Traitors |Larry Stylinson|

Capítulo 30.

Al día siguiente Louis se aseguró de dejar a Harry descansando durante un par de horas más, entrenarían solo la mitad del día y luego indicaría que se tomaran el resto del día libre.

Pero sin duda cumplió con aquello que le había comentado ayer al ojiverde, ese día Louis entrenó con Liam y le reventó la cara a golpes.

Harry era fuerte y más ágil que Liam, sí.

Pero Louis era más estratégico y rápido que Harry, había sido totalmente la perdición del ojicafé.

Cuando el último golpe de Louis lo derriba, entiende porque había sido golpeado sin piedad.

—No vuelvas a golpear a Harry cuando esté despistado, lo haces una vez más y te corto las manos.

Liam a penas escuchó eso dejó caer su cabeza contra el pasto, necesitaba un descanso urgentemente.

Louis les dió el resto del día libre y se dedicó a tomárselo también. Cuando entra a la cabaña y aun estaba ese silencio, entiende que Harry aun no se había despertado, sería una buena ocasión para sorprenderlo con un buen desayuno.

Tendría que leer una de las revistas de recetas que tenía el ojiverde en algún cajón de la cocina.

Bueno, ¿qué tan difícil podría ser?

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Harry se despierta esa mañana por el extraño olor que había llegado a su nariz, era un poco desagradable.

Se levanta de la cama y frunce su ceño al notar que el despertador no había sonado, era más tarde de lo que esperaba y Louis no estaba cerca.

Con sus pies descalzos avanza por el pasillo y va directamente hacia la cocina, el ojiverde se sorprende cuando ve al ojiazul apoyado contra la encimera mientras veía una masa seca y quemada sobre un plato, la miraba como si no entendiera porqué estaba así.

—¿Qué estás haciendo?— Louis voltea a mirar al rizado y suelta un suspiro, haría el ridículo si lo decía.

Ya podía escuchar a Harry riéndose. 

—Intenté hacer un queque, pero se quemó.

—Oh, ¿por qué intentaste hacerlo?

—Quería cocinar algo para ti.

Sorprendentemente las burlas de Harry jamás llegaron, simplemente se acercó para rodear la cintura de Louis con sus brazos y luego dejó un cálido beso sobre una de sus mejillas.

—Podemos cocinar juntos si quieres— tan solo la invitación aceleró el corazón del ojiazul, claro que quería.

—Sí, genial.

El ojiverde asiente, deja otro beso en el cuello de Louis y se separa de él, para limpiar algunos implementos y dejar todos los ingredientes a mano.

Louis no puede evitar pensar que es bastante afortunado de tener a Harry a su lado, cada día su corazón le confirmaba que había tomado el camino correcto y haría lo que fuera necesario para proteger lo que tenían.

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Ambos estaban acurrucados en el sillón mientras comían el queque que habían preparado juntos, sin duda había quedado buenísimo, también tenían vasos con jugo natural de frutillas y Louis se sentía tan a gusto.

Estaba seguro que nada podría acabar con esa felicidad que estaba sintiendo en ese momento.

Que equivocado estaba.

Fuertes golpes contra la puerta de la cabaña los hace ponerse ambos en alerta.

—¡Louis, abre la puerta! ¡es urgente!—la voz de Niall es reconocida por el par y el ojiazul va a abrir de inmediato.

Niall se veía alterado, en su mirada se podía detectar la preocupación, entre sus manos tría su laptop.

—¿Qué sucede?

—Rastreé todos los vehículos que utilizan como lo hago cada día y cinco de ellos están en movimiento, vienen hacia acá, llegarán en un par de días.

Louis lo entendía, utilizaban vehículos especiales para ese tipo de sucesos, así podían pasar la frontera sin ningún problema, era solo cuestión de tiempo que ellos descubrieran el lugar en donde se habían estado escondiendo.

—Bien, tenemos que prepararnos, iremos a encontrarlos, podremos usar el bosque a nuestro favor.

El ojiceleste asiente y retrocede para luego darse media vuelta y correr, debía buscar a Zayn y Liam para avisarles lo que estaba por suceder.

Louis voltea a mirar a Harry, el momento había llegado.

—Cinco vehículos, Louis, son muchísimos.

—Estaremos bien, ¿sí? Confía en mi— Harry asiente y suelta un gran suspiro, de un momento a otro se sentía aterrado.

Habían escapado de ellos, para evitar que la confrontación sea tan luego y ahora, es como si el tiempo se hubiera ido con solo un soplido.

Se enfrentaría a su mayor temor, tenía que hacerlo.

—Este no era el momento que pensaba para darte esto, pero ya que estamos en una situación complicada— la voz de Louis lo trae de vuelta al presente.

¿De qué estaba hablando?

—¿Mhm?

—Ayer te dije que tenía algo para ti— el castaño abre el mueble en donde estaba apoyado el televisor y saca una pequeña caja de madera— no sé si lo notaste, pero te faltan un par de cuchillos.

Claro que había notado que le faltaban cuchillos, pero no se le había ocurrido que Louis había tenido algo que ver con eso.

—Créeme, si lo noté.

—Bueno, los tomé y los modifiqué— le entrega la caja a Harry y este alza su ceja izquierda antes de abrirla con cuidado.

Habían cinco cuchillos en su interior y al lado de estos un pequeño control remoto que se le hacía brevemente familiar, parecía que ya había recordado.

—Hace un tiempo habías dicho que te gustaría tener cuchillos con explosivos, son tuyos.

El rizado suelta un suspiro, vuelve a cerrar la caja y la deja en el sillón que estaba detrás de él, Louis los había hecho para él.

—Ven aquí— abre sus brazos e inmediatamente el castaño se resguarda en ellos— podemos escapar una vez más, antes de que lleguen, no es necesario enfrentarlos de inmediato.

Louis niega, no quería escapar, si comenzaban a hacerlo, estarían escapando por el resto de sus vidas y eso realmente no sería vida.

—No podemos seguir escapando.

—Si te soy sincero, tengo miedo— Louis tiene la sensación de que su pecho había sido llenado con piedras, no lo dejaba respirar.

Le dolía escuchar a Harry así.

—Estaremos bien, lo sé.

Harry simplemente se mantiene en silencio, aferra con más fuerza sus brazos alrededor de Louis y besa su cabeza un par de veces.

Sólo tenía miedo por Louis, no quería perderlo, quería huir.

Lo quería hacer porque tenía un muy mal presentimiento y lamentablemente, rara vez se equivocaba.

No le agradaba ese sentimiento en su pecho, las ganas de llorar incrementaban con el pasar de los minutos. No podía decirle a Louis que sentía que todo iba a salir mal, lo desanimaría y no podía darse ese lujo.

Por primera vez, Harry esperaba estar equivocado.