Rosas y ropa blanca.
Eso para mí es sinónimo de una jodida boda.
Gracias al cielo no es la mía.
Y no, no es porque no quiera casarme. El anillo de compromiso que porto en mi dedo angular derecho es un buen testimonio. Solo que, rechazo la idea de que mi boda tenga lo mismo que la mayoría.
¿Por qué el vestido tiene que ser blanco? Si, el color es símbolo de pureza, fidelidad, castidad y muchas cosas más que contribuyen a una larga tradición, pero creo que eso no debería de definir si soy o no digna de contraer nupcias. A la mierda las costumbres, yo me voy a casar de cualquier otro color menos de ese. No obstante, a pesar de mi repudio hacia esto, respeto y acepto a quienes les gusta.
¿Quién soy yo para juzgar?
—¿No has te ha llamado Julietta? —la voz masculina tiene un tilde de nerviosismo. Dejo de ver el arreglo de la capilla, concentrándome en los ojos negros de Rean Doop.
—¿Por qué?
—Está tardando… No es normal —aplano los labios para no reírme.
—Relájate —sugiero—, no es como que vaya a dejarte plantado.
El chico que es el mejor amigo de mi novio me da una mirada de todo menos dulce, como repuesta volteo los ojos. No entiendo cómo es que las mujeres somos las sensibles, si a los hombres no se les puede dar una broma sin herirlos. Doy unos cuantos pasos hacia la izquierda para posarme a lado del prometido, ese que tiene toda su atención en la entrada. Por un instante mi cabeza piensa que mi comentario ha sido un poco cruel, puesto que la celebración lleva más de 10 minutos de retraso ante la falta de la novia.
Mierda, creo que si me pase un poco, pero la posibilidad de que Meghan Lerman deje clavado a Xavier Miller en el altar es de uno en un millón.
No puedo detallar como fue el inicio de esa relación, porque realmente no pase demasiado tiempo alrededor de ellos debido a la apertura de mi compañía, sin embargo para la mayoría fue una sorpresa —digo mayoría, porque Harry no se mostró signos de asombro—, pues de un momento a otro el pelinegro actuaba de una forma distinta con la castaña y viceversa. Fuera de la burbuja de amor que desprenden, siguen siendo los mismos de siempre.
Lo que es un alivio.
—¿Qué haces si no viene? —le pregunto, escuchando el resoplido de Rean a mi espada.
—Eres una pésima dama… —murmulla, y por un segundo me pregunto si se refiere a yo siendo la dama principal de Julietta o solo por mi cometario.
—Voy a buscarla y la arrastro hasta aquí —contesta serio y rápido. Aunque me gustaría ver a X intentar hacer eso con Lerman, al no logran identificar si es o no una broma, mis cejas se juntan con cierta molestia.
—Si ella decidiese no casarse, respaldaría su decisión…—mis palabras son suficientemente sinceras como para que él ponga sus exóticos ojos sobre mí, debido a la gran diferencia que hay entre mi yo antigua y la actual, la peculiaridad de sus iris no me intimida.
Mi cabeza piensa en una maniobra o algún advertencia para lo que sea que se le ocurra decir a continuación, pero definitivamente no esperaba la sonrisa que se adueña de su rostro.
—Me alegra escucharte decir eso.
—No lo he dicho por ti.
—Lo sé, pero también sé que nunca se lo dirías a ella.
Guardo silencio, porque no es ninguna mentira lo que ha dicho. Mi teléfono vibra y contesto sin leer el remitente. No tengo la oportunidad de verbalizar nada ante la orden que Aida me dan: “Que suele la musiquita”.
Me alejo del novio para acercarme a la orquesta. Una sola señal del instructor basta para que todo empiecen a tocar.
Las personas que seguramente estaban aburridos de esperar se ponen de pie y dan media vuelta a la espera de la novia, pero lo primero que parece son tres niños vestidos de traje con canastillas llenas de pétalos rojos —los gemelos Potter y mi hermano menor o como le llaman los amigos de mi madre una mini versión de mi padre—, detrás de ellos viene una niña que unos de dos años que viste de rojo carmesí en sus manos trae un par de pétalos del mismo tono que su atuendo y su progenitor Marcus Lerman se le adelanta para recordarle que debe tirarlos al suelo, después regresa sobre sus pasos, dejándola sola.
Nadie sabe quién es la madre de la niña, pero todos conocemos que fue capaz de dejarla en la puerta de la casa de los Lerman con apenas 2 meses.
Los menores llegan hasta donde esta Rean y de lejos mueven con insistencia sus cejas hacia mí como saludándome, suelto una carcajada. Actúan como si esta mañana no los hubiese visto y llevado hasta donde Julietta quien se encargaría de que no se ensuciaran hasta la hora de la ceremonia. La niña se queda cerca de Tyler y Larry, pero es Levi Helman quien le se acerca y la toma de la mano simulando ser alguien mayor, espero a que la pequeña se aparte de su agarre, pero en su lugar le extiende los brazos esperando que la levante.
Los ojos azules de mi hermano menor viajan alarmados a los míos, porque después de todo solo tiene 5 años y no debe cargarla debido a que existe una gran probabilidad de que vaya a botarla, le sonrió para tranquilizarlo y le observo suspirar aliviado cuando la niña deja de hacer el gesto y simplemente se queda a su lado.
Las damas hacen presencia luciendo pulcras con el color menta que Meghan eligió, Aida y Aria son las primeras en colocarse detrás de mí, a ellas le siguen Cristiana—la nadie sabe que de Dante— y Julietta, segundos luego finalmente aparece la prometida tomada del brazo de su hermano, Meghan parece sacada de un cuento de hadas y el delineado intensifica el tono de sus ojos, miro de ella hasta X notando la inquietante mirada que este tiene sobre ella.
—Si las miradas desnudaran… —murmura mi mejor amiga y debo morderme el labio inferior para no sonreír.
—Cállate, estamos en un lugar santo —la regaña la pelirroja.
La ceremonia da inicio y me pierdo en mis pensamientos, el sacerdote hace mucho énfasis en la responsabilidad que están por aceptar y casi media hora después ambos se ponen los anillos y pronuncian sus respectivos votos.
El beso que X deja sobre la boca de la castaña es inocente en comparación a la forma en que la observa, aunque estoy lejos de ellos cuando el pelinegro le habla al oído, puedo hacerme una idea de que van sus palabras. Tras recibir la bendición, nos encaminamos a la entrada donde les arrojamos papelillo y al verles subir al vehículo que tiene escrito en colores neones “Recién casado”, corremos hacia nuestros respectivos autos para llegar antes que ellos a la recepción. Por supuesto, primero tomo los gemelos Potter y a mi hermano, una vez ellos están seguros indago hacia la rubia que decido venirse conmigo.
—¿Por qué aparecieron tan tarde?
—Lerman tuvo una visita inesperada —dice, retocándose el labial—. Andrés no respeta ni el día de tu boda.
—Oh, mierda —musito, siguiendo la moto en la que va Rean.
—¡Aliss dijo una mala palabra! —grita Tyler, desde el asiento de atrás—. ¡Le diré a señores Helman!
—¡Y yo le avisare a Harry! —comenta Levi, los gemelos gritan en concordancia como la idea fuese fabulosa.
—Excelente aporte, Levi —lo adula Julietta y por el tono juguetón de su voz, me preparo para su ocurrencia—. Que Potter le enseñe a comportarse como una niña buena.
—¿La va a castigar? —cuestiona con inquietud Larry.
—Solo si ella se porta mal, lo que pasa con frecuencia—responde la rubia— Quizás un jalón de orejas o unas cuantas nalgadas.
—¡No! —la angustia en Levi es palpable—. ¡Que no la golpe, porque eso está mal y le dolerá!
—Estoy segura de que dolor será lo mejor que ella sentirá…
—¡Ya cállate, Carrier! —la interrumpo preocupada de que los gemelos o mi hermano repitan las palabras de la rubia a algún de nuestros familiares. La loca que tengo por mejor amiga ríe y su risa contagia a los niños.
Estacione al lado de un deportivo, bajamos al mismo tiempo y nos ponemos a desabrochar los cinturones de los chicos, quienes sin pensarlo dos veces corren hacia el espacio en el que se ha ambientado juegos para infantiles.
—¡Potter y Helman a sus padres están por allá, repórtense y luego pueden jugar! —les ordena Rean a mitad de camino y ellos le obedecen sin dudarlo.
—No son soldados, son niños —pronuncia Juli cuando estamos cerca de Doop.
—Créeme, sé muy bien la diferencia entre lo uno y lo otro —dice, dejando un beso sobre la mejilla de ella, sus ojos negros dan con los míos y creo ver un poco de remordimiento—. Lamento ser la razón por la que Harry este retrasado, pero…
—No tienes por qué darme explicaciones, una misión es una misión, no hay mucho que hacer para cambiarla —lo corto, no deseo escuchar lo que sé de sobra—. ¿Ya llegaron los esposos?
—No —contesta Aida, apareciendo por el lado derecho junto a su hermana—, creo que se saltaron directamente hasta la luna de miel.
—Luna roja será… —susurra Julietta y le doy un codazo para que se calle—. ¡Ay! Que agresiva, Aliss.
—¿No saben a qué hora viene Rafael? —cuestiona Aria.
—Harry aceleraría las unidades, todavía no se ha reportado —informa Rean con un tono neutro.
Por segunda vez en el día, debo morderme el labio para no reír.
Preocupación disfrazada de indiferencia.
El trabajo que está ejecutándose es de grado A y su concertación supone un mérito clave para todo el escuadrón bajo el mando de Doop. Los ojos verdes de mi amiga colisionan con los míos y ambas comprendemos la actitud de su novio. Él debía quedarse para resguardar la seguridad de todas las personas que asistirán a la celebración y los demás irían a cumplirán la misión, pero aunque lo que hace también es importante, no puede evitar sentirse tenso.
—¡En menos de 5 minutos llegaran los novios! —grita Ryan Wells, bajándose de una motocicleta. El tarje azul marino que lleva resalta el color de sus ojos, la información que ha dado nos hace movernos hasta el espacio del reservado.
Capto a mis padre y a los de Dante en una mesa, les saludo de largo y continuo caminando hacia el pequeño escenario con música de Bruno Mars a todo volumen, llego a las escaleras, pensado en las palabras que usare para avisarles que en cuanto entren los recién casados deben gritar y tirar de los lazos que cuelgan del techo, sin embargo, quien termina gritando soy yo cuando un brazo rodea mi cintura y posteriormente tapa mi boca con su mano libre.
—Cinco años y continúas sin mejorar esos reflejos, Helman —decreta con cierto grado de humor, su sola voz es como un estabilizador para mis sentidos, esos que ya tenían un movimiento previsto para desviarle el tabique o joderle alguna área importante.
—Cinco años y sigo odiando que hagas eso, Potter —expreso, soltándome de su agarre y volteando para observarle.
—¿Lo siento? —sus ojos brillan al colisionar con los míos.
—Imbécil.
Mi prometido no viste nada que pueda considerarse idóneo para una boda. El detalle no es que este todo de negro, sino que porta un chaleco antibalas, arnés y el comunicador, puedo asegurar que si empieza a quitarse cada pieza del equipo podre encontrarme con más de tres arma en su poder. Todo lo anterior, me hace pensar que acabando el trabajo decidió presentarse en la celebración.
—Correcto, Aliss —me reafirma como si leyera mi mente y se quita el auricular—. Aunque desentono, ningún invitado podrá negar que el sujeto con uniforme operativo luce malditamente sexy, ¿verdad?
Le doy un asentimiento rápido y dejo un beso casto en su boca, sintiéndome encantada con la tontería de Harry. Ahora que está aquí, puedo dejar de fingir que no estaba preocupada por su ausencia.
—Creí que no llegarías a tiempo —confieso, abrazándole.
—Por un minuto, también lo pensé… —habla, dejando su barbilla sobre mi cabeza—. Pero no podía permitirme que mi prometida bailara con otro hombre.
Una risa boba se me escapa al imaginarme usando ese pensamiento como motivación.
—¡Madura, Harry!
—Bien, me prometí que estaría a tu lado en la recepción sin importar que tan veloz tendría que manejar al terminar la misión, Thomas se quejó como nena y Rafael se cambió de ropa en asiento trasero —explica—. Olvide por completo pasar en el departamento y traer vestimenta adecuada…
El sonido de los aplausos roba mi atención de sus palabras y es cuando recuerdo lo que tenía que hacer antes de él apareciera.
Soy un desastre como dama.
—Oh, no.
—¿Qué pasa?
—Olvide el papelillo.
—Déjalo, yo me hago cargo —la voz de Rean, me hace voltear a mirarle —ni siquiera había notado que se encontraba aun lado de Harry—, el pelinegro realiza una extraña señal que los soldados que el matrimonio Miller invito entienden, y como si estuviesen programados para siempre seguir las órdenes del futuro sucesor de la Sociedad, en menos de dos minutos todos están tirando de las cintas y todo se ve envuelto en una lluvia de papelitos plateados.
La cara de sorpresa de Meghan y desconcierto de X es digna de fotografía. Esta parte de su entrada no les había sido avisada. Ambos caminan hasta la única mesa en la que hay solo dos sillas, Aria y Rafael se posan a un lado de ellos en cuanto los invitados empiezan a acercarse para felicitarlos y entregarle los obsequios.
Thomas, Joe y Ryan ya están ubicados en el espacio que se ha reservado para nosotros, ese al que empezamos a dirigirnos hasta que somos intersectados por Dante Carrier.
—¿A quién se le ocurrió esto? —indaga, pasando las manos por su cabello en un intento de quitar el papelillo.
—¡A mí!—revela Julietta, tomando de la mano a Rean—. Nada mal, ¿verdad?
Su primo le da un cabeceó y la rubia junta las cejas con intriga. Definitivamente a Dante, no le ha gustado, no obstante es incapaz de decírselo. En su lugar, se aleja tan pronto como llego. Los cuatro lo miramos acercarse a Cristiana, la dama que nunca se presentó a los ensayos, y ponerse a conversar.
—No sé quién, pero no me cae —declara mi mejor amiga y asiento en acuerdo.
—Tóxicas… —dicen al unísono Rean y Harry.
—Tóxicas y todo, pero aun así van a casarse con ellas —puntea Aida, rebasando nuestro paso hacia los chicos y sentándose al lado de Ryan, al estar lo suficientemente cerca pregunta para nuestros prometidos—. ¿Mentí?
Ninguno de los dos es capaz objetar y eso la hace reír, su risa es contagiosa porque al segundo siguiente todos estamos imitándola.
El nuevo matrimonio tiene su primer baile y después se sirven los alimentos, el segundo es una pieza dedicada al esposo, casi me voy de boca al ver la vestimenta que escogió Meghan para hacer la coreografía que practicamos más de un mes. “Esa mujer está loca”, murmura Aria y su gemela cabecea en apoyo. Para el tercer baile, la pista queda abierta y la mayoría se levanta con sus respectivas parejas, de modo que en la mesa solo quedamos; Rean, Julietta, Harry y yo.
Creo que ha llegado el momento.
Los ojos verdes colisionan con los míos y entiendo perfectamente la mirada intensa que me da. Los chicos nos propusieron matrimonio el mismo día, ninguna de las dos sabía las intenciones del otro, por supuesto que no fue en el mismo sitio ni siquiera a la misma hora, nunca supimos cuánto tiempo pasaron planeándolo, pero todos —nuestros familiares y amigos— estaban enterados de que al regresar a nuestras casas tendríamos un bonito anillo de compromiso. Muevo la cabeza tratando de alejar el recuerdo emotivo de Harry hincado en su rodilla y con una caja de terciopelo abierta entre sus manos: “ Aliss, ¿me contarías cada uno de tus secretos por el resto de la vida?”, por supuesto que la gente el restaurante no entendió la inusual propuesta.
Las miradas desconcertadas no se hicieron esperar, pero poco me importo al momento de afirmar con la cabeza y tirarme a sus brazos. Una sonrisa se adueña de mis labios, y mi mente trae a conciencia la decisión que tanto Juli como yo hemos tomamos desde hace meses, el castaño claro nota mi sonrisa y cuestiona:
—¿Están escondiéndonos algo?
—Tenemos una idea… —digo de inmediato.
—Una idea de ustedes puede significar problemas —señala el pelinegro, ganándose un codazo de parte de la rubia—. Lo siento, ¿de qué va la idea?
—Es sobre la boda —en cuanto la última palabra abandona mi boca, ambos se acomodan el sus asientos, reprimo mi carcajada ante la tensión en sus hombros, desde que les dimos el “Si” evadimos cada tema referente a la celebración, no obstante ellos tampoco hicieron mucho por sacarlo a relucir.
Quizás estaban dejándonos procesar la información.
—¿Qué les pasa? —les pregunta Carrier—. Ni que fuéramos a decirles que ya no vamos a casarnos.
Rean le da una mirada mordaz y Harry traga grueso, el comentario no les ha hecho gracia.
—Estábamos pensando —continuo—, que se ha doble, que no tenga blanco ni rojo y que sea menos ostentosa que esta. Algo muy pequeño, solo familia y amigos cercanos, lo que equivale a unos... ¿Veinte invitados?
—¿Una boda doble?
—Sí, ¿les agrada la idea?
Los dos comparten miradas y asiente como si hubieran esperado eso de nosotras. No obstante, hay cierta duda que ponen de manifiesto al hablar.
—¿Están seguras con lo de muy pequeño? —el desconcierto esta apoderado de la vocalización de Doop, Harry ladea la cabeza hacia la izquierda analizándonos.
Casi puedo escuchar sus pensamientos: “¿Pequeño? ¿Desde cuándo te gustan las cosas así?”.
—Chicas… si es por el costo —dice, pero la mirada que le doy lo hace callar.
El primogénito Potter eleva las manos en señal de obediencia. Volteo hacia Julietta, indicándole que es su turno para informarle la otra parte de la idea que maquinamos.
Esa que es la razón por la que renunciamos a una celebración del tipo bullicioso.
—No es por el dinero —musita en voz baja, mientras me aseguro que ningún extraño este escuchando o siquiera observando hacia nosotros—, sino porque mi hermano no podría asistir si hay tantas personas.
La comprensión se acentúa en el rostro de ambos y estoy segura que los recuerdos sobre el primer hijo de los Carrier escalan y se proyectan en sus consciencias, porque eso pasa en la mía. Un motón de imágenes que dejan una sensación agridulce en todo mí ser. Ninguno de los cuatro va a olvidar el gran desastre que oculta la ausencia de Luke en nuestras vidas.
Lo que es otro secreto que guarda.
—Entonces, ¿están de acuerdo? —averigua Julietta.
—Creo que ambas conocen la respuesta… —expresa Harry.
Es un sí, de ellos siempre tendremos un sí.• 3 •
Espero que les haya gustado este especial, fue solo un vistazo de lo que es la vida de nuestros personajes ahora que ha pasado el tiempo, está es la última vez que escribo sobre estas parejas, 🥀.
Dejé datos que serán de relevancia en un futuro, les quiero e invitó darse una vuelta por mi perfil, en donde pueden a encontrar otras historias en las que me estaré concentrado, 📚.
Ly, 🖤.
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Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]
Roman pour Adolescents«No siempre quiero mentir, pero es lo más fácil. Una alternativa mejor que la confrontación». H.C. *** Aliss tiene un secreto. Bueno, uno no, sino varios. Algunos se los busco y otros le llegaron sin aviso, pero a todos ella debe enfrentarlos, por l...