más que a mí.

—¿De qué jodido estás hablando Aliss? —la voz de Julietta Carrier me pone rígida y es que la verdad es que me estoy haciendo la víctima.

—¿Nada?

Sus ojos verdes me dicen que no me cree y solo puedo sonreír ante su entrecejo junto. Me acerco para darle un abrazo que aunque al principio no corresponde —porque me conoce tanto que sabe que hablaba de ella con Rean—, pero que luego sí.

—Cada día estás más loca —murmura en mi oído, y no lo niego.

Cuando decidimos separarnos comenzamos a caminar hacia la cafetería, al pasar las puertas me doy cuenta de que el lugar está repleto. Todos los años están aquí, las mesas se encuentran llenas y la fila para la comida parece no tener fin y de repente se me quita el apetito con lo que mis ojos captan en un lado izquierdo de la salida de emergencia.

—¡Joder! —suelta Juli pasando de mí para avanzar con pasos rápidos hacia Issac y Harry.

Los estudiantes a dejando a la mitad sus comidas, pues su atención está en los dos castaños que se miran con seriedad e irritación, ¿y ahora qué? Sin darme cuenta estoy caminando hacia ellos, dejando atrás a la rubia. Pero no he avanzado más de tres metros, cuando Harry escupe hacia el piso y se gira para irse. No determina a nadie y se pierde en cuestión de segundos.

—¿Qué diablos pasa? —pronuncie, llegando hasta Saucedo.

—¿Qué va a pasar? Está putamente loco —responde con burla, y no puedo controlar las ganas que surgen de defenderlo, aun cuando no nos hablemos.

—La locura hace interesante a las personas —hablo, cambiándole el gesto divertido—. Lo normal es aburrido...

—No estar hasta cierto punto cuerdo es mucho más adictivo —indica Julietta y una carcajada sale de mí.

—Concuerdo con ello, Carrier.

Issac Saucedo se queda mirándome fijamente como si lo que estuviera viendo fuera una mala broma.

No me conoce.

Y por nanosegundos me siento mal, no quiero romperle las ilusiones o lo que sea que siente por mí, pero tampoco puedo permitirle que se siga haciendo todo mucho más grande, porque eso sería bajo y cruel para él, es por eso que cuando abre la boca y pregunta, no soy capaz de negarle una verdadera respuesta.

—¿Lo encuentras atractivo?

—Sí.

Dos horas más tarde doy un paseo junto a Joe Cooper, Ryan Wells y Juli en el centro comercial, aunque cada quien se perdió en cosas que son de su atención. El moreno se quedó en una tienda de baloncesto y el pelirrojo se estancó a leer la cartelera del cine, mi mejor amiga se metió en una venta de lencería y juro por mi vida que me dio una pena ante las preguntas indiscretas que le hizo a la mujer que nos atendió.

Ella es todo un caso.

Me compadezco de Rean.

Ante la primer oportunidad que mire, no dude en alejarme de ahí, y ahora sé que hice lo correcto. Aplano los labios detallando la imagen frente a mis ojos, y aunque no debería mis manos pasan por este con lentitud. Siento la emoción que me envuelve de arriba a abajo y no puedo reprimir la sonrisa que se dibuja en mis labios.

Es hermoso, me gusta y definitivamente lo quiero para mí.

—Es mío —enuncio buscando mi dinero, sin embargo, cuando mi atención recae en la etiqueta y su precio, guardo todo y salgo de ahí con un terrible dolor de cabeza.

Joder, está carísimo.

Podría pedírselo a mis padres, pero estoy segura de que eso sería iniciar un poco de conflicto entre ellos, porque papá no querrá que me ponga algo como eso, ya que es muy corto y mamá me daría su apoyo total, llevándole la contraria.

—¿No vamos? —indago hacia mi vecino, quien observa las escaleras eléctricas con aburrimiento.

—Por favor, que si me quedo no voy a poner contra las ganas de compra un tickets para ver una película que puedo descargar pirateada.

Le doy un asentimiento y los dos comenzamos a buscas a los otros, una vez los cuatro paramos un taxi que primero a dejar a Joe y luego a Ryan. Al estar solamente las dos, cambiamos de dirección y este nos deja en el edificio de los chicos de la Sociedad, porque debemos ir a recoger unos papeles que Juli recordó que saco de la casa abandonada.

Hace unos días Meghan Lerman fue sometida a un interrogatorio en el que ni yo ni Potter estuvimos presentes. Sin embargo, no dio los frutos que esperamos, ya que la castaña por más que le insistieron no quiso decir nada, por lo que la trasladaron a las instalaciones de la organización y por el momento está fuera de nuestro alance.

Maldita.

La Agencia no ha dado señales de vida y eso se debe a que he estado pasando reportes falsos. X se ha encargado de hacer pasar por alto la ausencia de Lerman y todo está tranquilo, demasiado para ser verdad. Hay momentos como estos en los que creo que tengo una jodida bomba cronometrada e invisible pegada a la espalda.

No me gusta la falsa paz.

—Deberías hablar con Harry... —pronuncia la rubia al empezar a subir los escalones—. Quizás puedas pedirle que busque una forma para que te comuniques con la pulgosa esa.

—Él no quiere hablarme.

—Pues hazlo tú —refuto sin dejar de avanzar—.Somos nosotras las que requerimos de su ayuda, somos a quienes más les conviene obtener alguna información, ¿vale?

—Sabes que no es tan simple, Julietta...

—¿Por qué? Que yo sepa un "Lo lamento" no es el fin del mundo —me interrumpe, volteándose—. ¿O es qué hay algo más?

—Estoy preservando mi orgullo —le sonrió, tratando de evitar el rumbo por el que va la conversación.

—Aliss, a mí no me puedes engañar tan fácil, ¿lo sabes verdad?

Oh, claro que lo sé.

—¿Por qué debería engañarte? —le pregunto fingiendo desconcierto.

—¡Vamos, Helman! —musita elevando sus labios en una pequeña sonrisa—. Miénteme mejor, ¿si?

Volteo los ojos exasperados, paso de ella y no me detengo hasta que estoy frente a la puerta del departamento.

¿Mentir mejor?

Toco el timbre cuando a la rubia llega a mi lado, nuestros ojos chocan y sin desviar la mirada, le doy guiño. Ella me conoce, sabe lo que siento y está complacida con el hecho de estar sacándome de mi zona segura para remarcar lo que no quiero aceptar.

—¿Lo harás, Helman? —pregunta.

—Ya sabes la respuesta de ello, Carrier.

• 3 •

HARRY:

Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora