HARRY:
El camino es estrecho y está lleno de tela araña. Todo está oscuro y silencioso, la lámpara en mi mano ilumina el espacio por el que nos guía Meghan Lerman, se supone que nos lleva a centro de la Agencia a la primera habitación que se muestra al bajar el elevador.
Thomas y Rafael se han quedado en el cuarto de cámaras esas en las que no se ve una mierda, porque mi sistema botó todo energía dentro del subterráneo. Lo más extraño es que en las cuatro paredes no había absolutamente nadie, como si todos se han movido para ver algo mucho más interesante. La información que Miller consiguió el tiempo que ha pasado dentro de la Agencia se pasa una y otra vez en mi cabeza, son casi 100 agentes activos sin tomar en cuenta los únicos varones que se encargan de entrenamiento y escarmiento.
La Jefa, fundadora de la organización y según lo que recolecte su nombre es Delta Fox tiene 31 años y dos hijos que concibió por medio de inseminación artificial, se su dirección, las malditas propiedades que posee y hasta su jodido número de pie, al lado de otros datos personales. También tengo el de cada uno de los agentes que fueron reclutados para la misión que tiene como objetivo captura a las Li y As.
En mi laptop esta la mayor información y de está he resaltado los puntos frágiles que van a llevar a pique a la contra, y ese quiebre se dará justo cuando me asegure que la vida de Aliss Helman y sus desquiciadas amigas estén fuera de todo esto e incluso de la castaña que va frente a mí, porque su presencia ahorró el trabajo de volver a activar el jodido el elevador de la pastelería.
La luz eléctrica a este punto seguro ya volvió, lo que no volverá es la entrada o salida de lugares que requieren de medios para subir o para bajar, tampoco se puede hacer uso de internet y las cámaras aunque parezcan estar activas se encuentran apagadas. Ninguna seguridad está realmente activa, por lo que no hay nada que detenga el sistema que sigue robando y borrando datos de las computadoras de esta organización.
—Es aquí —dice, deteniendo sus pasos y volteando a vernos.
—¿Qué demonios esperas para abrir? —le gruñe Rean, desde que llegó no ha hecho más que ladrar órdenes.
Meghan pone los ojos en blanco, apagando su lámpara y tomando la daga que guardo en su costado. Al segundo siguiente presiona un pequeño botón, y al igual que la primera vez que la vimos hacerlo, ningún sonido se oye al abrirse y es ese detalle, el que nos permite observar el panorama que se desarrolla dentro de la Agencia.
Maldita sea.
Hay casi un total de 20 cuerpos regados por la habitación que seguramente en un inicio era en su totalidad de color blanco, pero que ahora tiene un rojo por doquier, parece la escena de alguna película macabra. Mis ojos no se detienen demasiado en eso sino en las dos chicas que rodeando un cuerpo de forma protectora y mantienen su atención del lado superior del que nos encontramos.
—Alguien está ahí… —susurro Aria y el asentimiento de Lerman, me anima a guardar la lámpara y sacar mi arma, de reojo, capto como los demás me imitan, antes de volver a mirar hacia ese sitio que me hace que mi corazón se acelere y que tema que salga de mi propio pecho.
Mierda.
La hija de los Helman se encuentra bañada en sangre y algo me dice que no es solamente la de sus enemigos, eso me hace recorrerla de pies a cabeza, encontrando la herida que tiene en el muslo derecho, esa que es lo suficientemente profunda para requerir puntos. Su piel esta sin color, pero no es eso lo que me deja helado sino su mirada.
Vacía.
—¿Es Julietta?
El tono angustioso de mi mejor amigo hace que ponga los ojos sobre el cuerpo que las chicas rodean, ese que me es difícil adivinar de quién se trata porque no hay ni un solo mechón de pelo que no esté teñido de rojo.
Sí, es ella.
La prima de los Carrier.
Como si Rean me leyera la mente pasa de mí aun cuando es casi imposible que dos cuerpos avancen en un pasillo tan pequeño. Sin embargo, el pelinegro lo logra antes de correr hacia donde está caída la rubia y sin dudarlo lo sigo, una vez afuera apunto hacia el espacio que tiene la atención de Aida y Aliss.
Hay 5 personas.
Entre estás Delta Fox, la cual se mantiene con una sonrisa de superioridad hacia las chicas en el suelo. Le apuntó y tiro del gatillo importándome poco que lo que caída de un líder único en una organización enemiga representa, al instante sale Xavier con dos armas en mano, las cuales tampoco duda en usar al disparar a la cabeza de los restantes.
—Con fuego es más fácil —dice con burla, pero en está ocasión ni siquiera le doy un asentimiento para que sepa que estoy de acuerdo.
Camino hasta donde están las chicas, observando como mi amigo sostiene en sus brazos a Carrier, escucho como Aida le dice que está inconsciente y que hay que ir a un hospital lo más pronto posible y luego veo a la pelirroja elevar sus brazos hacia alguien detrás de mí, el cual pasa corriendo para estrecharla con fuerza, mis pies se detiene cuando estoy enfrente de la chica que me hizo parte de sus mentiras y que también me mintió. Esas que compartió parte de sus secretos conmigo intentando librarse de ellos. Sus ojos azules no dejan de ver hacia el lugar donde anteriormente se encontraba de pie la mujer que la tomo como moneda de cambio —esa que se tomaba el atrevimiento de obligar a las personas a entrar y permanecer dentro de su organización—, lentamente me pongo sobre mis rodillas sin dejar de verla, y no es hasta que estoy por completo en el piso que su mirada azul colisiona —como tantas veces lo ha hecho ya— con la mía.
No obstante, por un instante deseo que no hubiera pasado, porque no soporto el nivel de dolor que transmite, no aguanto el cómo sin palabras me grita sus miedos, su inseguridad y la culpa que siente hacia todo lo acontecido.
Me he enamorado de una chica con piezas perdidas y aun así, la quiero a ella y nadie más.
Mi chica está rota.
—Aliss... —musito y de repente no sé muy bien que decirle o qué hacer.
Pero al parecer ella si sabe qué hacer, porque sin dejar de mirarme se acerca borrando el espacio entre ambos. Cierra sus ojos y junta por primera vez nuestros labios, en un beso lento y suave que no soy capaz de rechazar aun cuando la sensación que me embriaga es agridulce, segundos después la castaña se aleja pronunciando algo para luego caer inconsciente sobre mí.
—Yo de verdad… Lo-o siento.
Yo también lo hago.
• 3 •
ALISS:
El olor a hospital hace que arrugue mi nariz e intento mover una de mis manos para frotarme los ojos, pero el dolor y el escozor en esta me detiene, haciéndome soltar un gemido lastimero, ese sonido es el impulso que me obliga a abrir los ojos.
Estoy en un hospital.
El techo, cada objeto en la habitación y la bata blanca que tengo puesta me lo gritan, pero mi cabeza no es capaz de identificar en cuál.
—¿Qué mierda hago aquí? —en cuanto la pregunta sale de mis labios, los recuerdos vienen a mí como un huracán, y el que más me perturba es el de mi mejor amiga.
Juli.
Quito la sábana que me cubre y arranco los aparatos que tengo conectados y que hasta ahora detallo. Al no ver zapatos en el piso de color crema, pongo un pie sobre este y lo helado del mismo aumenta todavía más mi ritmo cardíaco. Eso no me detiene de hacer el amago de levantarme y caminar, lo que si lo hace es el malestar que me recorre al poner mi peso sobre el pie derecho, intento no caer, sin embargo queda en eso, porque termino besando el suelo y probando el sabor de mi sangre, me tocó el muslo llenándome de algo líquido que sin verlo sé de qué se trata, apoyo la otra mano en el azulejo para levantarme, pero lo único que logró es causarme una punzada que me deja sin aliento, porque en la palma tengo el vendaje que esconde otra herida.
—Maldita sea... —mascullo, y los ojos se me llenan de lágrimas debido a la impotencia.
Todo lo hago mal.
Soy un fiasco.
—¡¿Qué demonios?! —la voz masculina me hace saltar de susto y enfocó al dueño que entra en la habitación con rapidez al verme en el piso, trae en manos lo que creo que es dos capuchinos y los deja en una mesa cercana, antes de venir por mí y con mucha delicadeza me eleva dejándome sobre la camilla—. ¡¿Estás loca?!
Sus ojos verdes con tonalidades marrones me recorren de pies a cabeza y suelta una maldición al observar el estado de mi pierna.
—Joder, te abriste los punto —dice, pasándose una mano por el cabello en un gesto desesperado—. ¿No podías esperarte unos segundos? ¿Dónde diablos pensabas ir?
—¿Julietta está...? —hablo y la pregunta muere en mis labios, ya que me doy cuenta que no soy capaz de terminar de pronunciarlo, pero Harry me comprende.
¿Está viva? ¿Bien?
—Sí, dos habitaciones te separan de ella. Despertó antes que tú —informa, mirando al aparato que estaba conectada, luego vuelve a enfocarme—. ¿Quieres ir a verla?
Asiento, pero luego niego, lo que hace que me observe con las cejas juntas, me muerdo el labio inferior con indecisión, y aun así le pregunto:
—¿Cómo está?
¿Cómo quedó?
—Bien, ninguno de los exámenes que le aplicaron a nivel cerebral muestra anomalía —revela, y me permitió soltar el suspiro que tenía reprimido—. Ni siquiera una leve lesión, sin embargo, tiene vendas en la cabeza, le cortaron el cabello porque debieron hacerle unas cuantas puntadas... —por segundos dejo de oír, al imaginarme la expresión de horror que debió poner la rubia con la noticia. Todo por nunca dejarme sola, todo por siempre estar para mí—. Fuera de eso, está bien, ¿quieres que te lleve con ella?
¿Estará molesta? ¿Triste? ¿Impotente?
La respuesta me la doy yo misma y es un rotundo "No", la conozco bien como para saber que no me dirá nada que pueda hacerme sintiera mal, sino todo lo contrario. Va a actuar como siempre porque así es la naturaleza de Julietta, nuestra amistad es grande y estamos para apoyarnos mutuamente, pero la balanza siempre se inclina hacia mí porque soy la que más arrastra a la otra a los problemas, y eso nunca va a importarle a ella.
Pero sí a mí.
Es algo que me está carcomiendo desde adentro, y que hasta no aprender a lidiar con ello no puedo enfrentarla, porque siento que no merezco tanto cariño de su parte, aun cuando sé que yo haría por ella lo mismo.
—No.
—¿No? —la confusión es palpable y me queda viendo como si una nueva herida se abriera justo en mi frente, lo ignoro acomodándome en la camilla e internamente pido para que no cuestione nada, no obstante, eso es lo que hace—. ¿Por qué?
Porque no estoy lista, porque no estoy emocionalmente bien.
—Eso, ya no es de tu incumbencia, Potter.
Mi tono es frío y cruel.
El impacto de este en el chico frente a mis ojos es lo suficientemente grande como para endurecerle la mandíbula y que me dé una mirada cargada de enfado, espero a que pronuncie algo que iguale mi repentina actitud, no obstante, simplemente me da un asentimiento duro, que lo proceso como un: "Como digas, Helman" y después sale de la habitación dejándome completamente sola.
Lo siento.
Quiero decirle, pero no lo hago.
Las lágrimas que se acumularon en mis ojos salen y no las detengo, porque me encuentro sin fuerzas para ello, mientras lloro mis ojos recaer en un par de folder sobre la mesa que se mantiene a un lado de la camilla y me limpio las manos con las sábanas antes de tomarlos.
Al empezar a leerlos siento que podría gritar de la felicidad, cada línea de los documentos son los informes que tanto las As como nosotras entregamos en la Agencia, y la última página es un soporte que testifica la salida de cada una de la organización, en la cual quién sea que desee buscar algo sobre las misiones que realizamos o cuando fuimos objetivos no va a encontrar jamás nada, porque en el sistema de está que colapsó y este no dejo ni un sólo rastro de nuestra presencia.
Lo logró.
Cumplio su promesa.
El recuerdo de la promesa de Harry y el del beso que le di antes de caer en la inconsciencia me saca nuevas lágrimas, porque he sido una completa malagradecida, le mentí y lo trato como seguramente nadie lo ha hecho. Me lo imagino intentando explicarles a mis padres y a toda la familia lo que hemos pasado, en lo que estuvimos metidas desde hace tiempo, en los secretos que les oculte, la sola idea me genera pánico, porque temo a sus reacciones.
¿No qué salir de la Agencia sería libertad? Entonces, ¿por qué siento que sigo nadando? Mejor aún: ¿Por qué siento que me ahogo?
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Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]
Teen Fiction«No siempre quiero mentir, pero es lo más fácil. Una alternativa mejor que la confrontación». H.C. *** Aliss tiene un secreto. Bueno, uno no, sino varios. Algunos se los busco y otros le llegaron sin aviso, pero a todos ella debe enfrentarlos, por l...