36. Venganza

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Aravis

Todavía escuchaba el sonido de los disparos en mis oídos, no había podido dormir, soñaba con sangre, y como esta me cubría por todas partes y me perseguía. Creo que el temor comenzaba a volverme loca, y luego de ese encuentro con Kasher Nederlands sabía que las cosas iban a ponerse bastante feas. Él tenía armas que nosotros no, y una de esas era la sorpresa. Su mente trabajaba como un auto a ciento ochenta kilómetros por hora, nos iba a llevar a todos por delante. ¡Maldición!

Y es que los anuncios de muerte no podía tomármelos a la ligera, por más subjetivas que fueran las visiones de Eronnis, todas tenían su verdad. ¿Y si la muerte de todos estaba en manos de Kasher y no de las mías? ¿Y si estaba peleando una guerra doble en donde iba a perder de todas formas? El temor comenzó a tragarme, movía la pierna nerviosa debajo de la mesa, ya me había clavado las uñas una y otra vez en la parte interna de mis palmas. ¡Pero la ansiedad no disminuía, no se iba! Solo sabía que el peligro estaba ahí, tan cerca que lo sentía respirándome en la nuca.

—¿Todo bien, gobernadora? —Salí de mi cabeza cuando escuché la pregunta del abogado del Círculo, era un hombre entrado en edad, con el cabello lleno de canas, y una barriga que no podía ocultar debajo de esa camisa de lino azul que llevaba. No sabía de la existencia del hombre hasta ese momento, parece que todos los asuntos legales eran únicamente tratados por Tahiel, siendo que era el máximo jerarca.

—Si, lo siento. ¿Me decía? —pregunté, queriendo sonar lo más educada posible.

Los ojos del hombre me seguían a todas partes, solo quería que terminara, que se fuera; que me dejara ahogarme en mis preocupaciones.

—El señor Hannover me ha enviado, para que firme estos papeles, para la custodia legal de la menor de edad: Tammy Wolgah —anunció.

Fue entonces cuando todos los temores se me dispersaron, y me concentré en el hombre, quien sostenía un sobre en sus manos, ¿Tahiel había realmente hecho eso por mí? No pude ocultar la emoción cuando mejoré mi postura, sentándome de forma recta y dándole mi imagen más profesional al señor delante de mí.

—Dado que ambos son gobernadores —informó, sacando los papeles y poniéndolos delante de mi —. El proceso se pudo agilizar muchísimo más rápido, solo debe firmar estos papeles y serán sometidos, pero puede estar segura que con la firma del líder serán aceptados al instante.

Asentí. Tomé los papeles, les di una rápida leída encontrando mi nombre y el de Tahiel, como los responsables legalmente de Tammy, las letras eran demasiadas pequeñas, y muchos papeles; por lo que terminé tomándolos todos, y firmándolos uno a uno, mientras se los pasaba al abogado. Al terminar, sonreí.

—Gracias, ¿señor?

—Coleman, Erikson Coleman —me repitió, seguro se había presentado al inicio y ni lo noté —. Gracias a usted, su alteza —Hace una reverencia, toma los papeles ordenándolos y se levanta —Mañana a primera hora, le haré llegar la legalización.

Asentí, y me despedí con un asentimiento de cabeza. Lo vi desaparecer, mientras la realidad regresaba. Me levanté del escritorio, faltando una hora para el medio día, me había acostumbrado al ritmo de trabajar para el Círculo, no es como se hiciera la gran cosa, más que firmar, mirar, y hacer informes diarios y semanales de las situaciones, y de la comarca que estaba a mi cargo.

Al momento de salir de mi oficina, mi adjunta me cayó detrás. Le di un guiño amistoso a mi prima encubierta, caminaba entreteniéndome con el sonido de mis tacones chocando ligeramente con el mármol. Desde su oficina, vi como Tahiel me observaba salir de las instalaciones, se las sostuve hasta que las paredes de cristal nos separaron.

Sangre  |  Círculo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora