C10 | Objetivo, torpezas y apagones

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—¡Tenemos tres malditas horas para hacer el trabajo! —habla Julietta entre nerviosa y segura.

Le doy un asentimiento para que sepa que la he estuchado, mientras trato de avanzar sin empujar a ningún individuo bajo lo que sea que estén consumiendo en este momento y lo haga actuar como un auténtico troglodita. Ambas atravesamos los andenes que hay entre las mesas que dan una gran pista de la gente moviéndose de un lado a otro.

Mis ojos se quedan en una pareja que se besa apasionadamente e ignoran su alrededor. Deje de observarlos y disminuyo mis pasos al ver una mesa desocupada, sin embargo la rubia me detiene de acercarme.

—Pero… ¿Qué mierda? —la volteo a ver molesta.

—Olvide mencionarte que nosotras tenemos pase VIP —dice emocionada—. ¡Vamos! ¡Vamos!

Me jalo y arrastro hacia la zona privada, algunos nos quedaron viendo sorprendidos y la mayoría nos ignoraron. Y eso, es un ejemplo del por qué en las fiestas te pueden joder rápido, ya que todos pueden ver pero nadie hace nada.

Mi amiga conversa con el tipo que está al pie de las escaleras, le muestra unas tarjetas y de inmediato nos deja subir. Los escalones tienen forma de espiral, lo que le da un aspecto al local elegante y sofisticado. Desde la segunda planta la música no se oye tan fuerte y también hay una pista —no tan grande como la abajo—, nos adueñamos de una mesa posicionada en centro, gozando de una buena vista de todo el lugar.

Hay muchísima gente dentro de la pista principal. El Djs se encuentra moviéndose de aquí para allá en su mundo y debo admitir que mezcla de sonidos en muy buena lleva una capucha negra, lo que me impide ver su rostro. Algunas personas están en sus respectivas mesas conversado o comiéndose los labios de su acompañante. La gigantesca barra está completamente al borde del desbordamiento y los bartender están saturados, igual que los meseros.

— ¿Lo encontraste? —cuestiona mi hermana de corazón, atrayéndome a la realidad.

—No —respondo veloz. Ella sonríe negando y yo igual—. Ni siquiera recordaba porque estábamos aquí... ¿Y tú?

—Tampoco, pero creo que es ahora de comenzar a llamar la atención —sugiere y agrega preocupada—. Aunque no demasiado.

Julietta también está vistiendo ropa oscura y usa delineador, lo que hace que sus ojos verdes resalten de sobre manera, haciéndolos ver extraordinariamente seductores y maquiavélicos. Muchas mujeres para lucir y sentirse bien, necesitan andar de tacones altos o de vestidos cortos, muy maquilladas, pero nosotras no, simplemente tenemos que sentirnos cómodas y ya. Las dos para esta ocasión teníamos que lucir y sentirnos así, más perras de lo que normalmente somos.

Y me refiero a perras en el buen sentido de la palabra.

Nuestro atuendo es clave para el plan que inicialmente habíamos elegido, ese que presento un grave problema, puesto que el club está tan lleno, que existe mayor probabilidad de que alguna persona nos reconozca. Así que decidimos mover algunos movimientos; el primer paso es encontrar al blanco, el segundo es llamar su atención, el tercero atraparlo y el ultimo hacerlo mierda de la manera más sana y buena posible.

El objetivo vendrá a nosotras.

Nos levantamos con la intención de bailar un poco, mientras que por los parlantes suena la voz de Ariana Grande con lo que parece ser una mezcla con Dua Lipa.  Bailo con la rubia y a pesar de que no estamos en este sitio para disfrutar, me siento bien en este instante. El VIP es espacioso por lo que cuando regresamos a sentarnos, no debo de lidiar con los cuerpos que se quedan en la pista.

Un par de chicos se acerca para invitarnos a una bebida pero los rechazamos, otros dos le imitan y pasa lo mismo. Necesitamos atraer la mirada de nuestro objetivo y esta es una forma rápida de hacerlo.

Está comprobado.

—Buenas noches, señoritas—habla un nuevo chico. Pongo mi vista en él, olvidándome de mis pensamientos—. ¿Puedo invitarlas a algo?

—¿Cómo invitarnos a un hotel para probar algo más que bebidas? —pregunta atrevidamente la segunda hija de Judy Mendoza.

Y aunque su tono es normal, su actitud es señal para mí.

Es hora de actuar.

—Liebe, hast du den grund verloren?  —pronuncio en alemán, desviando hacia ella una mirada con fingida sorpresa.

—Es tut mir leid, aber er ist gut aussehend —se justifica, sonriéndole al chico.

—No entiendo que dicen —expresa él y casi me rio por cara que pone—. Pero muchas gracias, tengo novia.

Idiota.

Los ojos del chico viajan hacia el lado opuesto del nuestro, quedándose en una mesa ubicada en un ángulo que brinda hasta cierto punto privacidad y dice:

» Yo solo soy un mensajero, el tipo de chaqueta y expansiones quiere compartir un tiempo con ustedes —tanto mis ojos como los verdes de mi amiga examinan al mencionado, y es exactamente como lo describió el archivo que nos entregaron con sus datos—. Es él quien les hace una invitación.

— ¿Y que tiene para ofrecer? —muestra interés Julietta.

—Bueno, la verdad es que no tengo ni puta idea —le responde y rasca su nuca con nerviosismo—. Sin embargo, aparenta tener los recursos suficientes para cubrir sus deseos.

No solo aparenta, puede hacerlo.

—Eso promete —masculle con fascinación—. ¿Cuál es su nombre?

La sonrisa victoriosa que se formó en los labios del chico pareció mucho a la de un amigo ayudando a otro con un ligue o la de un cazar-recompensas imaginando lo que cobrara por lo logrado.

—Blake Fox —informo lo que ya sabíamos.

—Blake —saboree el nombre como si fuera la primera vez que lo escuchaba.

Carrier y elevó su mano derecha haciendo un saludo hacia nuestro objetivo y este le respondió con una sonrisa, ella decreto:

—Es mío.

—Entonces, ¿irán a su mesa?

—Por supuesto que sí.

• 3 •

No sé cómo mierda dos horas después termine en el baño sosteniendo la gran melena azul de una desconocida.

—¡Me siento muy mal! —articula antes de volver a vomitar. Observo mí alrededor en la busca de ayuda, pero lo que encuentro me deja desconcertada.

—¿Pero qué mierda...?

—¡Hay que irnos! —decreta mi mejor amiga, pero no puedo dejar de mirar el objeto en sus manos—. Esto va a ponerse feo.

—¿Cómo es que…?

—Aida se lo acaba de quitar —interrumpe, señalando a la chica de cabello rojo que entra detrás de ella—. Tenemos que salir inmediatamente.

Desvíe tratando de procesar la información. Técnicamente la misión estaba lista, pero no bajo los métodos correctos.

Mierda.

Al momento en que nos ubicamos en la mesa de Blake Fox desarrollamos nuestro plan tan bien que no podía ser cierto. Todo estaba perfectamente calculado. Solamente debíamos encontrar una forma para quitarle ese reloj de oro rojo que rodeaba su muñeca izquierda e irnos. Pero la llegada de dos chicas lo cambio todo.

Aida y Aria Benedetto.

Ellas tenían como objetivo a nuestro objetivo.

En cuestión de segundos nos dimos cuenta que algo en ambas no andaba bien, por lo que tratamos de entablar relaciones amistosas con ellas para confirmar nuestra sospecha. Y aunque no fue nada fácil, porque estaban bastante cerradas en su papel de "Conquistadoras", y fue en el décimo trago de absolut que confesaron.

La confirmación de que eran parte de la misma mierda que nosotras, me saco de rango, pero sin importar lo raro que resultase que le hayan dado una misma misión a dos parejas, debíamos concretar lo ordenado. Pero cuando tratamos de pactar un trato con ellas, Aria estaba borracha y con náuseas, razón por que la traje al baño, mientras Julietta y Aida esperaban nuestro regreso.

Está claro que no esperaron.

Me alejo de la peliazul y con la mirada le pregunto a mi compañera: "¿Por qué dejaste que hiciera esa mierda?”. Los ojos verdes de la rubia me contemplan irritada, dejándome muy en claro que ella intento detenerla y no funcionó. También que tiene unas ganas de arrastrarla por todo Fantastic hasta dejar el piso brillante.

—¿Qué vamos hacer ahora? — cuestione dejando de lado las ganas de putear a las gemelas y un suspiro de frustración se me escapa porque sí hago eso, se Julietta también hará de las suyas.

Y créame ambas molestas somos un verdadero peligro para la Sociedad.

En este caso para las Benedetto.

—Hay que salir de aquí —logra pronunciar Aria. Tiene la cara empapada y su blusa negra también.

—¿Cómo hacemos eso? —indaga con preocupación Aida.

Julietta Carrier rueda los ojos en gesto de: "Eso lo hubieras pensado antes maldita pendeja."

—¿Cómo saldremos de aquí? —repitió.

Bufé contraída y para ahorrarme el: "Mejor desaparece de mi vista antes de que te zarandee." Recurrí a lo que más usa mi padre: El sarcasmo.

—No sé, ¿quizás volando cómo Superman? ¿En la nave de los Guardianes de la Galaxia? —la cara de Aria me hizo saber que estaba considerando las ideas que decía—. ¡Mejor aún! Caminando con nuestros pies hacia la puerta.

Dos minutos más tarde tome el artefacto aparentemente normal del chico Fox y salimos del baño. Julietta y una Aria más sobria se dirigieron hacia el lado derecho, mientras que Aida y yo el izquierdo, este nos llevaría nuevamente a nuestro objetivo.

—¡Actúa normal! —le ordene y la pelirroja asintió.

De reojo capté a Blake hablar con un tipo que escuchaba y asentía, parecía que le compartía algún chisme misterioso. Pero la realidad es que le informaba la situación, para cuando ambas llegamos a la mesa dejaron de hablar.

—¿Y las otras? —preguntó.

Yo señale con la cabeza hacia el sanitario, analizando el rostro de su acompañante.

—Está en el baño —respondió Aida—. La otra chica está muy tomada.

— ¿Con la otra te refieres a tú hermana?

—Cuando está tomada no es mi familia —aseguro, tomando asiento y llevándome con ella. El tipo nuevo se sentó en el sofá pacíficamente,

Todos dejamos salir una risa tensa por el comentario, y con esa risa el ambiente no volvió hacer el mismo, porque las luces de neón se apagaron, dejando todo quedo en penumbra. Los gritos de emoción y miedo hicieron eco por el lugar.

—¡Un apagón!

—¡¿Quién me tocó las nalgas?!

—¡¿Dónde está mi teléfono?!

Esto tampoco lo vi venir.

No hice ningún movimiento, no la verdad no esperaba un puto apagón.

De todas las cosas que podía pasar para impedir nuestra salida victoriosa, no pensé en un fallo enérgico. Quedé petrificada en el sofá acolchado y sentí como varias personas empezaron a moverse, y solo me imaginé mi captura.

Al cazador siendo cazado.

Ni Blake ni su amigo o lo que sea se movió y si lo hicieron no lo percibí. Me pregunté: ¿Dónde estará Aida? Si ella logró correr, pues felicidades y que mala onda por dejarme aquí sola, pero ¿y si la agarraron? ¡Ay, mierda! Que no sea eso, ¿y sí que el objetivo nos leyó y ahora nos quiere retener para su conveniencia? ¿Julietta y Aida habrán podido salir? ¿Ya serán las nueve con veinte? ¿Ya me pase de la hora de mi permiso?

Papá y mamá me matarán.

Si es que salgo viva de aquí.

Entonces aprecié como una mano que me tomo de mi brazo y mi instinto me obligó a gritar, sin embargo las palabras que soltaron en mi oído, me hicieron enmudecer, una mezcla de miedo y alivio me envolvió todo el cuerpo.

—No seas estúpida y mejor guarda silencio —por el tono ronco que supe que era un varón—. Cuando te diga corre, corres hacia la izquierda y bajas por las escaleras de emergencia. Ya abajo, buscas la última puerta de evacuación está escondida al lado derecho de la barra, ¿vale?

Asentí.

—Bien —emitió satisfecho de mi sumisión—. Después me explicas toda está mierda… Ahora: ¡Corre!

Me levanté en cuanto quito su mano de mí e luego hice lo que me fue ordenado. Corrí como una loca, pase trastumbando a varias personas, y choque con una que otra mesa, agradezco que en ningún momento colisione con la barandilla, porque de haber sucedido estaría muy muerta. Llegué a las escaleras de emergencia a oscuras, escuché perfectamente como muchos gritaba diferentes frases, en cierto punto mientras bajada las escaleras oí un: ¡No dejen que nadie salga!

Y volvía a pensar en mis compañeras y en mi mejor amiga.

¿Lo habrán logrado?

—¿Aliss?

Me detuve automáticamente y volteé a ver arriba, por donde había bajado, es una lástima que los seres humanos no tengamos vista nocturna, porque lo único que logré enfocar fue oscuridad.

—¿Aliss?

—¡Cállate Carrier! ¿Quieres que nos maten? —la reprimieron en tono bajo—. ¡No está aquí, hay que seguir buscando! ¡Sigue caminando por el amor de Dios!

—¡Maldición! —se quejó—. Estoy segura que la escuche.

—Necesitas un psicólogo —le dijo Aida.

—Tú lo necesitas, yo no tengo problema con la bebida.

—Por favor, guarden silencio —pidió Aria.

—No estás a cargo, piérdete.

—Piérdete tú.

—¡Mierda! ¿Quieren hacer silencio? —ordene y todas enmudecieron—. Gracias… Bueno, ahora que estamos las cuatro, ¿qué hacemos?

—Tenemos que dividirnos, las gemelas por un lado y nosotras por el otro —determina, Julietta—. Nos reunimos mañana en el parque central, quien no se presente es porque lo atraparon, ¿les parece?

—¿Quién se llevará...? —comienza con su interrogante Aria, pero la interrumpí.

—Ustedes lo tendrán y para salir van a tomar el lado derecho de la barra, en ese lado hay una puerta de evacuación escondida —expliqué—. Desaparezcan rápido, nosotras seremos las distracciones, ¿vale?

—¿Y sí algo sale...? —pregunta Aida, es ahora Carrier quien corta el habla de la gemela.

—Sí algo sale mal, dejan eso y ya — informa. —Lo importante aquí, es nuestra propia vida. Lo primordial es salvar tu pellejo y el de tu compañero que se joda la Agencia y las reglas, ¿entienden?

—Ahora sí, nos vemos mañana —pronunciaron las gemelas a coro—. Mantengamos contacto, peleen si es necesario y cuídense mucho, ¿vale?

—Vale, ahora largo.

Ambas chicas pasaron rápidamente por mi lado, y segundo después moví la mano para tomar la de Julietta, las juntamos como cuando éramos niñas y nos dimos un pequeño apretón.

—Ojalá que está mierda no se ponga peor y si lo hace, que no nos separamos por ningún motivo…

—Porque juntas actuamos mejor —completo por ella.

• 3 •

Tomadas de la mano bajamos lo que restaba de las escaleras y cuando nuestros pies tocaron el piso, se hizo la luz. Nuestro primer instinto fue correr, pero no lo hicimos, ya que al tener electricidad de vuelta, será demasiado sospechosos correr como locas hacia la puerta principal. Al lado de la barra había bastante gente, pero no notamos la melena de ninguna de las gemelas, y eso nos tranquilizó de sobremanera.

Con tantas cosas en la mente decidimos pasar un rato más en el lugar, pero sin movernos de la barra, el ambiente había vuelto hacer el de un principio, nos soltamos el cabello y tratamos de pasar desapercibidas, por una sola razón: ya teníamos lo que queríamos de nuestro objetivo y ahora sólo queríamos disfrutar.

Y sí que lo hicimos.

El DJs hacia una mezcla de dos canciones de Hardwell nosotras bailábamos como locas, nos imaginábamos en el escenario haciendo la entrada con Power, pero entonces la rubia, quien se movía al ritmo de cada golpeteo, quedo estática y activo su modo hoja papel al 3mil.

Mi primer pensamiento fue:

El objetivo nos encontró.

El segundo pensamientos fue:

Tratará de sobornar a la compañía, y al ver que le valemos mierda nos matarán.

Y el tercero:

Jamás conoceré a mí posible hermano o hermana.

—Es hora de irnos —gritó Juli, pero no me moví ni un poquito, tomó mi brazo y me saco rápidamente de la marea de personas bajo distintos efectos.

¿De qué nos servirá correr? ¿Deben de tenernos rodeadas? ¿Por qué no nos fuimos cuando tuvimos la oportunidad?

Soy una estúpida.

Corrección, somos unas estúpidas.

En un loco arrebato de miedo a la muerte, grité:

— ¡Te amo muchísimo mamá y papá! ¡Hermanito o hermanita no te conozco, pero te amo! ¡A mi novio también! ¡Te amo, Narniano!

La gente de alrededor me quedo bien feo y otros ni voltearon, Julietta me sacudió un poco más fuerte y sentí que casi me zafa el hombro, por lo que me quejé de dolor.

—¡Ay! —me queje y mi mejor amiga soltó mi brazo, poniéndose frente a mí, molesta con el pelo en la cara y las cejas juntas.

—¡¿Pero qué burradas estás diciendo?!

Hasta ese momento repare en algo, no había ningún tipo atrapando nos como pollos en corrales, ni nada. No había nada.

—¿Nada?

Giró sus ojos y se dispuso a comentarme lo que había mirado, a quien había creído mirar. Al comprender el porqué de su actitud anterior, fui yo quien rodó la vista. Julietta hasta alucina con su crush. Estaba por decirle que su actitud es infantil, cuando escuchamos decir:

—¿Son ellas?

—¡¡Son ellas!! —la afirmación acelero mi corazón—. ¡Agárrenlas, maldita sea!

—¡A la mierda! —fue lo primero que salió de mis labios y Carrier volvió a tomar mi brazo, empezando a correr. Aventamos a la gente y poco nos importó, lo que teníamos en mente era escapar de estos tipos, los cuales venían a unos pasos detrás de ambas.

—¡Maldición, son rápidos! —gruñó mi amiga y yo asentí de acuerdo.

Estábamos por llegar a las escaleras, cuando las luces volvieron a desaparecer. Quedamos a los pies y tropezamos cayendo de un sólo al piso, rodamos un poquito, pero no nos soltamos ni un segundo. Cuando nos paramos un único pensamientos cruzó nuestras mentes, salir de aquí. Comenzamos a caminas y hablamos en voz baja, hasta que Julietta se puso histérica, diciéndome que ya estábamos muertas.

— ¡Guarda silencio, mierda! —demandé nerviosa. Yo también tenía miedo, pero trataba de mantener la calma y la esperanza de encontrar el camino hacia la derecha de la barra.

—Maldición —se apegó a mí y la sentí templar—. Camina hacia la ruta de evacuación —sentencio en tono bajo.

Puse los ojos en blanco.

— ¿Acaso quieres que me quiebre el culo, pendeja?

—Usa tus malditos ojos de gata y sácame de aquí —se burló—. Sé que te aprendiste el plano, sé que puedes lograrlo.

Asentí aun sabiendo que no podía verme. Y aun no sé cómo mierda terminamos llegando a la barra, pero sí que estoy agradecida. Porque desde ahí el camino fue más fácil de hacer, en cuanto pasamos la puerta escondida en el lado derecho de la barra, dimos con un callejón y dos chicos con capucha negra con cigarros en mano nos observaron.

—Hasta que salen... —no detecte alivio en esas palabras—. ¿Nos vamos?

—Tiene que ser una maldita broma... —dijo la que se apellida Carrier, sin dejar de ver a ambos jóvenes.

—Aunque parezca, no lo es —le respondió el otro chico.

El primero que había hablado soltó una carcajada burlona, tiro el cigarro y lo piso, se quitó la capucha revelando su rostro.

—Son las 9 y 55, Helman —musito en tono neutral—. ¿Nos vamos o quieres que tus padres te castiguen?

—¿Tú llevas a Helman y yo a Carrier? —curioseo Rean, Harry movió su cabeza en gestó de total aprobación.

Julietta y yo negamos pero de nada sirvió. Ella se fue con Rean —alias su crush— y yo con el primogénito Potter.

Perfecta Mentirosa © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora