—Golpe, abajo, golpe— una fuerte y gruesa voz se escuchaba desde las alturas, el dueño de esta observaba cada minucioso error y seguía dando órdenes sin dudar— esquiva, gancho derecho.
El adolescente hace lo indicado y derriba a su entrenador.
—Muy bien— se podía escuchar la agitada respiración del chico, este mantenía su mirada fija en su entrenador, su pecho subía y bajaba en sonoras respiraciones— levántalo.
Finalmente le tiende una mano al mayor y lo ayuda a levantarse.
Era un soldado, sólo acataba órdenes.
—Bien hecho, tienes un descanso de cinco minutos, mientras tanto escoge tus armas—el chico asiente y toma una botella de agua que había sobre la mesa de vidrio a su costado, le da un pequeño trago y luego la deja en donde estaba.
Toma sus cuchillos arrojadizos y juega con ellos en sus manos, calcula el peso ya que eran nuevos y no había tenido la oportunidad de probarlos, lo que menos quería hacer en ese momento era cometer un error.
—Comienza— el chico se acerca hacia su lugar y mira su objetivo, suelta un pequeño suspiro y lanza, dándole en el pecho del maniquí, pero eso no era suficiente para impresionar a su padre.
Así que no duda en apuntar a la cabeza, y a pesar de la situación, una arrogante sonrisa se forma en sus labios, sin más lanza el cuchillo dándole en el entrecejo. Alza ambas cejas satisfecho y mira el último cuchillo en sus manos.
Harry iba a darle en el mismo lugar que en el anterior, pero un zumbido en su oído izquierdo lo desconcentra a la hora de lanzar y el objeto punzante se clava en el ojo derecho del maniquí.
Mierda.
—Debes perfeccionarte, entrenarás durante cinco horas más, no comerás hasta que termines— finalmente la mirada del chico se eleva hacia a su padre y le asiente, no replicaría, nunca lo había hecho y también estaba de acuerdo con el hecho de que debía perfeccionarse a sí mismo.
Y aúnque pudiera tener opiniones distintas la mayoría del tiempo, jamás las diría en voz alta.
—Cuenta con eso— una sonrisa orgullosa se forma en los labios del adulto, sin duda la nueva generación de los Styles dejaría muchas bocas abiertas.
Harry se había vuelto un soldado de calidad, perseverante, neutro, casi sin corazón.
Sólo obedecía a su padre, era implacable en lo que hacia y estaba seguro que ese año ellos se llevarían el título, su hijo ascendería y trabajaría oficialmente junto a él.
Uno de los mejores sicarios, era un futuro bastante prometedor.
Sólo debía derrotar a los hijos de las familias contrarias, pero para su diamante en bruto eso sería pan comido.
Era un pequeño tratado de paz al cual habían llegado, cada cinco años se enfrentaban y un solo participante sobreviviría, de cierta forma todo eso evitaba que se aniquilaran mutuamente, la familia ganadora se llevaría una gran cantidad de dinero y la preferencia de los grandes peces gordos, era todo un negocio.
La última vez los Grayson se llevaron el gran premio, pero este año sin duda sería diferente.
Joseph Styles se da media vuelta y entra a su morada, dejando a su hijo Harry entrenar solo.
Sin duda no era el único que se estaba preparando arduamente para la gran batalla.
En la mansión de los Tomlinson, se encontraban padre e hijo entrenando, el mayor lo observaba mientras bebía un vaso de Whisky, seguía cada movimiento del ojiazul para encontrar una debilidad, pero para suerte del menor hasta el momento no había ninguna.
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Traitors |Larry Stylinson|
FanficPara mantener "la paz" entre las diez familias de sicarios más reconocidas del país se decidió que cada cinco años se realizaría un coliseo en donde un miembro de la familia se enfrentaría a los otros elegidos. Ese año se enfrentarían los primogéni...